31.10.17

Ventaja de la aspirina en dosis bajas, contra el cáncer

Llevamos más de 3.000 años utilizando la aspirina (sin este nombre) de una forma o de otra, y unos 1.500 años desde que se empezó a nombrar y dejar escrito el brebaje de cortezas y hojas del sauce para mejorar la salud. Desde hace 164 años la aspirina se sintetizó para quitarle el sabor casi imposible y parte de su jodida manía de irritar el estómago, aunque no fue hasta hace 120 años cuando Bayer y Félix Hoffmann consiguieron comercializar el ácido acetilsalicílico, al que por cierto le podrían haber puesto otro nombre más sencillo.


Llevamos bastantes años sabiendo que la aspirina (la vamos a llamar así para simplificar) a partir de los 50-55 años de edad, es buena para prevenir algunos los problemas de corazón por su efecto positivo ante los ictus y los infartos, siempre en dosis bajas y constantes, y revisando que no haya problemas de coagulación o de estómago o interacción negativa con otros medicamentos que tenemos que tomar. Los estudios avalan que es un protectos de salud en un 40% de las personas que tendrían tendencia a estos dos problemas cardiovasculares.


Otro estudio actual y presentado esta semana en Barcelona nos habla de que esa misma aspirina en dosis muy bajas pero tomada todos los días podría reducir el riesgo de algunos cánceres hasta en un 45% por los mismos motivos que previene las enfermedades cardiovasculares. Sobre todo cánceres de colon, de estómago, de esófago, páncreas o de hígado.


Se advierte que su función protectora viene tras haber estado tomando estas dosis bajas de aspirina durante al menos 5 años. Su mecanismo de acción es reducir el número y tamaño de pólipos que todos tendemos a formar en nuestro interior y que en algunos casos se transforman en tumores. Incluso el estudio demuestra que estos pólipos tienden a convertirse en malignos en muchas menos ocasiones. Su poder antiinflamatorio es el que realiza la gestión de estas ayudas de control al mecanismo tumoral.

Ya los médicos recetan estas dosis bajas de aspirina a los enfermos en los que las ventajas son superiores a los efectos secundarios y lo permiten el resto de medicaciones que debe tomar si es enfermo crónico. Pero nos podemos encontrar ante una medicación muy barata y reconocida que pueda prevenir ciertos tumores, en espera de poder encontrar una solución mejor.

30.10.17

Debemos creer en la libertad de prensa

La libertad de prensa es una de las libertades más débiles, pues está sujeta a múltiples impulsos económicos para dominarla, modificarla, edificarla al gusto del comensal y del dueño del restaurante. Pero aun así hay que creer en ella. Debemos creer en ella pues es insustituible en una democracia.

No sabía qué ponerme…, y me puse feliz

Las frases ya envasadas, hechas por otros, son gritos recordatorios, pero son pequeñas perlas de la vida que debemos recordar. 

Por eso entre otros motivos, las ponen en tazas de desayuno, para que empecemos el día recordando algo tan simple y sencillo como el sentido común. No perdamos el momento de tomarnos en serio la felicidad y la sonrisa.

“Un día sin reír es un día perdido”

“No sabía qué ponerme…, y me puse feliz”

Yo tengo un amigo muy pesado. Pero muy amigo

Este de la imagen, blanco, blando y con pintas de alfombra es mi amigo, pillado en uno de sus cabreos, descansando en su propia casa, tumbado pegado al suelo y mirando de reojo. 

A mi amigo los enfados le duran minutos como mucho. Enseguida entiende que estar enfadado no conduce a nada. Y se viene a mi vera a buscarme y a mirar mi mirada. Sabe entenderme y descubre enseguida…, de que antes que él se desenfadara, yo ya estaba desenfadado.


Mi amigo es muy positivamente fiel desde el egoísmo y la inteligencia social, un poco pesado en sus peticiones pero muy amigo de los que es imposible no querer. Sabe estar encima de mí, incluso ahora que estoy escribiendo con pocos dedos y haciendo piruetas para no dejar caer al amigo que tengo sobre las piernas. Él se tumba sobre mi tripa mientras estoy escribiendo en el sillón y aguanta poniendo su cabeza sobre los apoyabrazos. Cuando quiere reclamar sabe moverme con su morro mis manos, para que deje de escribir y lo atienda.


Es imprescindible tener amigos en la vida. Todos los necesitamos. Aunque creen —los que nos ven desde fuera— que algunos amigos no sirven para hablar. Se equivocan. Yo con mi amigo hablo mucho, y él más todavía conmigo. Aunque no digamos palabra, y eso que él es de los ladradores cuando quiere.


Mi amigo está mayor, tiene ya 12 años y eso es mucho para él. Ya no salta como antes aunque lo intenta con la misma o más fuerza. No se sube a la cama a la primera, se cansa, se ha vuelto con peor carácter cuando algo no le gusta, no quiere tener mucha relación con los extraños y ya solo va en búsqueda de las palomas más cercanas olvidándose de las que vuelan sobre su cabeza, cuando está en la terraza que es su propio campo.

Somos amigos porque así lo quisimos ambos cuando él necesitaba un adulto que lo cuidara. Y lo seguiremos siendo hasta que uno de los dos deje de saber cuidar al otro. Es Ley de Vida.