26.5.23

La Inteligencia Artificial y los monos


Tranquilos todos, retrocedemos pero solo en teoría, lo que sucede es que como nos vamos volviendo un poco más tontos cada día, la Inteligencia Artificial nos adelantará antes. Ya es un proceso que parece imparable excepto que nos entre mucho miedo y la prohibamos. 

De entrada y como está en su propia prehistoria sigue siendo algo tonta también, pero es cuestión de tiempo y de que sepamos cometer errores bien repartidos y pongamos cara de que todos sabíamos en dónde no deberíamos dejarle actuar.

En el mismo momento en que fue claramente capaz de ganar a los humanos en ajedrez se marcó el punto de salida del Poder para la IA. 

Ya era capaz de saber estrategia y tomar decisiones con el análisis de las situaciones. Eso acercaba la Inteligencia Artificial a nosotros y en algunos aspectos empezaba a ganarnos.

La Inteligencia Artificial es humana mientras seamos nosotros quien le enseñemos. Excepto como ya sucede, si le enseñamos a que aprenda por sí sola. En la medida en que ya es capaz de aprender de sus decisiones y de sus errores, es capaz de modificarse ella misma y sin intervención humana, para crecer y pulirse sin que se lo ordenemos.

En realidad y de momento la IA no sabe ni puede tomar decisiones que no sean teóricas. De momento —insisto— no le permitimos que apriete el botón teórico de las órdenes, y a lo máximo que está dejando hacer es a poder asesorar a los humanos, a decirnos qué deberíamos hacer nosotros. 

Es mucho, pero de momento le cerramos las puertas —con acierto— a que tome decisiones por ella misma.

La Inteligencia Artificial —de momento, insisto en esto— no mueve el caballo de casilla en el tablero, sino nos dice a nosotros o a otra máquina que lo mueva. Si le facilitamos la toma de decisiones que requiera uso de Poder, estamos perdidos. O no, igual estamos perdidos antes.

Nota.: La viñeta es de El Roto para El País.

Ajovín

25.5.23

La sociedad que viene preocupa ¿no?


No sé vosotros, pero a mi me da un cierto reparo la sociedad que viene. No por miedo a los cambios, sino por la preocupación de que estemos caminando hacia atrás o hacia la nada.

Creo que durante unas pocas décadas (creo que dos), España avanzó hacia una sociedad mejor y más preparadas, con más posibilidades y libertades reales, con importancia en su sociedad. 

Pero sin restar valor a algunos avances de los últimos años, creo que hemos retrocedido en lo fundamental, incluso en los cimientos del estado democrático, y que las posibilidades de los más débiles son menores.

Creo que los trabajadores de este país (y no lo comento por los efectos de las crisis sucesivas) tienen menos posibilidades, creo también que los jóvenes lo tienen más crudo, creo que con la vista puesta en dos décadas por delante, nos espera una sociedad con más problemas importantes que lo que se veía al inicio de siglo.

No creo que los tiempos pasados sean mejores, sobre todo son pasados y no sirve más que para comparar. Se hace lo que se puede.

Pero si que creo que el valor, la categoría y calidad de la clase politica española es MUCHO más baja ahora que hace un par de décadas. Incluso me da la sensación de que buenos políticos, están huyendo de la política por efectos de la dictadura de la democracia mal utilizada.

Lo malo de la dictadura de la democracia, es cuando los dictadores no son los ciudadanos sino los representantes de los ciudadanos. Lo malo del control de todo tipo de organizaciones, es cuando se desmonta su sentido y sin ellas, ya sólo sirven y se mantienen para hacerse una foto cuando se necesita.

La sociedad está además hastiada y no tiene ni ganas de quejarse en serio, si acaso en las Redes con insultos, nada constructivo. 

Se ha conseguido desenchufar esa parte del cerebro que nos lanza hacia la batalla y el poder, logrando amansar la reacción hacia la queja de corrillo, hacia el fascismo de unos pocos (y menos mal) y hacia la apatía de la mayoría.

No sé bien cómo se irá modulando esta sociedad, porque nada se queda quieto. Gran parte de mis observaciones sociales no me gustan, observo (sobre todo en Madrid, y lo digo con conocimiento e incluso algo de miedo) no me gustan. 

Esta España tan compleja no se ve igual, ni mucho menos, desde Madrid o desde otra ciudad. Y lo digo desde "otra ciudad, otro país" pues viajar sirve para ver lo distinto y comparar.