9.7.08

Barómetro Europa primavera 2008

Sacados del Eurobarómetro de primavera de 2008, presento dos pequeños gráficos sobre dos preguntas que me parecen interesantes.
La primera es la apreciación que tenemos los españoles sobre la crisis económica. Estamos muy convencidos de que existe, de que España la está sufriendo o la va a sufrir, pero que a nosotros no nos va a afectar. Es una constante el que siempre pensemos que las situaciones malas les suceden a los demás, lo que muchas veces nos impide buscar y encontrar soluciones, porque no son para nosotros.
La segunda cuestión es sobre los temas que más nos preocupan a los españoles en relación a los que preocupan a los europeos.
Los temas de desempleo, inmigración y delincuencia se mantienen en valores parecidos. El de la subida de precios es más alto en Europa, porque no han conocido épocas de inflación altas como si ha sucedido en España.
Pero ellos no temen al terrorismo (y quiero recordar que en Turquía, Inglaterra o Italia han sufrido ataques terroristas tan o más fuertes como en España), nos preocupa la vivienda, algo que en Europa con precios de los pisos mucho más altos no preocupa pues se vive de alquiler y se cambia de vivienda con mucha normalidad, mientras que en Europa si que preocupa y mucho las pensiones, porque sus sistemas de apoyos sociales son menores y con más limitaciones para su acceso y sobre todo destaca la preocupación de la calidad en su sistemas educativos algo que parece no preocuparnos en la misma medida a nosotros, y eso que tenemos unos datos de los informes PISA que son realmente preocupantes.
De todos estos datos, los dirigentes deben sacar algunas conclusiones claras. Una de ellas es que debemos subir nuestra exigencia general sobre la educación pues sin ella no alcanzaremos una calidad de producción y empleo comparable, y la otra que debemos de valorar con más objetividad, y aquí deben entrar todos los actores, el tema del terrorismo.
Sin duda es una desgracia, pero sus efectos reales sobre la sociedad son infinitamente menores a los accidentes de tráfico, a los accidentes laborales, a decenas de enfermedades comunes o extrañas, a la violencia doméstica, a los heridos por las drogas y adicciones, incluso hay periodos que sus efectos reales sobre las familias españolas es menor que el de los encierros de toros en pueblos de España. Con perdón por la comparación, pero creo que nuestra energía social debe ser orientada hacia objetivos más reales, más lógicos, con menos miedo.
La sociedad tiene derecho a perder el miedo a lo que no es real.

El paro va a aumentar, pero eso no quiere decir que debamos modificar nuestro sistema laboral

Sin duda el paro va a aumentar en el futuro, o lo que es lo mismo, el total de las horas de trabajo medias de las personas que trabajan en el mundo occidental, van a ser menores a lo largo de su vida.
Hoy aunque en España hasta los 16 años no se puede empezar a trabajar (en mi juventud era a los 14) muy pocos empiezan antes de los 18 y la edad de comienzo de la vida laboral es superior a los 20 años.
Se empieza además con contratos parciales, sin continuidad en muchos casos, mezclando horas de estudios y horas laborales. Y en su vida laboral efectiva, es muy normal que se produzcan varios despidos, varias suspensiones.
El futuro no va a ser muy distinto o al menos nunca más efectivo.
La crisis actual no es más que un pequeño bache lógico, un ciclo más dentro de lo habitual, pero tanto los nuevos sistemas de trabajo, como la tecnología y los mercados emergentes hacen presagiar que el mercado del trabajo entrará en una bajada de productividad total.
Sólo hemos podido mantener un nivle de trabajo alto, a costa de un consumo desmesurado, de una aceleración en el flujo del gonsumo y del movimiento de los dineros en transacciones útiles o no.
Se fabrica hoy con mucho menos coste en tiempo laboral, pero como se ha consumido mucho más que nunca, se ha logrado compensar la aceleración en los tiempos de producción. Pero la crisis económica reduce el consumo de manera muy importante y por ello reducirá las horas de trabajo totales.
Es pues de muy mala fe solicitar cambios en el mercado de trabajo, aprovechando el momento de falta de trabajo, porque si las reformas van por el camino de más facilidad para el despido, que simplemente son en realidad, despidos más baratos, saldrán ganando los empresarios especuladores, pero no los trabajadores, no la economía global.
Si el trabajo es de 1000 horas en total (por ejemplo), por mucho que modifiques sus normas de contratación o de despido, no subirán esas 1000 horas teóricas.
No es cierto que podamos competir con los mercados laborales emergentes con nuevas normas de trabajo, es imposible, antes de eso explotaria nuestra sociedad. La empresa que con dos bemoles desea tener los beneficios de una mano de obra barata, muy barata y sin derechos, ya ha tomado sus medidas. Se ha ido a esos países y ha montado allí sus propias empresas.
El empresario especulador siempre encontrará mano de obra más dócil en países pobres que en el mundo occidental.
Quien crea que modificando nuestra ordenanza laboral seremos capaces de competir mejor, se equivoca y no pone en valor los RRHH, la innovación y la productividad en calidad.