7.8.15

No hay trabajo suficiente; hay que espabilarse amigos

No hay trabajo, no lo habrá ya nunca en la misma manera a como existía antes de la crisis sistémica. Lo saben y nos lo disimulan. Nos engañan en las encuestas que nos cocinan para hacernos creer que tenemos recuperación, pues los restaurantes están llenos de clientes que SÍ tienen trabajo. La Ministra nos llega a decir que 3 de cada 4 puestos de trabajo son fijos e indefinidos. Todo es mentira, sin dejar de ser verdad. Pero nos quieren convencer (y lo logran) de que ya estamos mucho mejor.

Suman en esa afirmación anterior a los funcionarios de todo tipo, a los trabajadores de las grandes empresas, a los autónomos y a los millones de españoles que efectivamente no han terminado en el desempleo con la crisis. El resto, jodidos. Que también son millones. 

Estamos saliendo de la crisis en datos macroeconómicos, que ya es algo y efectivamente podría ser peor. Pero en datos microeconómicos estamos igual de jodidos pues las personas que han tropezado no se logran levantar. Un país que permite que durante seis meses viva una familia de siete miembros debajo de un puente en el centro de Zaragoza (cientas o miles en todos los puentes de España y si hay dudas preguntar en Madrid a los servicios sociales), sin limpieza ni condiciones, sobreviviendo de pedir por el día y de rebuscar en las basuras por la noche, no debe ser considerado un país occidental en el siglo XXI. O tal vez si, y simplemente es que yo no me sepa adaptar.

No es el caso de una familia, son la situación de muchos cientos de ellas sin familia que les tape el drama. Son el caso de miles de jóvenes viviendo de sus padres y con 35 años, el de miles de familias complementando o viviendo de las pensiones de los abuelos. Pero es verdad, mientras tanto las playas están llenas y los restaurantes sin mesas. ¿Y no se puede hacer más, que no sea la acción social, la caridad, la ayuda urgente? ¿Eso es todo lo que se nos ocurre? 

Estamos en guerra pero el enemigo sonríe y no lo parece. No morimos de balazos, de momento, sino de necesidad e injusticia. ¿Cuantos millones de jóvenes en España ya no se han podido emancipar cuando les correspondía por ley de vida? ¿Cuanto tiempo tienen que esperar todavía? ¿Cuando pagaremos esa equivocación vital para cualquier tipo de sociedad que nos venden engañándonos como un éxito en la gestión? La mayoría de nosotros, cuando pasamos por encima del Puente de Juan Pablo Bonet, no queremos mirar hacia abajo. Pasamos rápido no nos vayan a pedir limosna.

6.8.15

Reírse está bien, excepto si se ríen de nosotros

El humor suele ser esa mala lecha contenida que casi todo lo explica sin tener que cabrearse nadie. Ferrán Martín vuelve a dar en la diana del triste humos inteligente.

El CIS, los indecisos, Podemos, los flojeras y un funeral

El CIS publicado ayer, es simple como un consomé de ave. Todo claro, sencillo de masticar y cura a casi todo el mundo que tiene el estómago revuelto. Lo de Grecia está funcionando perfectamente para meter miedos. Nada como ver en cuello ajeno lo mucho que puede apretar si te equivocas de correaje. Y los indecisos que son miedicas han tomado buena nota.

Que los indecisos del PP -los que se le quedaron en casa en las municipales- se han acojonado, es básico para entender que estén dejando de votar a Ciudadanos. Eso y que Ribera ya no es tan novedoso y tampoco es que esté demostrando maravillosas ideas nuevas. Sumado a una buena venta de la recuperación económica antes de tiempo pues toca correr, son los elemento clave para entender que el PP ascienda.

Entre los indecisos del PP hay funcionarios, jubilados de paga media o alta, mandos intermedios, desclasados y flojeras. Pero ellos prefieren vivir casi bien y con las narices tapadas, antes que jugar a ser griegos aunque solo sea de pensamiento. Es decir, son los que creen que en Europa todavía se nos quiere.

En el otro lado está un Podemos que es una mezcla de grupo mareado, indecisos entre ellos mismos, sopa de letras y grupos que no saben si van o vuelven, se unen o se apegan, se disuelven o se separan. No saben si suben o si bajan, si quieren o incluso si no se quieren ni entre ellos. Y eso molesta incluso a los que estaban dispuestos a quererlos. Las gentes de Podemos siguen creyendo que es mejor solos que acompañados de los que ya han demostrado que son de izquierdas, no vayan a confundirse ellos mismos. 

El PSOE del que hace un año a lo sumo se podría pagar mil duros de los viejos, está que no se lo cree. Sigue creciendo sin hacer nada que no sea lamerse mal las heridas propias, y poniendo cara de ser "Los inevitables". Ya se habla de hacer acuerdos entre el PSOE y Podemos, y de volver a ser tan prepotentes con el resto de la izquierda, como ha sido siempre. Ojo, no es igual el PSOE con Podemos a Podemos con el PSOE.

Nos queda eso sí, asistir con mucho respeto al funeral de IU y UPyD, no sabemos si incinerados o en nicho, y que siempre quedarán como los que lo intentaron hasta incluso lograr tener unas encuestas muy subidas de tono, pero que sufrieron en ambos casos el ver nacer a un primo hermano que se les comió los mocos. Hacerse amigo de los primos después de que los han zancadilleados no es nada fácil. Para ninguno de los primos.

5.8.15

Telecinco es el termómetro electoral más barato

El Partido Popular y Telecinco se parecen mucho. Ambos insisten en una programación floja, basurilla, siempre criticada, pero..., cada encuesta mensual ambos ganan al PSOE o Antena3. Algo no entendemos bien los españoles.

Yo no haría más encuestas de intención de voto. Con ver los resultados mensuales de audiencia de Telecinco tendríamos bastante. Mientras los espectadores no cambien, nada cambia en España. Pero asumiendo que nada tienen que ver Telecinco con la política, pero si mucho con la sociología del indeciso que es quien de verdad cambia los gobiernos.

Los que nos dedicamos a la política nos creemos que somos lo que logramos que nuestro partido suba o baje, se mantenga o se estrelle. Es falso. Da igual lo que hagamos en la gestión política. Lo que importa, solo, es que suba o baje Telecinco, la Sexta o La 2. Da igual el tipo de programación mientras la sopa de toda ella logre el resultado que les importa a los italianos y a la publicidad. En política lo cambiaríamos por: " a los alemanes y al capital", pero es lo mismo.

Todo el mundo dice que la mejor cadena es La 2 y luego La Sexta. Pero en realidad la que se lleva más espectadores, publicidad y aplausos escondidos es Telecinco o el Partido Popular, que se parecen mucho sin tener nada que ver. Mientras en España no veamos mucho más otro tipo de televisión, no tenemos cambio a la vista. Pero no se trata de que la vea usted o yo. A nosotros ya nos dan por imposibles. Se trata de que cambien de opinión los indecisos que al final son los que dan con el dedo al 5 sin saber qué soluciones tienen para nada. 

Lo sabe Podemos; acabado el chollo de la tele queda rezar para que te saquen en todos los canales posibles, al menos para que no se olviden de que existías en la esperanza colectiva. Y si no, que se lo pregunten a Carmona, que iba para Alcalde de Madrid y se ha quedado en concejal del Grupo Mixto, sin derecho a mesa.