10.6.20

Ser charcutero está de moda. Para mi un vicio similar al sexo

Ser charcutero está de moda, pues tras el confinamiento tenemos la necesidad de comer grasas como los animales que han permanecido en hibernación muchos meses y salen a comerse el mundo. El jamón y el chorizo son el mundo actual. Y el buen vino. Y los bombones. Y el sexo. Nuestra generación, la de los sesentones, las gentes que conocimos de pasada los hippies… ¡uff!… tuvimos unos pocos años buenos, donde el sexo era algo normal. Pero se pasaron pronto y nos llegaron las siete plagas de la iglesia. 

Yo creo que ya el Sida nos tumbó unos buenos años. Aquello sonaba a castigo divino. Luego vino el ponerse exquisitos todas y todos con el sexo y aquello mas que una orgía para normales era un freno sin control. Todo parecía estar mal.

Ahora los ingleses ya advierten que por el coronavirus se tiene que dejar de hacer sexo fuera de la casa, algo que con mi edad ya no es problema. Vamos, ni de joven, y lo digo con esa tontería del tonto que admite su tontuna.

Así que siempre me quedó el jamón, el salchichón picante, la cecina y la cabeza de jabalí de la buena. Y el vino, claro está. A falta de sexo nada como comer y si además lograr ser de los que engordan lo justo, pues ya agradecido con el mundo. Así que efectivamente, yo siempre he tenido charcutero o charcutera de confianza. 

En las Delicias era exquisita y casi no cabíamos los clientes de tanto surtido alrededor de las paredes. En Miguel Servet lo delicioso era entrar a comprar y oler. En el Bajo sigue siendo una delicia ver los carteles con la procedencia de los chorizos. Y en La Jota lo bueno y curioso es el jamón cocido italiano y el chorizo de Salamanca. Menos normal es caer en el Tajo Británico, que allí sí, hay que moderarse. 

Y para terminar debo recordar el corte a cuchillo del Mesón del Jamón de Madrid, habitual en mis cenas hoteleras con unas piezas de jamón de Salamanca o de Extremadura, sin nombre caro, pero fabulosos para tomar con pizcas de pan y vino de Rioja. Y os lo juro, casi no engordo.

El silencio no lo recomiendo, pero evitar los gritos está muy bien


El uruguayo Eduardo Galeano tiene algo que lo convierte en poeta por ser uruguayo, o en uruguayo por ser poeta. Tal vez incluso, nació poeta y decidió nacer en Uruguay para estar a tono. Entre sus muchos brillos que alumbran caminos nos dejó este que ahora se encuentra en un escaparate de Zaragoza.

"En un mundo de plástico y ruido, quiero ser de barro y de silencio" Eduardo Galeano

Yo nunca recomiendo el silencio. Pero sí la suavidad, el buen tono, el no gritar mucho. Pero el silencio no, pues eso supone dar más potencia a los que gritan sin sentido.

9.6.20

La vida de las babosas es muy babosa, os lo juro

En mi terraza tengo caracoles de cáscara lógica, babosas de cáscara alargada que crujen al pisarlas y babosas sin cáscara, desnudas, flojas, sin hogar fijo. No tengo claro el porqué las babosas pueden ser de dos clases, con cáscara y sin cáscara. 

Igual es que como los humanos, unas tienen casa propia y las otras van de prestado intentando buscar un hueco para los calores y los días secos. 

Ahora es ya la temporada en que solo salen cuando llueve y días de mucha humedad, en cambio en invierno por la noche salen del huerto y se esconden en la zona cubierta para no helarse. Ellas saben que incluso con las puertas cerradas hay un hueco redondo por donde se puede entrar y salir, se lo deben decir entre ellas. 

Aunque a veces pienso que simplemente van buscando el calor del interior, como las personas que vamos buscando el calor humano y a veces nos joden vivos. 

La vida de la babosa es muy babosa, os lo juro, siempre arrastrada y con un cuerpo casi transparente que incluso se le ve si te acercas como les laten los interiores. No se le ven las ideas pues no sé si las tiene y de tenerlas yo tampoco se las descifro. 

Si acaso cuando las miro de cerca pensarán que soy un monstruo capaz de chafarlas con los dedos. Y no, yo no. ¿Piensan las babosas?

El trabajo de controlar las especies se lo dejo a mi esposa. Las ha cogido manía pues dice que se le comen las acelgas. Yo también me las como y a veces me entra un poco miedo. ¿Le apetecerá también chafarme de un pisotón? Cada día me gustan menos las acelgas.

La extrema derecha en España reclama con urgencia a su ejército. Pero ya no existe

El número de tontos provocadores y peligrosos, “añoradores” del pasado dictatorial en España, aumentan como la espuma bien batida. Ahora ya lo tontos sin futuro le reclaman al Rey Felipe que tome el mando con el ejército delante, creyendo que España es una puta mierda. Es decir, ellos creen que SU España es esa de la mitad del siglo XX: pobre, hambrienta, gris, de rosario a las 5 y fuera del mundo. 

Y para ejemplo este pantallazo de una página web de amigos de los que siembran cizaña. La pregunta es como poco… digamos que antigua.

El Rey bastante tiene con salvarse de las basuras de su padre, de las salpicaduras de acciones nada claras que ahora suenan a tierras árabes. Aunque también habrá voces que nos dirán que nada mejor para tapar las mierdas… que echar más mierdas. 

Esperemos que esté Europa si fuera necesaria, explicando que los militares democráticos están para lo que están y no para salvar el culo de los viejos de la historia. 

Y como es lógico, confiemos en la profesionalidad de los jóvenes militares españoles de carrera, que ya han sabido crear un respeto social a la institución a costa de simplemente ser europeos y de defender la democracia en medio mundo.

Sabíamos que la entrada de ciertas ideas de extrema derecha, dentro del sistema democrático eran peligrosas. Y les votaron pensando que era la solución, pues antes algunos españoles muy gritones en las Redes se creyeron que toda la libertad europea era muy mala para SU España. 

La culpa es de todo el resto, sobre todo de nosotros los demócratas de viejo, que no supimos explicar bien lo que se podría venir encima… y ahora ya no hay remedio. Son unos pesados e impertinentes.