11.3.20

¿Para qué sirven los estudios de estadística?

La estadística siempre se ha considerado una “maría” en las carreras técnicas que la necesitan, sean Matemáticas, Economía o Dirección de empresas como los ejemplos más claros. No es fácil dominarla, incluso a veces no es fácil entenderla de forma profunda. Y en parte es porque la estadística no se muestra en los colegios a los niños y se pasa muy levemente en los bachilleres.

La estadística es predecir, adivinar, revisar acciones, tomar decisiones. Es la herramienta que nos permite saber si lo que decidimos está funcionando, y sobre todo nos permite verlo antes de que finalmente suceda. 

Es una herramienta de análisis pero sobre todo es predictiva. Nos advierte si las medidas tomadas son necesarias, en qué momento hay que reforzarlas o cambiarlas, y qué comportamiento están teniendo en la marcha del tiempo.

Es también una herramienta comparativa. Necesita datos y más datos de muy diversas fuentes para comparar resultados y hacer predicciones. 

Sin su capacidad para comparar con otras situaciones no puede ser predictiva ante el futuro, pues los movimientos y su curva deben ser vista en su subida pero sobre todo en su bajada o en su mantenimiento.

Hoy lo vemos con El Coronavirus, pero de siempre lo hemos aplicado al funcionamiento de las empresas. Si no sabemos día a día nuestra facturación, nuestros gastos en proveedores, no sabremos incluso el precio que le tenemos que poner a los productos en nuestros presupuestos.

Hoy la estadística es digital, pero los datos y sobre todo las interpretaciones son “casi” humanas. La máquina puede decirnos qué ve, pero antes le tenemos que preguntar qué queremos ver. Y tenemos que alimentarla de datos seleccionados “casi” por nosotros. 

¿Qué nos interesa añadir a los procesos para saber lo que necesitamos?

Por eso los datos, acumular datos y resultados tiene un valor que se compra y se vende. Compramos datos empaquetados para utilizarlos como base donde comparamos "nuestros" propios datos y de esa forma adivinar tendencias, resultados en el tiempo y sobre todo la duración de esos tiempos.

Pero sobre todo la estadística es una profesión de futuro, pues cada vez más empresas y de todos los tamaños necesitan tener unos conocimientos suficientes de estadística para saber leer el presente y predecir o diseñar el futuro.

10.3.20

En 1970, ya se creía en los amuletos. Humor de Perich

El catalán Jaume Perich nos dejó hace 25 años cuando todavía tenía tantas y tantas cosas que decirnos con sus viñetas. pero la vida se come las palabras y los hechos. Esta viñeta es de 1970, en plena dictadura. La suerte, los amuletos, ya no servían de nada en aquellos años. Pero seguimos medio siglo después, creyendo que sirven de algo esos artilugios de fe. 

9.3.20

La izquierda está ciega y no sabe a quien debe gobernar

Esta frase la escribía en su artículo semanal Javier Cercas para el Semanal de El País. Para un votante de izquierdas y mucho más para un militante de izquierdas, es muy duro que nos estemos olvidando de que la batalla es casi siempre económica, de desigualdad de derechos y de reparto, de acceso a los mismos servicios, a la misma educación o sanidad. O incluso a la misma justicia. 

Con estas izquierdas actuales, en España, Europa o donde queramos mirar y rascar un poco, las derechas del poder, las económicas que mandan de verdad, están encantadas de conocerlas y dejarlas que gobiernen.

Y lo curioso es que fuera de ellas solo quedan ya las imposibles, las infantiles, las anarquistas, las muy antiguas. No hay término medio. 

O creemos que a los ricos también debemos gobernarlos desde la izquierda, cuando ellos se gobiernan muy bien solos, o nos vamos al otro lado y pretendemos crear una sociedad del siglo XIX pero con teléfono móvil. No es lo mismo gobernar que controlar.

La izquierda no puede estar con los ricos, no debe tomar café para escucharles, si acaso para degustar el café de Comercio Justo y explicarles que es mejor que el que ellos venden. La izquierda tiene que estar con los débiles, pero con todos los débiles. 

Si queremos defender a la mujer que es lógico y necesario, hay que defender a TODAS las mujeres. La inmensa mayoría, las que más sufren, esas no tienen quien las defienda y sabemos muy bien de quién estamos hablando. En España y fuera de España.

La Clase Media ya tiene su Sanidad Privada o de Seguro Privado. Y es verdad, la Clase Media es la que puede mover el país, pero no estamos en el Gobierno para facilitar las cosas a los que ya votan derechas desde siempre. Estamos en el Gobierno para defender y ayudar a los que nunca son ayudados cuando vienen mal dadas.

Los dormitorios no son para dormir. Son para soñar

Las personas somos la suma de dormitorios, el lugar del hogar más propio, más interno, más íntimo, donde nacemos y morimos. Nunca deberíamos morir en la calle. 

Yo tengo varios dormitorios fijos. Uno en Martorell, otro en Anzánigo, uno en Zaragoza, otro en Teruel y luego otro más en Madrid. Todos son dormitorios propios, siempre el mismo, con mis sábanas y mi almohada. Bendito invento el de la almohada hecha a tu medida. 

El de Madrid es menos fijo pues depende entre tres pequeños apartamentos turísticos, pero ya nos conocemos bien los tres y allí sí, las almohadas son del tun tun. 

En mi vida he tenido muchos más dormitorios fijos. En Gurrea, en Miranda, en Soria, en Cambrils, en Birmingham, incluso de niño en Huesca. Lugares fijos donde ponerme horizontal y soñar. 

Un dormitorio se compone precisamente solo de eso, de ser el contenedor de los sueños. Los vamos dejando pegados sobre las paredes y sabemos que son los nuestros pues casi nadie va por allí a dejarse engañar. 

El último dormitorio ha sido en Teruel. Ya es mío. El primero en el Boterón, del que ya nada queda.