A veces criticamos el efímero arte urbano que llena de color y formas nuestras calles. No lo hacemos bien. Mientras algunas ciudades españolas o de todo el mundo han puesto en valor el arte urbano como una forma de dotar de más calidad a la ciudades en sus tramos públicos urbanos, otras no saben aprovecharse de esta posibilidad sencilla y barata.
Aquí vemos un tapia de Madrid, un tabique de cemento que esconde un solar vacío. En sus letras parecen árboles que se quieren elevar sobre el cielo, disimulando lo feo y creando un paisaje de troncos y de color.
Y he buscado este ejemplo como el más simple y sobre el que a veces recaen más críticas. Los nombres, los textos bien realizado. Nada tiene que ver esto con ensuciar las calles o las paredes. Son personas distintas, como es diferente ir con tu coche de un lugar a otro o ir con un coche saltándose los semáforos y a 120 por las calles de tu barrio. Todo es ir en coche, pero las formas son totalmente diferentes, legalmente distintas.
El arte urbano alegra las ciudades, los paseos, las calles de los barrios, los espacios más vacíos. Es un excelente complemento moderno y urbano para dotar de alegría a las ciudades.
6.2.20
5.2.20
Si tienes dudas no preguntes. ¡Pregúntate!
Preguntar siempre es arriesgado pues a veces te pueden responder. Y puede ser que la respuesta no te guste nada. Cuando alguien pregunta es porque espera una respuesta, y a veces espera "su" respuesta, la que él cree que le corresponde, que se le debe dar. Y es entonces cuando se puede estar equivocando.
El de la pared pregunta: —¿Molesto?— lo cual es un claro ejemplo de que él ya sospecha que efectivamente molesta. Si alguien responde a su pregunta y lo hace con sinceridad lo normal es que lo que diga sea afirmativo.
—¡Sí!, molestas e incluso mucho, tanto que hasta tú mismo te has dado cuenta.
Algunas preguntas nos las podemos responder nosotros mismos, no hay que esperar a preguntarlas y a que nos las respondan. Es más positivo y sobre todo menos cruel que nos responsamos nosotros mismos a que lo hagan los "de fuera".
El de la pared pregunta: —¿Molesto?— lo cual es un claro ejemplo de que él ya sospecha que efectivamente molesta. Si alguien responde a su pregunta y lo hace con sinceridad lo normal es que lo que diga sea afirmativo.
—¡Sí!, molestas e incluso mucho, tanto que hasta tú mismo te has dado cuenta.
Algunas preguntas nos las podemos responder nosotros mismos, no hay que esperar a preguntarlas y a que nos las respondan. Es más positivo y sobre todo menos cruel que nos responsamos nosotros mismos a que lo hagan los "de fuera".
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