23.6.08

Las miradas de complicidad en el camino

En la vida tenemos muchas veces que ir caminando junto a personas con las que no coincidimos del todo, pero es lógico e inevitable, y debemos buscar puntos de encuentro y no de desencuentro. Si los que viajan con nosotros los convertimos en enemigos porque no coinciden del todo con nuestra mirada, estaremos perdiendo inmensas oportunidades de mejorar los resultados finales.
No importamos ni tú ni yo; importa lo que se se consigue, y si no tenemos claro esto, lo mejor es abandonar el camino.
Es cierto, no digo aquí quien debe abandonar, pero mientras lo aclaramos, debemos conjurarnos de que al menos, no vamos a joder los inventos.
La construcción de cualquier empresa en la vida, se debe fundamentar en la entrega, y en ella cada uno da lo que puede, y si no te engañan y con los tiempos surgen dificultades y piedras, debes soportar un poco el sufrimiento, porque nunca nadie dijo que fuera a ser todo ni fácil ni recto.
Formar grupos, corrillos de ataque, columnas quietas que solo miran, cuando los que todavía te rodean son de los afines, es perder la energía en quemar leños verdes que hacen mucho humo, que asfixian, pero que no sirven para calentar.
Es mucho más sencillo destruir, quemar, que construir, permanecer callado esperando mejores aires. Si eres de los que tienen impaciencia, mírate al espejo. Igual el tiempo te convierte en uno de esos a los que ahora odias. No te destroces antes de tiempo en el cuerpo de otro.
Las miradas de complicidad ayudan a crecer las empresas, aunque a veces haya que regalar golpecitos en la espalda y silencios.
Nada hace más grande a un hombre, a una mujer, que ser generosa, magnánima. Gana su obra, y gana ella.
Se me olvidaba.
No había dicho quien debía abandonar primero.
El más cobarde.

Somos 16 millones

Un país que consigue poner de acuerdo al 80% de su gente para que vean todos el mismo un programa de televisión, que logra que 16 millones de 46, están más pendientes de un golpe de pierna que de otra cosa, es un país para aplaudir, porque es el inicio de un camino sin explorar.
Nacemos sin tener ni idea de fútbol, no estamos programados para entender esto de correr detrás o delante de una pelota, e incluso después de muchos años de intentos, hay personas que nunca entienden lo que es un fuera de juego. Pero con esfuerzo se logra amar y sentir este ejercicio ajeno, que además agrupa en un ejercicio sedentario a medias, como es el de ver y gritar ante la televisión.
Lograr esto, con lo tonto que resulta ver cómo otros hacen algo sin que el resto hagamos nada que no sea observar, es de premio.
¿Se imaginan si lográramos que estas energías se dedicaran de tanto en tanto, en otros menesteres?
No solicito que se cambie la energía del fútbol como espectador por otro tipo de ejercicio. Digo que igual somos capaces de marcarnos otros objetivos que nunca hemos decidido y aportar a ellos la misma rasmia.
¿Se imaginan 16 millones de 46 recibiendo una lección de modales? ¿de inglés? ¿de cocina? ¿de trato con los desfavorecidos?
Hay que intentarlo.