8.8.15

No vendas ejemplos, vende experiencias

No vendas ejemplos, vende experiencias. Explica si acaso tus formas de resolver problemas, pero antes pon en situación a quien te lee o escucha. Cada problemas es diferente, cada persona somos totalmente diversos. Lo que sirve para alguien no tiene que servir para los demás, pero si somos conocedores de las herramientas que otras personas han empleado para ser más felices, resolver problemas o avanzar en su vida, tal vez eso nos pueda ayudar a conocer más posibilidades.

Somos muy débiles, todos, por eso necesitamos casi siempre la compañía de otras personas, que alguien más nos apoye y nos vaya acompañando por los caminos. Todos somos así de débiles, aunque a algunos no se les note. Pero ser débil, además de ser normal es también parte de las soluciones. Siempre que no confundas ser débil con estar aterrorizado, atenazado por los problemas. Ser débil es simplemente ser normal.

Educa tus formas de reaccionar, controla las emociones negativas, aprende a pensar en positivo, nunca tengas una conducta violenta ni de palabras o gestos, sonríe, no esperes de la gente que te rodea sin abrazarte que te trate bien pues eso es muy complicado de lograr. Respira y sé feliz. Y si necesitas llorar, llora. Muchas veces es bueno.

No avanzamos; y eso que estamos mirando desde lo alto

El orden de los factores a veces, sí que entorpece la recuperación. Si ponemos muchos jefes analizando las soluciones posibles, es casi seguro que logren dictaminar qué es lo que falla y que es imposible de corregir, pues ellos no quieren modificar sus hábitos.

La culpa siempre es del aprendiz, por no ser capaz de asumir responsabilidades y cobrar menos. No tienen remedio estos peones de brega ¿verdad? Y mira que están altos, mirando los problemas.

7.8.15

No fue terrorismo mundial, pues no todos participaron

Hace 70 años el poder atómico, militar por supuesto, arrasó la II Guerra Mundial, que ya hay que tenerlos bien puestos para acabar de golpe con una guerra. Algunos dicen que se salvaron miles de vidas, ninguno de los que así opinan son japoneses. Con el terror del terrorismo de Estado se acabó con el terror de una Guerra Mundial. Y como en todos los terrores, los que salieron perdiendo fueron los civiles.

En las guerras los lugares más seguros son los despachos militares. Incluso se muere menos en el frente militar que en las ciudades. Y se pasa menos hambre de soldado que de civil. Ser civil y viejo es lo peor que te puede pasar en una guerra. Bueno, en algunas lo peor es ser mujer y joven.

Hace 70 años que abrimos el terror a lo bestia. Ya no era cuestión de morirte de un tiro en la nuca, lo peor es que te podía caer una bomba a varios kilómetros, dejarte sin piel, medio ciego y encima tardar un año en morirte, pues eso es lo jodido, que encima el terror lo dosifican para que dure mucho. Ya nunca han caído bombas nucleares encima de civiles a lo bestia, más que nada porque han seguido investigando desde entonces y ahora hasta ellos mismos están acojonados, perdón, se dice aterrorizados. Cachis.

No hay trabajo suficiente; hay que espabilarse amigos

No hay trabajo, no lo habrá ya nunca en la misma manera a como existía antes de la crisis sistémica. Lo saben y nos lo disimulan. Nos engañan en las encuestas que nos cocinan para hacernos creer que tenemos recuperación, pues los restaurantes están llenos de clientes que SÍ tienen trabajo. La Ministra nos llega a decir que 3 de cada 4 puestos de trabajo son fijos e indefinidos. Todo es mentira, sin dejar de ser verdad. Pero nos quieren convencer (y lo logran) de que ya estamos mucho mejor.

Suman en esa afirmación anterior a los funcionarios de todo tipo, a los trabajadores de las grandes empresas, a los autónomos y a los millones de españoles que efectivamente no han terminado en el desempleo con la crisis. El resto, jodidos. Que también son millones. 

Estamos saliendo de la crisis en datos macroeconómicos, que ya es algo y efectivamente podría ser peor. Pero en datos microeconómicos estamos igual de jodidos pues las personas que han tropezado no se logran levantar. Un país que permite que durante seis meses viva una familia de siete miembros debajo de un puente en el centro de Zaragoza (cientas o miles en todos los puentes de España y si hay dudas preguntar en Madrid a los servicios sociales), sin limpieza ni condiciones, sobreviviendo de pedir por el día y de rebuscar en las basuras por la noche, no debe ser considerado un país occidental en el siglo XXI. O tal vez si, y simplemente es que yo no me sepa adaptar.

No es el caso de una familia, son la situación de muchos cientos de ellas sin familia que les tape el drama. Son el caso de miles de jóvenes viviendo de sus padres y con 35 años, el de miles de familias complementando o viviendo de las pensiones de los abuelos. Pero es verdad, mientras tanto las playas están llenas y los restaurantes sin mesas. ¿Y no se puede hacer más, que no sea la acción social, la caridad, la ayuda urgente? ¿Eso es todo lo que se nos ocurre? 

Estamos en guerra pero el enemigo sonríe y no lo parece. No morimos de balazos, de momento, sino de necesidad e injusticia. ¿Cuantos millones de jóvenes en España ya no se han podido emancipar cuando les correspondía por ley de vida? ¿Cuanto tiempo tienen que esperar todavía? ¿Cuando pagaremos esa equivocación vital para cualquier tipo de sociedad que nos venden engañándonos como un éxito en la gestión? La mayoría de nosotros, cuando pasamos por encima del Puente de Juan Pablo Bonet, no queremos mirar hacia abajo. Pasamos rápido no nos vayan a pedir limosna.