29.11.16

Antes de talar árboles, hay otras soluciones


En algunas ciudades los árboles que tienen el peligro de caer con el viento, dado su tamaño y forma creada por su propio desarrollo que no hemos sabido controlar, literalmente se talan para evitar males mayores. Cuanto más grandes son, más peligro representan y antes se talan sin más miramientos. Pero hay otras soluciones no tan drásticas.

En Madrid, en concreto esta imagen es del Parque del Oeste, a los ejemplares de árboles que se consideran importantes por su edad o desarrollo, se les coloca unos tirantes de goma gruesa, negra, para crear entre las ramas una red de sistema muy disimulado que los sujeta entre ellos. Unas ramas sujetan a las otras y entre todas crean un sistema de defensa contra las caídas accidentales.

Siguen cumpiendo su función de sombra, de paisaje, de relleno de zonas pues suelen ser árboles de gran porte, y casi no se nota el sistema de apoyo par que no puedan producir problemas a los viandantes. Y estoy seguro que a la larga es más barato este sistema que talarlos y no poder plantar un nuevo ejemplar hasta pasados excesivos años.

28.11.16

Trabajadores y pobres. Mala situación de incapacidad

No es fácil entender hacia dónde vamos si admitimos como ciertos estos titulares que nos machacan casi todos los días. En una España con cuatro millones de desempleados, tenemos otros más de tres millones de trabajadores que siéndolo, son pobres estadísticos. Pobres con arreglo a los datos de Europa. Trabajan para ser pobres. 

Los libros de historia nos indican que llegados a este punto lo normal es que empiecen los problemas serios. Pero parecemos conformarnos con decir que efectivamente es un gran problema y demostrar que somos incapaces de resolverlo. Las ayudas sociales no sirven para resolver esta situación.

Teoría de las Ciudades Jardín de hace un siglo

Hablábamos aquí y en una anterior entrada de las ciudades jardín poniendo el ejemplo del barrio de La Jota en Zaragoza, barrios creados en España en los años de la reindustrialización, del crecimiento de las ciudades a través de la inmigración de trabajadores hacia las grandes fábricas que se iban formando en las afueras de las grandes ciudades.

El concepto teórico de estos nuevos barrios o incluso de ciudades que crecían por este efecto industrial, nace a finales del siglo XIX y principios del XX sobre todo en Reino Unido, que necesita crear —y digo bien: crear— masas de trabajadores para las nuevas empresas de las grandes ciudades para tener mano de obra abundante y así ser también más barata, y dotarlos de barrios nuevos para asentarlos en su emigración desde las zonas rurales. 

Los urbanistas de aquellos años, sabedores que traían a personas desde zonas rurales, diseñaron barrios que de alguna manera estuvieran teóricamente cerca del campo, rodeados de zonas verdes y terrenos de labor, que mezclados con y entre las fábricas, les facilitan la aclimatación. Brutalmente parece, contado así, una forma animal de adiestramiento dirigido.

Ebenezer Howard entre otros urbanistas ingleses, diseñaron esos barrios y de aquellos planos bebieron durante muchos años casi todos los urbanistas que aprendieron con sus libros, sus ideas y sus planteamientos. Era crear ciudades amables que hicieran más sencilla la adaptación a la ciudad de las personas que venían del mundo rural.

Ciudades circulares, que iban creciendo hacia las afueras, hacia los arrabales, pero distribuyendo los espacios de una forma totalmente dirigida para simplificar la vida de las personas. Parques centrales, grandes avenidas verdes que se alternaban con calles más estrechas. Servicios comunes y públicos colocados en el centro de las ciudades, y aquellos que fueran de uso diario colocados entre las calles, como podría ser las escuelas o la iglesia.

Las fábricas se colocaban fuera del barrio, pero no muy lejos para evitar grandes desplazamientos —los obreros no tenían derecho económico a tener coche— , y el tamaño diseñado para estos barrios debía ser de entre 30.000 a 50.000 vecinos por barrio, con un centro urbano diferente como contenedor de todos los servicios públicos importantes y las viviendas de la clase media, que debía tener un tamaño de entre 50.000 y 100.000 habitantes. Este diseño de ciudad nos llevaba a un total de habitantes en la ciudad de entre 200.000 y 400.000 personas.

Las comunicaciones entre barrios se hacían con trenes de Cercanías, mientras que la comunicación de cada barrio con su ciudad de referencia se haría por tranvías o metros. Ahora, un siglo después, con autobuses. Por fuera de estos barrios seguían existiendo las tierras de labor, las ganaderías y las zonas verdes naturales, los ríos y las zonas para pescar y disfrutar de la naturaleza virgen.

Más de un siglo después de estas ideas…: ¿Hemos cambiado mucho el diseño de las ciudades y los barrios?

27.11.16

Si quieres triunfar…, aprende a fracasar

Estamos a nada de serlo todo. Pero no es fácil lograrlo. 

No sabemos bien los motivos que nos llevan al fracaso, por eso es tan importante aprender de ellos. 

Fracasar es menos habitual de lo que creemos, pues normalmente tras el fracaso viene la parálisis y dejamos de intentarlo, nos acobardamos. 

Fracasar está mal visto, pero es la mejor forma de triunfar. De aprender. 

Debería ser obligatorio fracasar, para así lograr el éxito con más profesionalidad. 

Estamos a punto de lograrlo, simplemente debemos fracasar antes, pero de una forma provocada, aprendiendo de los errores.