3.4.22

En las Academias militares rusas les enseñan como en 1930 ¿Y en el resto del mundo?


Como los medios de comunicación han bajado el ritmo podría parecer que la Guerra en Ucrania está de capa caída, pero en verdad se siguen muriendo civiles y militares jóvenes, casi niños, se sigue destrozando ciudades y seguimos con las mismas barbaridades e incertidumbres. 

Existe desde hace unas semanas una costumbre bárbara de atar a los semáforos y tras torturas, dar latigazos a ucranianos que se les pilla intentando hacer rapiña u otros menesteres poco claros. De eso se sabe poco y se ven vídeos clandestinos desde algunos atrevidos a saltarse los controles y mentiras.

Y sí, Rusia está ganando aunque nos parezca a veces lo contrario aunque nadie sabe para qué quiere ganar tras convertir en un desierto a la que hasta hace poco era su hermana Ucrania. 

¿De verdad es esta la Guerra del Siglo XXI que es capaz de hacer el ejército ruso? 

¿Esto es lo que saben hacer esos militares que desfilan con paso idiota?

Uno esperaba que ya en este siglo XXI avanzado, seríamos capaces de hacer guerras distintas a las de 1940, pero no, estamos como hace 80 años, destrozando ciudades y matando a civiles que se mueven, sin más ideas que esas para ganar o perder guerras. 

¿Qué se les enseña a las Academias Militares? ¿Lo mismo que en 1930?

¿Hay que ir a las Escuelas Militares para aprender a destrozar ciudades inocentes y llenas de ciudadanos normales, a los que se quema como a las chicharras? 

¿Y para eso se necesitan como poco cinco años de carrera militar?

2.4.22

Pablo Casado se va. Otro político hundido por los suyos


La caída de Pablo Casado es un síntoma, un mal síntoma de lo que es la política en donde tus enemigos reales, los verdaderos están siempre a tu lado y nunca lejos. Insultas al que está en otras formaciones políticas diferentes a la tuya, pero quien te asesina por la espalda siempre es el que tienes en la misma mesa.

Y eso, aunque nos parezca consustancial con la política desde los Griegos viejos, es una pena y un despilfarro de energías sociales, que pasa factura. No es un proceso bueno para la selección natural de los mejores. 

Pablo Casado hace bien en irse de la política. ¿Cuántos han huido de la política en la última década? Ya, sí, me refiero a España pero también a Aragón. Y claro, los que quedan amarrados a su espacio no suelen ser los mejores para todos, sino los mejores para sí mismos.

En el caso de Pablo Casado, es casi seguro que el gran error fuera haberlo elegido, pero es curiosa la manera de echarlo, empujado por alguien curiosamente poro ejemplar para empujar.

1.4.22

Me han subido los churros. ¿Qué debo hacer?


Hoy en mi panadería han subido la media docena de churros desde los 1,10 euros a los 1,45 euros. Dicen que es el aceite. Así que efectivamente, es una forma de ahorrar aceite, pues con no comprar los churros, se consume menos aceite.

Los consumidores tenemos pocas herramientas para evitar la inflación, pero alguna tenemos. La más eficaz es dejar de comprar, quiero decir, dejar de comprar aquello que ha subido desmesuradamente, y sobre todo lo que no es imprescindible. Hay que compensar. 

La inflación es una máquina de crear pobres, y la saben utilizar muy bien lo que aspiran a ser más ricos. Así que toca defenderse. O dejarles que se salgan con sus mayores beneficios, a costa de todos los pobres consumidores que solo sabemos trabajar y consumir.

Luis Romero, un icono de la Transición catalana


En este finales de marzo de 2022 nos informaban del fallecimiento del protagonista de este cartel del PSUC catalán del año 1977, Luis Romero, una persona anónima para la mayoría de la sociedad catalana, que se prestó gratuitamente a posar para la cartelería de su partido político. 

Ha sido uno de los carteles más reconocidos de la Transición, por su mensaje sencillo pero muy efectivo. Mi trabajo, mis manos son mi capital en un lema de un partido que en aquellos momentos era comunista. Trabajador de la construcción, luchador en la dictadura por la dignidad de los trabajadores, había aprendido a escribir en la cárcel donde había sido metido por motivos políticos.

La imagen, muy cristiana en su diseño, mostraba una imagen casi religiosa, de un posible sacerdote que se dirigía con sus manos a la gente, con un gesto de paz y de colaboración. Las fotografías los hizo Carlos Bosch, un fotógrafo argentino que había llegado a Barcelona apenas un año antes, huyendo de la dictadura argentina.