26.5.23

La Inteligencia Artificial y los monos


Tranquilos todos, retrocedemos pero solo en teoría, lo que sucede es que como nos vamos volviendo un poco más tontos cada día, la Inteligencia Artificial nos adelantará antes. Ya es un proceso que parece imparable excepto que nos entre mucho miedo y la prohibamos. 

De entrada y como está en su propia prehistoria sigue siendo algo tonta también, pero es cuestión de tiempo y de que sepamos cometer errores bien repartidos y pongamos cara de que todos sabíamos en dónde no deberíamos dejarle actuar.

En el mismo momento en que fue claramente capaz de ganar a los humanos en ajedrez se marcó el punto de salida del Poder para la IA. 

Ya era capaz de saber estrategia y tomar decisiones con el análisis de las situaciones. Eso acercaba la Inteligencia Artificial a nosotros y en algunos aspectos empezaba a ganarnos.

La Inteligencia Artificial es humana mientras seamos nosotros quien le enseñemos. Excepto como ya sucede, si le enseñamos a que aprenda por sí sola. En la medida en que ya es capaz de aprender de sus decisiones y de sus errores, es capaz de modificarse ella misma y sin intervención humana, para crecer y pulirse sin que se lo ordenemos.

En realidad y de momento la IA no sabe ni puede tomar decisiones que no sean teóricas. De momento —insisto— no le permitimos que apriete el botón teórico de las órdenes, y a lo máximo que está dejando hacer es a poder asesorar a los humanos, a decirnos qué deberíamos hacer nosotros. 

Es mucho, pero de momento le cerramos las puertas —con acierto— a que tome decisiones por ella misma.

La Inteligencia Artificial —de momento, insisto en esto— no mueve el caballo de casilla en el tablero, sino nos dice a nosotros o a otra máquina que lo mueva. Si le facilitamos la toma de decisiones que requiera uso de Poder, estamos perdidos. O no, igual estamos perdidos antes.

Nota.: La viñeta es de El Roto para El País.

Ajovín