21.4.08

¿Porqué las empresas españolas tienen más problemas de productividad que sus competidoras europeas?

Uno de los datos que más daño hacen en la cabeza de todos los que piensan que hacen las cosas bien pero que escuchan que queda mucho camino por recorrer, es el de la productividad acompañado de que somos un país con un horario laboral más extenso y peor aprovechado y distribuido.

Sin duda los procesos de gestión españoles son obsoletos y su personal muy poco cualificado, fiándose mucho más del “olfato” que de la profesionalidad y la experiencia. No tienen las empresas (los empresarios) españoles una visión estratégica a medio plazo, limitándose eso si, a actuar en el corto plazo sin estudiar de manera profesional los mercados sobre los que está asentado en todas sus variables.
El organigrama directivo es en muchos casos caótico, formado por personas que han llegado a dicho escalón por muy diferentes medios, pero en muy pocas ocasiones por méritos profesionales, siendo lo más habitual el crecimiento desde la propia empresa familiar, sin visión de otro tipo de actividades empresariales, sin conocimientos académicos suficientes, sin actualización constante de su formación.
Es muy normal que en las empresas españoles el departamento de RR.HH. sea un simple añadido incluso molesto, que se dedica más a trabajos de control, que de gestión y motivación del recurso principal de la empresa, sus personas. ¿Cuántas empresas grandes conocemos en las que tienen personal sin producir solo para detectar mejoras en su equipo de personas? ¿Cuantas tienen un equipo dedicado en exclusividad a la formación de sus trabajadores?
La calificación de las personas que están en niveles de organización no suele ser la correcta, sin preocuparse en muchos casos en su formación, buscando siempre que es posible a una persona dura para puestos de control en vez de una persona abierta y con empatía.
Sin duda la pérdida del viejo pero válido sistema de aprendizaje de los años 50/70 fue un duro error porque su sustitución por formaciones regladas impartidas por profesores académicos no ha resuelto el principal problema, crear suficientes oficiales de alta profesionalidad en vez de muchos trabajadores con una visión del trabajo particular de cada oficio, muy escasa. Nuestro nivel profesional global es muy escaso en decenas de profesiones, donde se da el caso que los mejores profesionales son personas que tienen que venir de otros países.
La edad de los directivos españoles es de las más bajas de Europa, en una moda cuando menos curiosa, porque sólo ha servido para desplazar a una generación de buenos profesionales condenados a una jubilación anticipada por planes de dudosa lógica social y económica. Está bien que los jóvenes ocupen los puestos más importantes de todo tipo de organizaciones, pero siempre cuando ya tengan la preparación de todo tipo suficiente. Muchos jóvenes directivos acaban quemados al tener que suplir sus carencias con muchas horas de trabajo y decisiones cambiantes. Mientras tanto una generación de personas de entre 50 y 60 años, descansan delante de la televisión, plácidamente olvidados.
Para terminar diré que la política salarial que se ha llevado en este país me parece un tremendo error, ya que se ha premiado siempre más la presencia que la profesionalidad y la productividad, dándose el caso en estos últimos años, que buenos profesionales de sectores en alza son literalmente fichados entre empresas mientras no se hace absolutamente nada ni por retenerles ni por crecer en formación dentro de las que siguen con una política de sueldos bajos. Sin duda y como siempre, la crisis no va a afectar por igual a todas las empresas.

20.4.08

¿Porqué España es menos productiva que la media de Europa?

En España se trabaja sin motivación, sin interés, sin considerar el puesto de trabajo como una pertenencia más, como un activo personal que tiene un importante precio y que hay que cuidar.

No existe una formación profesional suficiente, tanto en los inicios del periodo laboral como en la edades cercanas a los 45 años. Se produce un ciclo que sube durante unos 10/15 años para ir bajando por la nula dedicación por parte de todos los actores, a crecer profesionalmente.

Los incrementos anuales de sueldo son siempre porcentuales y nunca lineales, lo que crea una desigualdad entre los sueldos que va creciendo lo que produce desmotivación, envidias, resquemores. El sistema para cambiarlo es sencillísimo, pero los propios sindicatos no lo quieren. Si una empresa de 10 trabajadores tiene un gato bruto anual de 300.000 euros y el IPC sube un 4% la empresa debe destinar 12.000 euros a la subida distribuidos por igual entre las 10 personas. Punto.

El sentido de la responsabilidad en el puesto de trabajo ha decrecido, tanto en el cuidado del trabajo en si, como en la aportación en innovación, la puntualidad, la calidad del servicio, la relación entre compañeros, la actitud ante cada pequeño reto diario, etc.

Los trabajadores cada día exigen más derechos, muchas veces en una espiral absurda (con perdón) que hace que los empresarios se cierren ante peticiones que no conducen a ningún sitio. Se pierde la fuerza en planteamiento realmente minoritarios orillando lo realmente importante. Todos aceptan de buen grado este juego, porque no sirve. El planteamiento de los sindicatos debería ir más por la exigencia de mejores condiciones de trabajo (que no son derechos nuevos sino cumplimiento de los que ya se tienen) y ofrecimiento de mejora en la capacidad productiva a costa de por ejemplo mayor información de la empresa, mejores repartos de los sueldos, mejoras sociales para situación personales críticas, etc.

Los empresarios y directivos (a veces más estos últimos que los primeros) tienen una aptitud egoísta hacia el funcionamiento de la empresa, que les hace no ver los objetivos a medio largo plazo. No planifican el futuro, no saben hacia qué meta se dirigen, excepto eso si, la ganancia económica del corto plazo. Las empresas están para ganar dinero, pero nadie dijo que la visión debe ser para mañana, cuando se demuestra que lo mejor es sembrar, luego regar, sulfatar, entrecavar, volver a regar y por último recoger. No se conoce el mercado al que se pertenece, no se dedica en el momento de crecimiento a sentar las bases de innovación e investigación de nuevos servicio y mercados para periodos de crisis. No se cuida el factor humano como un componente esencial en los resultados de la empresa. Por encima de estar al día en instalaciones y maquinaria, hay que estar al día en persona y en organización humana. Sin ellas nada funciona.