9.9.15

César Bona: la empatía, la sensibilidad, las emociones

El profesor aragonés César Bona, nominado en su momento al Global Teacher Prize, conocido como el "Premio Nobel de los Profesores" responde en una entrevista a unas preguntas, en este caso en Heraldo de Aragón. Vemos algunas respuestas.

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En su nuevo libro afirma que existen otras formas de educar basadas en la empatía, la sensibilidad, la resiliencia...

Creo que deberíamos completar la educación teniendo en cuenta algo que forma parte de nosotros y que parece que no cabe en las escuelas: somos emociones y tenemos que mostrar que se pueden dar herramientas para gestionar esas emociones. Es verdad que esto no debería impartirse solo en las escuelas sino en la Universidad, donde van a surgir los futuros maestros y maestras, porque no puedes enseñar a gestionarlas si no sabes manejar tus propias emociones. Hay que dar más importancia a la creatividad de los niños, estimular esa curiosidad. Y eso también implica que a los futuros maestros se les dé la posibilidad de aprender cómo manejar su propia creatividad y su propia curiosidad.

Usted afirma que no hace nada extraordinario, que solo se divierte en el aula. ¿Cuál debe ser el papel de un maestro en la sociedad?

Me divierto porque me gusta lo que hago, porque vivo mi trabajo con pasión. Y eso sería uno de los puntos claves para todos los maestros. No trabajamos en una oficina, un trabajo que obviamente es muy importante, pero nuestra labor consiste en contagiar a los niños también con nuestra actitud. Soy consciente de eso cada día que voy a clase y sé que si trabajo con pasión ellos harán las cosas con pasión. Hay que animarles a ser ellos mismos, a participar en la sociedad para cambiar las cosas a mejor. Creo que la escuela debería ser un lugar donde invitar a los niños, sobre todo, hacia el compromiso social. Si queremos alumnos comprometidos podemos invitar a los niños a ser comprometidos con el medio, con las personas, a mejorar las cosas en esencia.

El profesor César Bona: la empatía, la sensibilidad, las emociones

Otra vez el profesor aragonés César Bona, nominado al Global Teacher Prize, conocido como el "Premio Nobel de los Profesores" responde en una entrevista a unas preguntas en este caso en Heraldo de Aragón. Vemos algunas respuestas.

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En su nuevo libro afirma que existen otras formas de educar basadas en la empatía, la sensibilidad, la resiliencia...
Creo que deberíamos completar la educación teniendo en cuenta algo que forma parte de nosotros y que parece que no cabe en las escuelas: somos emociones y tenemos que mostrar que se pueden dar herramientas para gestionar esas emociones. Es verdad que esto no debería impartirse solo en las escuelas sino en la Universidad, donde van a surgir los futuros maestros y maestras, porque no puedes enseñar a gestionarlas si no sabes manejar tus propias emociones. Hay que dar más importancia a la creatividad de los niños, estimular esa curiosidad. Y eso también implica que a los futuros maestros se les dé la posibilidad de aprender cómo manejar su propia creatividad y su propia curiosidad.

Usted afirma que no hace nada extraordinario, que solo se divierte en el aula. ¿Cuál debe ser el papel de un maestro en la sociedad?
Me divierto porque me gusta lo que hago, porque vivo mi trabajo con pasión. Y eso sería uno de los puntos claves para todos los maestros. No trabajamos en una oficina, un trabajo que obviamente es muy importante, pero nuestra labor consiste en contagiar a los niños también con nuestra actitud. Soy consciente de eso cada día que voy a clase y sé que si trabajo con pasión ellos harán las cosas con pasión. Hay que animarles a ser ellos mismos, a participar en la sociedad para cambiar las cosas a mejor. Creo que la escuela debería ser un lugar donde invitar a los niños, sobre todo, hacia el compromiso social. Si queremos alumnos comprometidos podemos invitar a los niños a ser comprometidos con el medio, con las personas, a mejorar las cosas en esencia.

¿Por qué habla Morenés?

El Ministro de Defensa español ha cumplido con su deber bobo de apoyar las opciones de independencia de media Cataluña con unas palabras absurdas y que en cualquier otro país democrático hubiera supuesto su cese o cuando menos su bronca pública por parte del “jefe”.

Con la respuesta de: “si todo el mundo cumple con su deber no hará falta ninguna actuación del Ejército en Cataluña” no solo ningunea a la justicia, a la política, a los políticos y a la democracia, sino que vuelve a poner sobre la mesa el papel interno del ejército español, más proclive en su historia a luchar contra los españoles que a otro tipo de labor. 

NO han sido unas palabras inteligentes que necesitan una rectificación pública con urgencia, y sobre todo una aclaración contundente por parte de los tienen la obligación de cuidar que España funcione bien.

7.9.15

Las marcas políticas se están agotando en España

Esta marca se agotó en 6 años
Las diferentes encuestas de este fin de semana en Cataluña nos van dibujando un mapa curioso, sin duda tampoco nada nuevo. Pero no me voy a referir a los resultados que más o menos ya se van bocetando. me voy a referir a “las marcas” y no solo en Cataluña sino también trasladable a Aragón o a otro lugar.

El ciudadano a la hora de votar —y a diferencia de lo que muchas veces pensamos desde la política— escucha y atiende a una sopa o suma de elementos que no siempre son fáciles de predecir y sujetar. Es decir, controlar o manipular por los que acuden al mercado del voto. Prohibido asustarse por que diga “mercado”.  

A las catalanas principalmente se presentan ahora: Junts pel sí; CUP; Ciutadans; Catalunya si que es pot; Unió; PP y PSC. Si observamos las marcas, excepto tres de ellas, el resto no existían como candidaturas hace cinco años. Sólo se mantienen Ciutadans, PP y PSC.

Los únicos por cierto que teniendo posibilidad de tener diputados son partidos únicos. Los otros tres (Junts pel sí, CUP, Catalunya si que es pot) son agrupaciones o candidaturas de unidad. Que además son las tres formaciones que más suben, más posibilidades tienen de gobernar, más cerca se encuentran de mover la política catalana.

Las marcas se agotan, se gastan. Tienen que soportar las mochilas de los años, de las gestiones, del análisis extemporáneo que se hacen de sus decisiones. Resulta imposible defender una decisión tomada en 1985 o 1998, veinte o treinta años después, ya que los partidos han cambiado, las personas han cambiado y sobre todo se ha modificado el momento político y la sociedad que quiere y debe criticar.

Si cambiamos de teléfono cada dos años: ¿es posible entender que un partido político con 30 años de vida o con un siglo de existencia no se siente ya “mayor”? ¿cuánto hemos cambiado todos nosotros en tres décadas?

A veces el lavado de cara no es suficiente, efectivamente, quien espera mucho más espera otra cosa bien distinta. Pero un lavado de cara tras tres o cinco décadas nunca es un lavado de cara. Es siempre un: “tirar todo al cajón de la historia” y volver a empezar con otro tipo de mochilas. Abandonar una marca es carísimo en todos los aspectos. Por eso nunca se hace, si no es tras recibir tal número de bofetadas que ya no reste valor en lo que se abandona. Es decir, cuando ya es tarde aprovechar lo bueno que siempre contiene.

Estamos en tiempos de “agrupaciones”, es decir de proyectos provisionales. ¿Alguien duda que dentro de cinco años todo será completamente diferente “otra vez”? Pero nadie hoy es capaz de adivinar dónde estará la política en Aragón, en Cataluña, en España o Europa, aunque sea solo dentro de cinco años. Nada cambia rápido en política. Pero a veces cinco años es un siglo. Así que todos se apresuran a repensar el todo, a debatir si mantener las marcas es correcto, si el PSC es bueno que se siga llamando PSC u otra cosa, y así y en diferentes escalas, poco a poco y en silencio, todos empiezan a rascarse detrás de la oreja, pues los tiempos de cambio son parecidos a los de la década de los años 70.