17.12.23

A ciertas edades uno está como más invisible


A partir de ciertas edades, de las muchas más bien, uno duda si escribir o leer, si entregar o recibir, si soñar despierto o dejarse dormir con lo que otros me plantean. 

A ciertas edades uno ya está desaparecido, fantasma vivo que sabe que ya no es necesario, que no es que sobre, sino que nadie nota que falta. 

Se pierde el tren de la necesidad de los otros, tus espacios anteriores quedan ya ocupados y nadie se acuerda de tus tiempos. 

Tienen que ser tú… quien siga peleando por tenerlos, por creértelos o por creártelos. 

Son estos tiempos para escribir poco pues se lee menos, y de mirar más ya que cada día está todo más borroso. 

No hay más. Excepto que quieras moverte con menos color o con otros menesteres tremendamente distintos, artificialmente creados para sobrevivir.

¿Por qué no valora Israel los odios que siembra?


Nos cuentan que Israel ha matado a tres rehenes de Hamas, ciudadanos de Israel, que salían de su escondite con bandera blanca y casi desnudos para demostrar que no llevaban armas. Los soldados disparan a matar sin fijarse en nada más. 

¿Qué hay que hacer para que no te maten en Gaza?

Pero a su vez dicen las malas lenguas que en algunos hospitales tomados por las tropas de Israel, los soldados no saben qué hacer con los enfermos graves y se han dado casos de enterrarlos aun vivos.

Las guerras son siempre muy inhumanas, pero después de todas las guerras vienen lo que se suele llamar PAZ y que casi siempre es un periodo largo de odios.

Israel puede jugar a eso, a sembrar más odios todavía. 

Y puede poner en jaque su sentido como sociedad de cara a otros países de la zona. Y del mundo. Puede que no de los actuales gobernantes, pero los odios se siembran y a veces se tarda en recoger su cosecha.


Necesitamos creer que es posible volver a la calma y convivencia sencilla


Sabemos todos que estas violencias verbales, de formas, de modos, de asco, no son soportables durante muchos tiempo, que en España tendremos que volver a la normalidad suave en algún momento, aunque sea a costa de mandar a descansar a los que no quieran entrar en razones de calma.

Creo que tanta crispación, al final, logra más crispación. Y eso sale muy caro para los españoles.

Pero nadie sabe cuando seremos capaces, entre todos, de darnos cuenta de que estamos caminando por una línea casi rota.

16.12.23

¿De qué quieres leer? Pues esa es la gran duda

Uno nunca sabe a quien le escribe, ni los mejores escritores lo saben, pues aunque conocen a unos pocos de sus lectores, son eso, una inmensa minoría en todos los casos si hablamos porcentualmente. Ellos tienen millones y conocen a cientos. Yo tengo a cientos y conozco a media docena.

Hoy Ana Iris Simón se pregunta algo similar en El País

¿De qué escribo, por quien escribo? 

¿Hacia quien quiero escribir, sobre qué debo intentar estrujarme las ideas?

Ella llega a la conclusión de que es mejor escribir sobre los temas que dominas, pero sin perder la idea de incidir sobre lo que quieras meter la cuña. 

Que hablar del día a día es una pérdida de tiempo pues todo transcurre a tanta velocidad, que hoy ya es todo viejo…, y mañana todavía no ha llegado.

Nos queda hablar del ayer pero sin que se note, hablar del pasado pero actualizando ese tiempo al presente. Siempre será necesario hablar de los clásicos, de lo clásico, pero pintado del color actual para que cuele mejor.

Si solo habláramos del HOY solo podríamos insultarnos entre tú y yo, y os juro que eso no me gusta, no soy de los que utilizan la grosería verbal ni para tener más tono.

Se puede hablar de Aristóteles y si no lo nombras, cuela como cualquier idea actual recién salida de un lobby de moda. Es la ventaja de los clásicos.