6.9.18

La misma ciudad, dividida en tres bloques sociales

Ehlanzeni es uno de los tres distritos municipales de la provincia de Mpumalanga, en Sudáfrica y en esa zona podemos encontrarnos con esta imagen donde vemos la segregación social por división de asentamientos formando ciudades diferentes dentro de la misma ciudad. Por una lado vemos a la izquierda un asentamiento de chabolas donde no hay electricidad pero donde sufren por encima de sus cabezas las líneas de alta tensión que sí dan electricidad a la otra zona, la de los chalet de clase media. En medio, separando ambas realidades sociales, un cementerio que curiosamente es común a todos los habitantes de la zona.

En la zona de chabolas viven unas 30.000 personas en un total de 8.500 infraviviendas. La imagen tomada por Johnny Miller / Millefoto para la web unequalscenes.com nos sirve perfectamente para entender las divisiones más crueles de la forma de vida dentro de la misma ciudad.

El diseño, los espacios, las zonas verdes, el esponjamiento de las calles o el tamaño y espacio de las casas nos indica claramente la injusticia y qué tipo de sociedad vive a cada lado del cementerio. No logramos bajar al suelo, pero sabemos en qué lado se dan los servicios públicos esenciales y en qué lado no existen tales servicios. Y en la misma medida sabemos dónde la esperanza de vida es mayor o dónde la delincuencia es más fácil, sin analizar estadísticas. 

Una simple imagen sirve en sociología para diagnosticar necesidades y problemas. E incluso por comparación sabemos qué soluciones serían válidas y cuáles imposibles.

Y lo más grave de todo es que también sabemos qué futuro tendrán los niños y jóvenes que nacen en cada zona de la imagen, y qué tipo de problemas crearán unos y otros sobre el planeta. 

Vemos la enfermedad con una imagen aérea, sabemos el diagnóstico, conocemos el tratamiento, pero no somos capaces de bajar a tratar al enfermo.

5.9.18

No existe una ciudad, sino mucha ciudades

Nunca hay una ciudad, es imposible, siempre hay varias ciudades dentro de una misma ciudad, pues la concentración de personas en una ciudad logran como elementos básico que esta se convierta en muchas ciudades. Esa pluralidad es gran parte del éxito de la ciudad como elemento social imprescindible. Todos podemos ver a nuestra ciudad como un ente distinto a como lo ven nuestros vecinos. Sus numerosas posibilidades hacen que tengamos que elegir unas sobre otras y que adaptemos nuestra ciudad a nuestra particular forma de ser, a nuestro personal uso.

Una duda de libro: ¿Nos adaptamos nosotros a nuestra ciudad o es nuestra ciudad la que se va adaptando poco a poco a como somos sus ciudadanos?

Una ciudad son emociones, ideas, retos, paisajes, barrios, cultura, ocio, diferentes horas y luces. Una ciudad puede ser vista de forma externa o interna. Hay personas que solo conocen la ciudad de la calle y de los edificios públicos. Otras en cambio están constantemente en edificios privados que ellos eligen para sus horas de ocio o cultura. Hay personas que casi no salen de sus barrios y otras están constantemente moviéndose entre todos ellos. Hay vecinos que solo están rodeados de cemento y techo siempre idéntico, mientras que en la misma ciudad otros vecinos están siempre rodeados de árboles o de rituales religiosos o comerciales que van cambiando.

La riqueza social de la ciudad es impresionante, aunque curiosamente muchos de sus vecinos no la conozcan y ni mucho menos la usen. Daría igual hablar de New York como ejemplo máximo y fácil o de Zaragoza como ciudad de tamaño medio. Los elementos son siempre los mismos, pero en más número. En New York o en Madrid hay un “centro” de ciudad y varios “centros” de barrios. Todos son interesantes y diferentes. En todos ellos suceden “cosas”. Todos quieren mejorar pues todos tienen problemas y soluciones. Todos tienen su personalidad.

Si eres de Zaragoza o de Soria, puedes perderte si así lo deseas por un barrio de New York o de Madrid con las mismas garantías de seguridad. Nadie notará que eres de Soria o de las Delicias. Excepto que tú hagas lo posible porque se note. Incluso si miras bien observarás que cada año las ciudades del mundo se parecen más entre ellas. Cambian los idiomas escritos, algún mobiliario urbano, pero poco más.

Eres ciudadano del mundo, porque eres ciudadano de ciudades. En las grandes ciudades nadie pregunta nada, todo funciona por sí mismo, todo está engrasado para funcionar. Hasta que alguien lo rompe, pero eso sucede en Soria, en Madrid, en Zaragoza o en New York. Mientras esto no suceda, eres uno más de la ciudad en la que te encuentres, sea esta la que sea.

La imagen de arriba es de un parque de una ciudad de Francia, pero podría ser Madrid, Sevilla, Berlín o Amberes. No hay gran diferencia en el diseño de las zonas verdes. Es Pau.

Mobiliario urbano público en un museo de Zaragoza

El mobiliario urbano y público tiene muchas formas de manifestarse, de otorgar calidad urbana y servicio a las personas de las ciudades. Esta imagen está tomada en la entrada a un museo público de Zaragoza. Una zona de calma, de relajación, de descanso, para antes de entrar o para la salida. Junto a una zona de cafetería y de librería especializada en arte. Es como si la descompresión tras salir del museo se tornara lenta, para no encontrarnos con la realidad de la calle de golpe.

Los diseños urbanos de los servicios públicos deben atender estos detalles de calidad en el servicio de las personas. En las ciudades no todo tienen que ser asfalto y semáforos. La calma y el descanso son muy importantes para la calidad de vida de las personas.

Nos quedamos sin políticos válidos, pues huyen


Que el político Xavier Domènech decida abandonar la política es un síntoma de una enfermedad social a la que no le estamos prestando ninguna atención. Bien, no pasa nada, todavía no es tan grave. No sirve de mucho advertir del empobrecimiento de la política cuando son muchos más los que jalean que sin políticos nos iría mucho mejor. Son curiosamente lerdos estos, pues no se dan cuenta de que nunca se deja de estar rodeados de políticos. Ni en las dictaduras más duras. 

Siempre hay políticos mandando y gestionando. Lo único que cambia es su calidad social, intelectual, de ánimo o de ganas de joder. Si expulsamos a los políticos actuales vendrán otros. Pero lo que es seguro es que los mejores de la sociedad no desearán ser políticos. Ninguno. Y sí, sin duda, hay muchas posibilidades de que sean MUCHO peores que los actuales. Pero MUCHO peores. No sucede nada, es lo que en realidad queremos ¿no?