Hoy hace 70 años, la gente paseaba por las calles con calor, muchos de nuestros abuelos empezaban la siega o trillaban si eran de tierras más cálidas, o pasaban el día tranquilamente, ajenos al dolor que se les venía encima si vivían en zonas rurales o estaban intranquilos por los que inevitablemente se imaginaban que iba a suceder, mientras unos pocos militares y políticos empezaban a repartirse la nueva historia que querían escribir con la sangre de todos.
Nadie podía imaginar que mañana iba a ser el principio del dolor. Un dolor provocado por media España, y que durante demasiados años produjo dolor, hambre y sangre. Siempre una media España que rompe a la otra media España.
No hay que revisar el pasado, creo yo, hay que mirar el futuro, pero no intentar repetir los errores. Hay que saber que la diferencia entre la felicidad y la muerte puede a veces ser una delgada línea que no somos capaces de ver cuando se rompe. Por eso no debemos tensar los hilos hasta el ruido. Porque los hilos sí que avisan, ya lo creo, avisan y varias veces antes de romperse…, otra cosa es que no deseemos escuchar su sonido.
Sólo quiero recordar que en las guerras todos sufren, todos pierden, y que incluso los que ganan que son muy pocos, pierden la razón y la sensatez. Los que de verdad ganan suelen dejar en el camino a muchos de los compañeros, porque las mochilas pesan mucho cuando se llega a la cima.
Muchas veces no sirve sólo con pensar que la sociedad que enferma será capaz de solucionar por si sola sus propios problemas. A veces tendremos que tomar voz y solicitar cordura y mesura, para que todos sigamos teniendo posibilidades de opinar.
17.7.06
Gazpacho hecho de forma rápida, barata y muy buena
Nuestra gastronomía es sabia cuando menos, y sus raíces se introducen en nuestra historia hasta podernos trasladar a tiempos romanos en muchas ocasiones. Las pastillas de de caldo instantáneo por poner un ejemplo, no se diferenciarán mucho del Garum romano, seguro. Aunque suene una aberración el compararlos.
Nos quedan ejemplos gastronómicos en nuestra cocina para deleitar sobre nuestra historia que además son muy sencillos de hacer. Veamos el clásico gazpacho, hecho de forma sencilla.
Nos quedan ejemplos gastronómicos en nuestra cocina para deleitar sobre nuestra historia que además son muy sencillos de hacer. Veamos el clásico gazpacho, hecho de forma sencilla.
En una batidora grande mete media cebolla a trozos, un pimiento verde cortado, medio pepino sin el culo pero no del todo pelado, un poco de pimiento rojo si tienes, un ajo o dos si le apetece su ligero picor y una lata entera de kilo de tomate triturado natural. Es una pequeña aberración meter tomate de lata, pero te garantizas un precio más bajo, que sea más sencillo de hacer y que te salga más colorado.
A todos estos ingredientes les añade una ración de pan duro previamente mojado en agua para ablandarlo y a ser posible de hogaza, unos golpes de sal, una buena dosis de aceite de oliva (al menos dos cucharadas soperas) y una chorradita de vinagre.
Bien batido y triturado todo se pasa por colador grueso para evitar las peladuritas y prueba el sabor por si tiene que rectificar de sal.
Bastante frío y con un platito aparte conteniendo muy bien picado algo de jamón y trocitos de las verduras en crudo, sirve como refrescante paseo por la historia gastronómica de nuestro país.
Se puede hacer mejor, pero no creo que se pueda hacer más sencillo y rápido.
Bien batido y triturado todo se pasa por colador grueso para evitar las peladuritas y prueba el sabor por si tiene que rectificar de sal.
Bastante frío y con un platito aparte conteniendo muy bien picado algo de jamón y trocitos de las verduras en crudo, sirve como refrescante paseo por la historia gastronómica de nuestro país.
Se puede hacer mejor, pero no creo que se pueda hacer más sencillo y rápido.
16.7.06
Sociedad de mejorestar y no en la del bienestar
Decía José Luis Sampedro, que ya no estamos en la sociedad del bienestar, sino en la del "mejorestar" lo que nos obliga constantemente a intentar estar mejor que antes, mejor que los otros, mejor que los que nos rodean, mejor que los que vemos en la mentirosa televisión.
Esta situación nos lleva directamente hacia la ansiedad, porque siempre desearemos lugares mejores, tener una vida más llena de objetos, felicidades de plástico que nos llenen las mentiras que otros saben crearnos para obligarnos a consumir.
¿Cuanto tiempo dedicamos a disfrutar de aquello que tanto deseamos y que en cuanto lo poseemos ya pierde todo interés? ¿tenemos tiempo suficiente en la vida para disfrutar de toda la música que vamos recopilando? ¿somos capaces de escuchar más de una vez las cientoyuna canciones que llegaron a nuestras manos en el último mes? ¿leemos todos los libros que compramos?
Yo les recomiendo una sola música para demostrarles que muchas veces con poco es más que suficiente. La Novena sinfonía de Dvorak. Pero no una vez, cien. Y no en una versión, sino en diez. ¡¡Ya he caído en el consumismo!!
Yo me atrevería a recomendarles entre dos versiones para que sólo se compraran una. La de Deutsche Grammophon de la colección de Karajan Gold y la de Sony Classical de Leonard Bernstein. Si ustedes tienen otra preferida me lo dicen y agradecidos quedaremos todos.
Esta situación nos lleva directamente hacia la ansiedad, porque siempre desearemos lugares mejores, tener una vida más llena de objetos, felicidades de plástico que nos llenen las mentiras que otros saben crearnos para obligarnos a consumir.
¿Cuanto tiempo dedicamos a disfrutar de aquello que tanto deseamos y que en cuanto lo poseemos ya pierde todo interés? ¿tenemos tiempo suficiente en la vida para disfrutar de toda la música que vamos recopilando? ¿somos capaces de escuchar más de una vez las cientoyuna canciones que llegaron a nuestras manos en el último mes? ¿leemos todos los libros que compramos?
Yo les recomiendo una sola música para demostrarles que muchas veces con poco es más que suficiente. La Novena sinfonía de Dvorak. Pero no una vez, cien. Y no en una versión, sino en diez. ¡¡Ya he caído en el consumismo!!
Yo me atrevería a recomendarles entre dos versiones para que sólo se compraran una. La de Deutsche Grammophon de la colección de Karajan Gold y la de Sony Classical de Leonard Bernstein. Si ustedes tienen otra preferida me lo dicen y agradecidos quedaremos todos.
15.7.06
Creer en el mar es renacer un poco
¿Ustedes han probado el efecto tranquilizador del mar en los espíritus algo trastornados de los urbanitas estresados del interior?
Ya, ya me lo imagino. Los ciudadanos de la costa también sufren los embates del mal de la desmesura, para ellos no tienen el mismo efecto porque están saturados de mar, pero algo tendrá el mar cuando tanto lo usan los ricos del mundo y los listos de la vida.
Un febrero o un octubre en el mar…, es mucho menos gris, menos triste.
La malo es si se está escondido en un local que no te agrada, pero siempre existe la posibilidad de intentar ganar la calle.
Ya, ya me lo imagino. Los ciudadanos de la costa también sufren los embates del mal de la desmesura, para ellos no tienen el mismo efecto porque están saturados de mar, pero algo tendrá el mar cuando tanto lo usan los ricos del mundo y los listos de la vida.
Un febrero o un octubre en el mar…, es mucho menos gris, menos triste.
La malo es si se está escondido en un local que no te agrada, pero siempre existe la posibilidad de intentar ganar la calle.
Todos hemos sufrido los años de interior, las décadas de estar metidos entre máquinas de ruidos. Pero siempre queda un espacio en el tiempo para soñar en el azul, o incluso para tocarlo con las puntas de los dedos.
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