1.5.17

Hamhung. Corea del Norte industrial y urbana

Corea del Norte es un país cerrado a la información, se puede visitar con muchos controles, con permisos que pueden ser eternos, con controles una vez dentro, para ver solamente aquello que les interesa mostrar. Por eso cualquier información que se pueda dar, son datos que son complejos de contrastar.

 Su segundo capital es Hamhung, una ciudad de algo menos de un millón de habitantes, cerca del mar y a orillas de la desembocadura del río Songchon. Ciudad de gran importancia industrial, con una industria química de fertilizantes muy importante, y con un puerto marítimo del que salen la mayoría de sus productos hacia el exterior.

Durante la Guerra de Corea a principios de los años 50, la ciudad fue casi totalmente destruida, por lo que hoy es una ciudad totalmente reconstruida, lo que nos muestra su particular forma de crear urbanismo actual, pues se reconstruyó a partir de 1960.

Tiene una de las mejores y más importantes universidades de Corea del Norte y el Teatro más grande del país, además de una infraestructura ferroviaria que la convierte en una ciudad clave para la economía de Corea del Norte, pues además de su industria química, dispone de grandes fábricas de comida procesada, de textiles, de maquinaria metalúrgica y de energía.

Fue la ciudad que más fuerte se levantó contra la hambruna de los años 90, que supuso marchas y muchos muertos, más miles de personas trasladadas a campos de trabajo a redimir sus problemas. Hoy, y sabedores sus dirigentes que el hambre puede mover sociedades, su apuesta por la industria funciona en paralelo a su gran apuesta por la agricultura en todos los terrenos de la zona.

Pero si vemos su estructura urbana observaremos curiosidades complejas de entender con facilidad. Junto a enormes avenidas muy anchas donde casi no circulan coches —la gente emplea la bicicleta con normalidad y el traslado andando con más normalidad todavía—, vemos grandes barrios de casitas muy pequeñas que nada tienen que ver con los edificios grandes, que están puestos en lugares muy estratégicos para que desde la calle parezca una gran ciudad moderna.

En el centro de la ciudad se han construidos los edificios emblemáticos, para que sea imposible no verlos, al contrario de los barrios donde realmente viven los habitantes de Hamhung con normalidad, que permaneces más encerrados entre ese centro urbano que parece artificial, pues hay que recordar que toda la ciudad se construyó a la vez en los años 60 del siglo XX.

Su ubicación geográfica en un complicado entorno montañoso, le obliga a comprimirse, a no poder crecer todo lo fácilmente que debería, y a tener núcleos separados de su núcleo central. Vista la ciudad de Hamhung entre el río Songchon y las montañas, parecería una ciudad peligrosa para soportar riadas o temporales fuertes. Pero eso es una apreciación desde la inmensa lejanía.

30.4.17

Pavimentos en las islas Azores. Bellas calles


En la anterior entrada habíamos hablado de las Islas Azores, de una casa de indianos, muy similar a las que tenemos en el norte de España. Ahora quiero mostraros dos suelos, la decoración de dos calles de estas mismas islas, realizadas con adoquines negros y blancos, de granito diferente, formando dibujos geométricos.


El urbanismo amable, el que busca no sólo ser útil y funcional, sino además integrador para las personas, capaz de producir por poca más inversión, sensaciones agradables, está en aumento, buscando que pasear o simplemente transportarse andando desde un punto a otro, no sea una sucesión de aburridas zonas idénticas.


Este tipo de urbanismo además de ser útil para los turistas, en cuanto les representa un nuevo tipo de calle, lo es también y sobre todo para los vecinos de la ciudad, que son los que más disfrutan de estas actuaciones casi artísticas. La belleza es siempre lo más fácil de cuidar…, si se quiere.

Imágenes cortesía de Luis Iribarren

Casa indiana en las Islas Azores

En anteriores entradas hablábamos de las casas de los indianos en Galicia y Asturias. Familias ricas que volvían de las américas a su España, siempre con el triunfo en sus maletas, pues los que eran trabajadores en las américas no volvían. Comerciantes que en muchos casos se volvían a España a poner en marcha los mismos negocios que habían logrado emprender en sus países de acogida. Era el principio del siglo XX en muchos casos.

Pero ahora os dejo un edificio de claro corte indiano situado en las Islas Azores. Lógicamente debemos pensar que en esta caso es un regresado desde Brasil. 


Bellos colores, mucha balconada a la calla, con galerías o sin ellas, florituras o motivos florales en la decoración, con escaleras de acceso a las viviendas unifamiliares, incluso en muchos casos con jardines alrededor que los envolvieran, pero siempre con las fachadas bien a la vista, pues estos regresos y edificaciones buscaban la muestra, el enseñar que se había triunfado.

El empedrado del suelo, de las aceras y zonas peatonales, nos dará para otra entrada posterior.

¿Qué es la suerte? ¿Existe la suerte?

¿Qué es la suerte? ¿Existe la suerte? Pues un cierto componente de casualidad, de ese concepto que llamamos suerte y que muchas veces no es así, debe existir. Pero mucho menos de lo que nos imaginamos. La suerte hay que ir a buscarla. Y si viene sola, nos debe pillar trabajando.

La suerte es —muchas veces— algo tan simple como saber aprovechar efectivamente —y sobre todo activamente— los propios recursos que ya tenemos, para lograr con ellos lo que nos proponemos.

Existen oportunidades, existen momentos en los que se unen casualidades para poderlas aprovechar. Saber detectarlas, atreverse con ellas, atraparlas y seguir trabajando desde las nuevas oportunidades, no es suerte.


Hay que estar siempre con los ojos bien abiertos, por si llega la “suerte” y así atraparla. Si existe, se reparte muy bien, pero no todos sabemos detectarla y cogerla con la mano.