Estamos convirtiendo al mundo occidental en aburrido, previsible, mojigato, soso y gris. Si ahora dices que eres poeta te miran con cara de perro. ¿Poeta? ¿Y eso para qué? Si estudias filosofía, arqueología, literatura o geografía económica piensan que están tonto y pierdes el tiempo. Aunque ellos dediquen más horas al día a ver fútbol, series de muertos o anuncios.
Ahora lo que mola es estar alienado con algo. A ser posible con algo vacío y que sea fácil de dominar sin que se note desde las tinieblas escondidas en esas que llamamos “altas esferas” y que normalmente están en las cloacas.
Somos felices porque nos programas para ser felices con facilidad. Y si no lo estás, prepárate, que los laboratorios de pastillas harán su verano. Una vez que logran meterte por la boca una pastilla de esas que dicen curan la depresión o la tristeza, te han pillado. Ya no hay manera de dejarlas. Y no es droga ilegal, es droga negocial.
Estamos aburridos pero artificialmente contentos. Por eso mola ser del equipo ganador. Para ser felices ganado los otros. Nadie es del Alcorcón o del Zaragoza. Como sociedades, claro. Es que son poca cosa y no han aprendido a ser felices. Siempre se están quejando. ¡¡Más pastillas, por favor!!
7.2.18
6.2.18
Las 9 divisiones del conflicto social, político, violento
Las fases de todas las crisis económicas que son sistémicas, que cambian sociedades, que resultan peligrosas a la vez que oportunas pues todo debe evolucionar son las siguientes:
Estancamiento económico y social
Desencanto con el resto de la sociedad y con sus gestores
Indignación social encerrada en círculos pequeños
Irritación contra todos los representantes públicos
Crisis del sistema político. Deseo de cambio
Búsqueda de sistemas alternativos en la política y en la economía
Conflictos políticos y sociales en la calle
Pesimismo económico y social. Abatimiento de gran parte de la sociedad
Guerra en mayor o menor medida
A partir de estas divisiones podemos analizar donde estamos, cuantas fases nos quedan para alcanzar el siguiente escalón, donde debemos exigir cambios drásticos, para evitar que el final sea el previsto en estas divisiones de libro.
Estancamiento económico y social
Desencanto con el resto de la sociedad y con sus gestores
Indignación social encerrada en círculos pequeños
Irritación contra todos los representantes públicos
Crisis del sistema político. Deseo de cambio
Búsqueda de sistemas alternativos en la política y en la economía
Conflictos políticos y sociales en la calle
Pesimismo económico y social. Abatimiento de gran parte de la sociedad
Guerra en mayor o menor medida
A partir de estas divisiones podemos analizar donde estamos, cuantas fases nos quedan para alcanzar el siguiente escalón, donde debemos exigir cambios drásticos, para evitar que el final sea el previsto en estas divisiones de libro.
Estas escalas son casi siempre idénticas con independencia del siglo o del tipo de sociedad. ¿Dónde estamos ahora?
Para lograr cambios en las sociedades no siempre se tiene que recorrer toda la escala. Aunque muchas veces si. Los gestores de la sociedad —que no siempre son políticos— saben perfectamente a donde nos lleva cada escalón que subimos. Y pueden provocar los cambios para seguir subiendo o para bajar.
La economía mundial vuelve a pillar gripe
Hoy todas las Bolsas del mundo están cayendo. Y nos podemos seguir diciendo a nosotros mismos lo básico. —Eso no va conmigo. ¿Seguro que no va contigo? Como no hay dinero suficiente para sujetar y garantizar todos los movimientos económicos que se producen cada día en el mundo, si coge gripe la economía del mundo, los medicamentos los tenemos que pagar a medias.
Si la Bolsa baja un 6% por poner un ejemplo, todo pierde un 6% de valor. Y como todo es papel y se sujeta entre ellos mismos, hay que generar un 6% de valor añadido para compensar. ¿Cómo? Pues una de las formas es subiendo los ingresos. Sea subiendo el valor del dinero REAL que hay —que cada vez hay menos en relación a la economía que se mueve— o bien subiendo los impuestos de TODOS para compensar lo que se pierde.
Dicho de otro modo más sencillo. No hay dinero real que soporte tanto experimento diario. Sea dinero ORO o dinero que tenga valor de verdad. Sea grano, petróleo o cabezas de ganado. La inmensa mayoría del dinero son ceros apuntados en un papel muy bonito. Sin nada detrás.
El peligro de esos ceros, los mismos ceros con los que nos pagan el sueldo, compramos pisos o nos conceden un préstamos, es que su valor está moviéndose por circunstancias que los individuos no podemos controlar. Y no me refiero solo a la inflación.
Cuando eres socio de una empresa, una cosa curiosa es la ampliación de capital. Imagínate una empresa con 500.000 euros de capital social. Tú tienes tus ahorros, entiendes y trabajas en ella y decides meter 50.000 euros para montarla con otros socios. Tienes pues un 10% de esa empresa.
Pero esa empresa crece, necesitar ampliar o al contrario le van mal las cosas y el banco no le concede un crédito ni para el papel de la facturación, excepto si amplía el capital social en otros 500.000 euros. Esto es algo muy habitual.
Cada socio debe aportar más dinero. Tú no tienes suficiente para cubrir ese 10% y decides poner 20.000 euros más de aquellos iniciales. El resultado final es que a partir de ese momento y poniendo de tu bolsillo otros 20.000 euros, has bajado de tener un 10% de la empresa, a tener un 7%.
Algunos dirán que un 7% de un millón es más que un 10% de 500.000. Y parece cierto si es para crecer y ampliar. Pero si es para enjugar deudas o para demostrar ganas de continuar luchando, ya no es tan cierto.
Si la Bolsa baja un 6% por poner un ejemplo, todo pierde un 6% de valor. Y como todo es papel y se sujeta entre ellos mismos, hay que generar un 6% de valor añadido para compensar. ¿Cómo? Pues una de las formas es subiendo los ingresos. Sea subiendo el valor del dinero REAL que hay —que cada vez hay menos en relación a la economía que se mueve— o bien subiendo los impuestos de TODOS para compensar lo que se pierde.
Dicho de otro modo más sencillo. No hay dinero real que soporte tanto experimento diario. Sea dinero ORO o dinero que tenga valor de verdad. Sea grano, petróleo o cabezas de ganado. La inmensa mayoría del dinero son ceros apuntados en un papel muy bonito. Sin nada detrás.
El peligro de esos ceros, los mismos ceros con los que nos pagan el sueldo, compramos pisos o nos conceden un préstamos, es que su valor está moviéndose por circunstancias que los individuos no podemos controlar. Y no me refiero solo a la inflación.
Cuando eres socio de una empresa, una cosa curiosa es la ampliación de capital. Imagínate una empresa con 500.000 euros de capital social. Tú tienes tus ahorros, entiendes y trabajas en ella y decides meter 50.000 euros para montarla con otros socios. Tienes pues un 10% de esa empresa.
Pero esa empresa crece, necesitar ampliar o al contrario le van mal las cosas y el banco no le concede un crédito ni para el papel de la facturación, excepto si amplía el capital social en otros 500.000 euros. Esto es algo muy habitual.
Cada socio debe aportar más dinero. Tú no tienes suficiente para cubrir ese 10% y decides poner 20.000 euros más de aquellos iniciales. El resultado final es que a partir de ese momento y poniendo de tu bolsillo otros 20.000 euros, has bajado de tener un 10% de la empresa, a tener un 7%.
Algunos dirán que un 7% de un millón es más que un 10% de 500.000. Y parece cierto si es para crecer y ampliar. Pero si es para enjugar deudas o para demostrar ganas de continuar luchando, ya no es tan cierto.
Cuando algo pierde valor, o las ponemos encima de la mesa o nos quedamos con menos “cosa”. Y en eso nadie se salva, pues en la economía mundial todos somos socios. Aunque creamos que eso no va con nosotros.
O las ponemos por las buenas, o nos las pondrán por nosotros en forma de más impuestos o subidas de precio e inflación, a corto o medio plazo. O tendremos menos acciones, es decir seremos más pobres en el mundo que nos rodea. Tendremos menos influencia y menos capacidad de decisión.
Cae la Bolsa, pues nada vale lo que dice valer
Tras el inicio del hundimiento de las hipotecas subprime en el otoño del 2007, vino un año después el punto álgido de la crisis económica con las bancarrotas de bancos y agencias de seguros americanos, la pérdida brutal del valor de la Bolsa, el miedo y la retirada en masa del dinero de verdad de los bancos americanos y el colapso de la economía americana primero, mundial poco después.
Nada valía (vale) lo que aparentaba, pues todo se sujetaba sobre papeles. No había dinero real detrás de nada. Las hipotecas sin control se habían concedido para tapar otras hipotecas, con unos respaldos reales que eran claramente insuficientes. Cuando las empresas y particulares fueron a los bancos a retirar sus ahorros, no existían y hubo que inventarlo.
Ahora estamos en el año 2018 y deberíamos haber aprendido. Pero ayer la Bolsa de NY cayó un 4,6% y en algunos momentos lo hizo un 6,1%. ¿Y a mi qué? nos podríamos decir todos nosotros, los que ni tenemos acciones en Bolsa y menos en los EEUU.
Hoy todas las Bolsas del mundo están cayendo. Y nos podemos seguir diciendo lo mismo. —Eso no va conmigo.
¿Seguro?
Como no hay dinero suficiente para sujetar y garantizar todos los movimientos económicos que se producen cada día en el mundo, el poco que hay sube de valor, y pierde su valor el dinero de papel, y esto sí nos afecta a todos. Incluidos los que no tenemos ahorros.
Si la Bolsa baja un 6% por poner un ejemplo, todo pierde un 6% de valor pues todo está sujetado por ese papel y esos ceros impresos. Y como todo se sujeta entre ellos mismos, hay que generar un 6% de valor añadido para compensar. ¿Cómo? Pues una de las formas es subiendo los ingresos. Sea subiendo el valor del dinero REAL que hay, pues cada vez hay menos, o bien subiendo los impuestos de TODOS para compensar lo que se pierde.
¿Pero en realidad lo que se pierde a donde va? Nos habían dicho que el dinero se mueve, si alguien pierde es porque alguien gana.
Esto es cierto, excepto que puede pasar algo que efectivamente ya ha pasado.
Imagínate que quieres fardar ante los amigos y les dices que tu piso en la playa valor un millón de euros. Es mentira, pero como no van a ir a verlo, puede colar. Incluso que tienes un Goya en el WC aunque sea un impreso. Eres rico, pero de mentiras. Ha crecido tu valor, pero es mentira. Si tú, de golpe, pierdes el 10% de tu valor, en realidad no has trasmitido esa pérdida en forma de ganancias a nadie, pues sigues cotizando muy por encima de lo que realmente vales.
Incluso si quisieras vender ese Goya que decías que valían 100 millones por 5.000 euros lo normal es que nadie te lo quiera comprar, pues saben que es falso. Así que mientras lo tengas en tu WC puedes confundirnos y decirnos que tienes en tu contabilidad 100 millones. Pero si decides venderlo y al final logras que alguien te lo compre, has perdido 100 millones para lograr 5.000 euros de liquidez. Eres pues mucho más pobre. Incluso quien te ha comprado el Goya es también mucho más pobre, pues ha comprado por 5.000 algo que vale a lo sumo 2 euros.
Pues eso puede pasar en la Bolsa de NY, de Madrid o de Tokio. Y todo además sin ponernos analizar el bluff de los Bitcoin y similares, que es como lo de Filatélico, pero en plan muy moderno. Pues salir bien o puede salir muy mal. Depende de muchos dependes.
Nada valía (vale) lo que aparentaba, pues todo se sujetaba sobre papeles. No había dinero real detrás de nada. Las hipotecas sin control se habían concedido para tapar otras hipotecas, con unos respaldos reales que eran claramente insuficientes. Cuando las empresas y particulares fueron a los bancos a retirar sus ahorros, no existían y hubo que inventarlo.
Ahora estamos en el año 2018 y deberíamos haber aprendido. Pero ayer la Bolsa de NY cayó un 4,6% y en algunos momentos lo hizo un 6,1%. ¿Y a mi qué? nos podríamos decir todos nosotros, los que ni tenemos acciones en Bolsa y menos en los EEUU.
Hoy todas las Bolsas del mundo están cayendo. Y nos podemos seguir diciendo lo mismo. —Eso no va conmigo.
¿Seguro?
Como no hay dinero suficiente para sujetar y garantizar todos los movimientos económicos que se producen cada día en el mundo, el poco que hay sube de valor, y pierde su valor el dinero de papel, y esto sí nos afecta a todos. Incluidos los que no tenemos ahorros.
Si la Bolsa baja un 6% por poner un ejemplo, todo pierde un 6% de valor pues todo está sujetado por ese papel y esos ceros impresos. Y como todo se sujeta entre ellos mismos, hay que generar un 6% de valor añadido para compensar. ¿Cómo? Pues una de las formas es subiendo los ingresos. Sea subiendo el valor del dinero REAL que hay, pues cada vez hay menos, o bien subiendo los impuestos de TODOS para compensar lo que se pierde.
¿Pero en realidad lo que se pierde a donde va? Nos habían dicho que el dinero se mueve, si alguien pierde es porque alguien gana.
Esto es cierto, excepto que puede pasar algo que efectivamente ya ha pasado.
Imagínate que quieres fardar ante los amigos y les dices que tu piso en la playa valor un millón de euros. Es mentira, pero como no van a ir a verlo, puede colar. Incluso que tienes un Goya en el WC aunque sea un impreso. Eres rico, pero de mentiras. Ha crecido tu valor, pero es mentira. Si tú, de golpe, pierdes el 10% de tu valor, en realidad no has trasmitido esa pérdida en forma de ganancias a nadie, pues sigues cotizando muy por encima de lo que realmente vales.
Incluso si quisieras vender ese Goya que decías que valían 100 millones por 5.000 euros lo normal es que nadie te lo quiera comprar, pues saben que es falso. Así que mientras lo tengas en tu WC puedes confundirnos y decirnos que tienes en tu contabilidad 100 millones. Pero si decides venderlo y al final logras que alguien te lo compre, has perdido 100 millones para lograr 5.000 euros de liquidez. Eres pues mucho más pobre. Incluso quien te ha comprado el Goya es también mucho más pobre, pues ha comprado por 5.000 algo que vale a lo sumo 2 euros.
Pues eso puede pasar en la Bolsa de NY, de Madrid o de Tokio. Y todo además sin ponernos analizar el bluff de los Bitcoin y similares, que es como lo de Filatélico, pero en plan muy moderno. Pues salir bien o puede salir muy mal. Depende de muchos dependes.
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