28.12.17

Situación Límite: General Fernando de Santiago

El 6 de febrero de 1981 el Rey Juan Carlos I fué cortado en su intervención al ponerse a cantar con el puño en alto, el «Eusko gudariak» por los diputados de Herri Batasuna en la Casa de Juntas de Guernica, en su primera visita oficial al País Vasco.

Era un incidente más de los habituales en esta formación política, pero para los militares —y más en aquellos tiempos donde estaban totalmente crispados por cómo se estaban entrando en unos cambios que no aceptaban—, era un insulto a su máxima autoridad militar, y ello motivó que el general Fernando de Santiago y Díaz de Mendívil escribiera dos días después y en Ia portada del diario El Alcázar su artículo "Situación Límite”, que más abajo dejo para su análisis.

Era la opinión escrita por una de las máximas autoridades militares y en el diario más franquista en aquellos años, de un militar muy respetado en sus estamentos, pues había sido Vicepresidente en el primer gobierno de Juan Carlos I y Adolfo Suárez, y que había sido presidente del Gobierno en funciones entre el 1 y el 3 de julio de 1976.

Es ilógico no pensar que aquel artículo muy comentado en todos los medios de comunicación y publicado el 8 de febrero de 1981, no tuviera un peso decidido en lo que dos semanas después hizo parte del estamento militar, dando un Golpe de Estado con el ataque al Congreso. Os dejo el texto publicado dos semanas antes del 23F.

Situación Límite

El espectáculo de Guernica es la muestra de estado de descomposición en que se encuentra España. Es intolerable y vejatorio todo lo que está pasando. En Guernica se insultó a España y al Rey, que ejerce el mando supremo de las Fuerzas Armadas y, por lo tanto, se ofendió a quienes nos honramos con sus uniformes, el acto de Guernica no se convirtió en una auténtica tragedia gracias a la prudencia, talante y serenidad de Su Majestad.

No podemos continuar impasibles ante tanto caos. Acaban de asesinar al ingeniero Ryan, a pesar de las súplicas de su mujer, compareciendo con sus hijos en Televisión Española en una escena desgarradora y dramática para pedir la Iibertad de su esposo, Pues bien, ni sus súplicas, ni las protestas, ni las manifestaciones populares, ni las llamamiento; hechos a organismos extranjeros, han servido de nada. La ETA y sus cómplices implacables, fría y asesina, ha cumplido sus amenazas y el ingeniero Ryan, ha muerto con el tiro en la nuca.

En nuestra Patria no se respeta a nadie. La larga lista de secuestros y de asesinatos de civiles, miIitares, guardias civiles, policías, etcétera, es la prueba más evidente de que aquí no hay autoridad y por tanto, hay que restablecerla. Los partidos políticos no representan al pueblo en estos momentos.

Cuando se ha preguntado a sus portavoces, en ocasión de la misión del presidente del Gobierno, si la convocatoria anticipada de unas elecciones generales podría resolver la situación en que nos encontrarnos, han contestado claramente que no, por temor a una abstención general, como ha ocurrido recientemente. Es la prueba más evidente de que el pueblo, defraudado, ha vuelto las espaldas a este contubernio político.

Pienso que las cosas han ido demasiado lejos. No podemos encogernos de hombros y desahogarnos con Iamentaciones de palabra o por escrito.

Hay que salvar a España si tenemos conciencia de españoles y de creyentes.

Como soldado que he dedicado toda la vida al servicio de España, creo que ha llegada la hora de que todos los españoles pongamos fin al rompimiento de nuestra unidad y, como consecuencia, la desaparición de nuestra Patria. En nuestra historia hemos vivido momentos tan difíciles como el presente, pero siempre, en situaciones parecidas a ésa, hubo españoles que rescataron y salvaron a España.

En la Transición, si eras diferente, eras peligroso

Si algo marcaba la normalidad en los primeros años de la Transición era la anormalidad. Para el Franquismo, todo lo que sonara a diferente era problemático y había que controlarlo y a ser posible detenerlo. Aunque fuera una diferencia de lo más simple.

En la manifestaciones, como era imposible detener a todo el mundo y no se conocía a los que las organizaban pues aunque tenían a policías infiltrados, los conocíamos a casi todos, el grito para detener a alguien era de lo más simple.

—A eso, al del jersey de rojo

Llevar jersey rojo a las manifestaciones era de novatos o de muy chulos. Lo normal es que acabaran dándote más hostias que a ningún otro, simplemente por llevar un color determinado.


Esta viñeta del genial Quino, también marca la diferencia de esa normalidad.


Ministros del Primer Gobierno de la Monarquía de Juan Carlos I

Decíamos en la anterior entrada que una manera de entender los deseos de transformación democrática de España tras la muerte de Franco y llegada al poder del Rey Juan Carlos I era observar el tipo de Gobierno que formó Carlos Arias Navarro. Observemos los cargos que habían tenido antes de entrar en ese gobierno, para hacernos una idea de qué tipo de políticos se ponçian a regir España tras la muerte del dictador. Militares, afines al Movimiento y al Bunker, personas de una tradición católica muy marcada, algunos tecnócratas, gentes del movimiento sindical vertical y algunos afines al Franquismo muy viajados por europa y sobre todo por los EEUU.


Primer Gobierno de la Monarquía tras la muerte de Franco.

Presidente — D. Carlos Arias Navarro
Último Presidente del Gobierno con Franco. Destacado papel en la dura represión de Málaga tras su conquista en 1937 por los franquistas, como fiscal contra los detenidos republicanos. Se le conocía en esa época como “El Carnicerito de Málaga”.

Vicepresidente Primero para asuntos de la Defensa — General Fernando de Santiago
Duro militar muy crítico con las reformas y las legalizaciones de sindicatos y partidos políticos. Existieron rumores muy desmentidos de que podría haber sido el Elefante Blanco.

Vicepresidente y Gobernación — D. Manuel Fraga Iribarne

Ministro de Franco dos veces desde 1962. En los años 50 su actividad política era en cargos designados para asuntos de educación.

Vicepresidente y Economia — D. Juan Miguel Villar Mir

Empresario muy preparado para aquellos años. Estuvo en el Gobierno 7 meses.

Exteriores — D. José María de Areilza 

Alcalde de Bilbao en 1937. Consejero Nacional del Movimiento desde 1946 a 1958. Secretario del Consejo Privado del Conde de Barcelona. Falangista. Procurador en Cortes en el Franquismo.

Justicia — D. Antonio Garrigues Díaz Cañabate

Dicen que formaba parte como colaborador de la Quinta Columna de Madrid en los años de la Guerra. En el franquismo fue sobre todo embajador de EEUU y la Santa Sede. Puestos clave para que España no fuera totalmente aislada. Empresario, abogado y notario.

Ejército — General Félix Álvarez Arenas Pacheco

Capital General durante el franquismo de la I, II y VIII Región Militar.

Marina — Almirante Gabriel Pita da Veiga

Jefe de la División Orgánica del Estado Mayor de la Armada durante el Franquismo y Jefe del Estado Mayor. Ministro con Franco.

Obras Públicas— D. Antonio Valdés González-Roldán

Ministro en el último gobierno de Franco. Ingeniero de Caminos, un buen técnico en Comunicaciones.

Educación — D. Carlos Robles Piquer

Embajador en diversos países menores durante el franquismo. ASumió cargos de cultura popular e información en los últimos años del franquismo.

Trabajo — D. José Solís Ruíz

Miembro del Cuerpo Jurídico Militar y Gobernador Civil de diversas provincias durante el franquismo. Falangista de carrera y sonrisa del franquismo, fue Fiscal en Consejos de Guerra en algunos juicios donde se condenó a muerte (y ejecutó) a los procesados. Ministro con Franco y controlador del poder sindical.

Industria — D. Carlos Pérez de Bricio

Empresario y tecnócrata

Agricultura — D. Virgilio Oñate Gil

Ingeniero y empresario, posiblemente del Opus Dei. Estuvo en el Gobierno siete meses.

Aire — General Carlos Franco Iribarnegaray

Profesor militar. Estuvo siete meses en el Gobierno.

Comercio — D. Leopoldo Calvo Sotelo

Estuvo siete meses en este Gobierno. Ingeniero y persona de gran formación cultural. Con posterioridad sucedió a Adolfo Suárez como Presidente del Gobierno tras el 23F.

Información y Turismo — D. Adolfo Martín Gamero

Embajador de Marruecos en los últimos años del franquismo, estuvo siete meses en el Gobierno. Cónsul de embajadas su cargo más importante fue en New York.

Vivienda— D. Francisco Lozano Vicente

Ingeniero y funcionario de Obras Públicas durante el Franquismo. Presidente de RENFE. Estuvo siete meses en el Gobierno.

Ministro de Presidencia — D. Alfonso Osorio García

Presidente de RENFE en el franquismo, demócrata cristiano fue uno de los fundadores de Tácito, un grupo de intelectuales que desde el franquismo ejercían una cierta crítica en artículos de prensa, ante la necesaria modernización del régimen. Falangista, monárquico y muy católico.

Relaciones SindicaIes— D. Rodolfo Martín Villa

Jefe Nacional del SEU (Sindicato Español Universitario), gobernador civil durante el Franquismo. Procurador en Cortes. muy vinculado al sindicato vertical.

Secretario General del Movimiento — D. Adolfo Suárez González
Gobernador Civil de Segovia. Director General de RTVE. Diez años Procurador en las Cortes franquistas. Durante 3 meses fue Vicesecretario General del Movimiento, meses antes de ser nombrado Ministro. Con posterioridad fue el Presidente del Gobierno que sustituyó a Carlos Arias Navarro.

27.12.17

Primer Gobierno de Juan Carlos I, de 1975

El primer gobierno del Rey Juan Carlos I es un ejemplo claro de lo que esperaba del nuevo Rey el bunker franquista, de la poca talla como líder presuntamente democrático de un Carlos Arias Navarro que quiso continuar el franquismo sin Franco, y del peso cada vez mayor de aquellos políticos que desde dentro del propio Gobierno vieron que otro tiempo había empezado y que nada de lo viejo tenía sustento. Había que quitarse con rapidez las camisas azules y abrazar las chaquetas modernas que venían desde los EEUU, con el libro de instrucciones.

Así que aquel intento por continuar el franquismo sin careta, desde el reinado de Juan Carlos I duró siete meses, pues por una parte Torcuato Fernández Miranda y por otra el propio Juan Carlos, vieron con claridad que era construir sin romper, o todo se hundiría más pronto que tarde pillando entre los escombros a todo lo que sonara a viejo, incluso a anterior.

Arias Navarro es de los que se creyeron totalmente que Juan Carlos I no tenía talla para liderar España. De los que pensaban que España podría ser una República militar o tecnócrata con un Rey de porcelana para decorar. Y que con abrir más su famoso “Espíritu del 12 de febrero” ya servía para contentar a los poco organizados frentes democráticos existentes en España por aquellas fechas.

Pero hubo dos hechos que aceleraron el despido procedente y urgente de Carlos Arias Navarro. Muy diferentes aunque en ambos hubo muertos o asesinados, pero que indicaban claramente que Arias Navarro no se enteraba de nada.

Por una parte los dos muertos en Montejurra entre carlistas. —Cuidado —se pudieron decir en Zarzuela—, que los carlistas parecen estar a la que cae y pueden joder la marrana de esta débil monarquía borbónica.

Y por otra y mucho más dramática el asesinato o matanza en Vitoria donde la policía disparó con armas de fuego contra una asamblea de trabajadores reunidos en la Iglesia de San Francisco donde había reunidos unos 4.000 trabajadores para hablar de sus derechos y de las dos jornadas de huelga general que habían realizado, y donde se terminó con cinco asesinados directos y más de 150 heridos en un acto que nunca fue investigado ni juzgado, pasándose entre diversos juzgados civiles y militares hasta que prescribió. 




El párroco prohibió la entrada de la policía, apelando al Concordato, pero esta empezó por llenar la iglesia de gases lacrimógenos y por disparar con sus armas después contra los trabajadores que salían asfixiados. Fue el ejemplo más palpable de que no se iba a permitir ni un movimiento social diferente al que ya estuviera diseñado y planificado. En la semana siguiente, en diversas manifestaciones en diferentes ciudades, mataron a otros dos jóvenes que acudieron a manifestarse contra la violencia policial. Aquello sin duda, no era diferente al franquismo más duro.

Se sabe que en el asalto a Vitoria se llegaron a emplear más de 1.000 balas aquella tarde. Y se sospecha que fue un ataque bien premeditado desde algunos mandos políticos, para parar en seco el aumento de la conflictividad laboral de aquellas semanas. Existen grabaciones de sonido muy claras de lo acontecido, logradas desde la emisora de la policía de aquella tarde.

En la siguiente entrada os dejaré la composición del Primer Gobierno de Juan Carlos I, el que estaba gobernando en esos momentos trágicos de Vitoria, para entender mejor qué intenciones democráticas verdaderas tenia el inicio de la Transición en España.