20.3.11

Vivimos una década histórica y posiblemente única

Estoy viviendo una década maravillosa en cuanto a acontecimientos importantes para la historia y eso me convierte al menos en espectador histórico. Pero ser espectador no es suficiente así que decidí participar de la vida desde la vida. Ahora estoy seguro de que cuanto más se sabe, peor se pasa con lo que se sabe, pues ya no sirve de nada hacer como que no van contigo los asuntos.
No aspiro a entender nada pues casi todo es tan complicado que requiere más tiempo del que soy capaz de entregarle. Si acaso a dejarme seducir por lo que sucede cada día, a dejarme llevar por la velocidad de mi generación que sigue siendo mucha, y disfrutar del intento.
Cuando se entra en la cocina del restaurante, huele a fritanga, pero si insistes te viene el olor escondido de la basura. Cuando las viandas pierden su temperatura se vuelven odiosas e incomibles. Sean todavía lo gloriosas que hayan sido. Por eso, si se entra en la cocina, hay que estar con el casco de soldado puesto, pues en cualquier momento te vendrá el olor a muerte, a decisiones desagradables, a limpieza que intenta tapar la basura. En todos los lugares donde se cuece la vida, hay muerte.

19.3.11

Conjeturas, miedos y lindezas sobre la vida o la basura

No aspiro a entender nada pues casi todo es tan complicado que requiere más tiempo del que soy capaz de entregarle. Si acaso a dejarme seducir por lo que sucede cada día, a dejarme llevar por la velocidad de mi generación que sigue siendo mucha, y disfrutar del intento. 

Estoy viviendo una década maravillosa en cuanto a acontecimientos importantes para la historia y eso me convierte en espectador. Pero ser espectador no es suficiente así que decidí participar de la vida desde la vida. Ahora estoy seguro de que cuanto más se sabe, peor se pasa con lo que se sabe, pues ya no sirve de nada hacer como que no van contigo los asuntos. 

Cuando se entra en la cocina del restaurante, huele a fritanga y comida, pero si insistes te viene el olor escondido de la basura. Cuando las viandas pierden su temperatura se vuelven odiosas e incomibles. Sean lo gloriosas que sean. Por eso, si se entra en la cocina, hay que estar con el casco de soldado puesto, pues en cualquier momento te vendrá el olor a muerte, a decisiones desagradables, a limpieza que intenta tapar la basura. En todos los lugares donde se cuece la vida, hay muerte.

Vídeo de media hora sobre el drama de Japón, en el canal 24h

La cadena “24h” de Televisión Española puso en antena un montaje de más de 30 minutos con vídeos particulares que reflejan la tragedia de Japón, desde los primeros instantes del terremoto a la visión de unas ciudades y pueblos totalmente destrozados en donde vuelven los vecinos a ver su desgraciado futuro próximo. Ver más de media hora de drama impresiona a cualquiera y todavía nos muestra más, lo débiles que somos ante los problemas naturales que nos afectan cuando nadie puede preveer.
Este vídeo se puede ver en la página de televisión a la carta, dentro del canal 24h.  

La Universidad y la falta de presupuesto y coraje para la excelencia

No estamos tomando en serio el drama de futuro de una generación de jóvenes sin trabajo ni esperanzas de encontrarlo, excepto por suerte.
La preparación parecemos decir que no servir para mucho, se insiste incluso en rebajar las titulaciones en los currículos para poder encontrar trabajo. ¿No hay nadie con dos dedos en la frente que diga que esto es una barbaridad social?
Los jóvenes bien formados y atrevidos, que son muchos, simplemente se van de España. Se van del país e intentan terminar sus estudios en otro país y encontrar trabajo en otras zonas del Planeta. Un buen roto para un país como España, falto de intelectualidad, de investigadores o trabajadores del intelecto. ¿Tampoco aquí vamos a realizar ninguna labor interesante?
Nos gastamos un dinero público en intentar paliar los dramas, algo lógico, pero también en ayudas no productivas. Creemos que la investigación y la formación no son rentables. Claro error absurdo que nos va a costar el declive. No valoramos a las Universidades, a los universitarios, castigándolos con presupuestos ínfimos. No becamos a jóvenes talentos para la investigación, más que en número testimonial pues hay crisis. ¿Y lograremos salir de ella?
Algunas Universidades han tenido que rebajar en profundidad sus presupuestos mientras no hacemos políticas de investigación serias y organizadas, de crecimiento y desarrollo que sirvan para crear y asentar jóvenes valores en un país falto de calidad social, de gente válida que piense que España es un buen futuro. Todo esto lo hablamos y nos quedamos en decir que si, que es un lástima. No damos un paso para avanzar. ¿Y así esperamos que se queden los mejores en España?