18.1.12

Garzón y sus enemigos mentales. Garzón y nuestras razones

Que Garzón esté sentado en el banquillo de los acusados nos debería hacer pensar a todos un poco más sobre lo que han aprendido a manipular lo tramposos disfrazados de demócratas, sobre todo por el poder de la justicia si esta la emplean para su beneficio, de los justicieros más bien si estos se dejan manipular, y sobre las peleas personales que como en todo grupo humano, son a veces utilizadas empleando los resortes “tramposetes” de las legalidades para llevarse las pelotas a sus egoístas pies.

Ya han conseguido vencer a Garzón, aunque gane todos estos juicio pendientes, que para asegurarse que alguno perderá, los han elegido entre lo más variado de las posibilidades judiciales. Es cierto que Garzón era un juez “especial” en el más amplio sentido del término y que nadie le perdona su incursión en la política. Incluso muchos de los que le apoyaron o eligieron. Pero utilizar su misma justicia para vengarse está feo. Creo.

Que se le empiece a juzgar por investigar un caso de corrupción política nos enseña que en este santo país, todavía hay mucho anti demócrata que desea jugar a su antojo con la política, ahora que ellos ya se han adaptado a un sistema democrático, tras aprender de un sistema dictatorial. A los excelentes tramposos de academia del robo, ya les da igual el sistema político que tengamos, pues saben sobrevivir a todos. Lo único que les importa es medrar y sisar, jugar a ser los importantes y sonreír cínicamente cuando logran con la ayuda de sus amigos, colocar en los banquillos a los que han sido sus azotes. Y mientras tanto el resto, miramos para otro lado.

En la vida, mucho es como una partida de ajedrez, en donde no siempre un movimiento se hace para enseñar lo que se desea, sino más bien al contrario, para despistar o para abrir camino o para despejar posibilidades. Las venganzas entre humanos se sirven en platos fríos.

17.1.12

Normas para microrelatos, microcuentos de pocas líneas

Una novela es un largometraje. Un relato es un cortometraje. Un microcuento es una fotografía. Un microcuento es un relato completo, que no se nos olvide esto, que en principio cabe en una página, aunque lo ideal en estos tiempos que corren es que tenga pocos párrafos incluso pocas líneas.

Los haikus japoneses, la parábola, los koán zen, pero también las greguerías españolas o los simples chistes que tanto utilizamos son microcuentos de diversa factura. Pequeñas historias con principio, desarrollo y final inesperado o con historia dentro. Debe ser corto pero intenso, con una unidad en todo su desarrollo y un desenlace imprevisto y a ser posible son una doble lectura como en todo relato completo. Un microcuento debe estar muy terminado, muy corregido, eliminando todo lo superfluo.

Si logramos en pocas líneas contar dos historias, una dentro de otra, estaremos cerca de la máxima expresión de cualquier relato, con independencia de su tamaño. Siempre hay que intentar contar dos historias, una dentro de otra. La visible que se nota en una primera lectura por todo tipo de lectores y una invisible que debemos incrustar dentro y que se tiene que notar en una lectura más sosegada, en una segunda lectura, por aquellos lectores más preocupados en disfrutar de las lecturas. Mario Benedetti, Quim Monzó, Javier Tomeo o Julio Cortazar son ejemplos de escritores conocidos que han trabajado el microcuento.

Recuerda que menos de cinco líneas en un microcuento, es un riesgo si no eres profesional de la literatura, pues puede suceder que no se entienda bien la historia. Aunque hoy la moda está en un par de líneas.

16.1.12

Se puede seguir pidiendo aumento de sueldo. Aunque estemos en crisis

Hablar hoy en día de aumentos salariales puede parecer una tontería, es decir, el miedo a perder el puesto de trabajo y a creer que la crisis lo han inundado todo, nos ha congelado nuestras posibilidades de ascenso y promoción. Pero lo cierto es que todavía existen empresas en donde la crisis no ha afectado y situaciones personales dentro de las compañías en la que SI es posible solicitar un aumento de salario.

Si tu empresa funciona bien, digan lo que digan, si te han entregado nuevas responsabilidades, si en tu equipo de trabajo ha fallado alguna persona y hay un reparto de funciones nuevo, si se ha ampliado los servicios de la empresa y tú has recogido alguna gestión nueva, puede ser un buen momento para replantearse si es conveniente o no, solicitar un aumento de sueldo.

Siempre con mucho tacto, con un análisis previo por tu parte, de si es el momento, si es interesante plantear esa opción de forma directa o indirecta.

Debes analizar tu capacidad profesional, tus conocimientos y el papel dentro de tu empresa en relación a la totalidad y al equipo que te rodea. Debes analizar la función de tu puesto de trabajo en cuanto a capacidad de respuesta y en la dificultad para ser cubierto si algo falla. Estudiar si tu sueldo está en línea con el que se paga por tu responsabilidad. Analizar la evolución de la empresa, que se nota aunque se diga lo contrario o lo difícil que es encontrar a profesionales de tu calificación o profesionalidad. Analizar la competencia de tu misma empresa dentro del mismo sector y saber en qué situación están ellos, si están ampliando plantilla (yo es imposible, sé optimista) o si están en recesión, si han realizado nuevas inversiones y si las tiene previsto hacer tu empresa.


Piensa que si pides aumento de sueldo, el empleador percibirá dos cosas. Que te estás quejando del sueldo. Y que tú te estás valorando más de lo que él mismo se creía. Es un arma de doble juego, pero si él no te quiere perder, tendrá que buscar una respuesta.

Para defender tu posición tienes varias herramientas. La información es la mejor. ¿En qué posición económica está tu sueldo dentro de la empresa? ¿y con respecto a la competencia? ¿y con puestos de trabajos similares pero de responsabilidad igual o inferior?

Nunca digas lo que quieres ganar, es un truco muy fácil para el jefe, muy sencillo de emplear por quien recibe la petición. Tú no te vendas directamente, deja que sean ellos los que valoren tu trabajo. Simplemente responde que estás encantado de asumir nuevas responsabilidades y que el sueldo lo deben fijar ellos con arreglo a lo que esperan de ti, de tus trabajos, de tus funciones.

Recuerda que aunque estés tratando con el Jefe de RRHH, quien concede los aumentos es el “Gran Jefe”, tal vez previo informe de RRHH. La obligación de RRHH es decirte que no sin más. Pero también es la de trasladar al “Gran Jefe” tu petición, por si tú sales por peteneras y les das el gran susto. El NO de RRHH es siempre un no con matices. No cierres la puerta ante su NO, simplemente dile que lo reestudie pues piensas que es beneficioso para todas las partes. 

Si los sueldos son inamovibles para no descompensar las plantillas en periodos de crisis, de turbulencias, hay otras alternativas. Un seguro de salud, un coche de empresa, una mejor posición en el despacho, una vacaciones o jornada de más calidad, un aumento de responsabilidades que pueden llevar al aumento tras unos meses.

Y nunca intentes contactar con una empresa de la competencia para saber qué sueldos te pueden ofrecer, si tienes o no posibilidades de entrar en su empresa, excepto que realmente quieras cambiar de empresa. Entre sectores afines, aunque se odien las empresa, las relaciones para tener contactos en estos casos son muy amplias y todo se termina sabiendo.

Queridas compañeras y compañeros. Gracias por la confianza.

Este fin de semana he sido elegido delegado para el congreso de mi partido (Chunta Aragonesista) por votación de tod@s los compañer@s de Zaragoza. Y lo he sido en un puesto alto, un lugar que no me esperaba. Vaya desde aquí mi agradecimiento a todos los que me votaron, algunas de ellas y ellos sé que me leen por estas ventanas.

Yo soy raro, casi diría que muy raro para estos momentos raros en los que la política rara es la que se impone. Esto hace más raro todavía que se elija a un tipo raro como yo, en un puesto que considero muy alto para mis referencias y dedicaciones. Pero intentaré explicarme algo más.

Yo no aspiro —como muy bien saben los que lo tiene que saber— a nada que no sea defender mis ideas. No sirvo para ser nada de nada. Soy hombre complicado para estar en equipos, aunque adoro el trabajo en equipo, he vivido durante décadas de dirigir equipos y escribo incluso en otro blog de mejorar equipos humanos. Pero tal vez esa dedicación profesional al trabajo de dirigir equipos me convierta —me haya convertido— en un tipo muy complejo para ser dirigido. Y sin dejarse dirigir con facilidad, es imposible saber dirigir con eficacia en estos tiempos. Quien no sabe obedecer es imposible que sepa gestionar y dirigir.

Adoro Aragón, incluso desde mi desconocimiento de parte de Aragón. Creo sobre todo es su historia, en su sociología, en su cultura, en su futuro. Increíblemente creo en su futuro. En menor medida de lo que creo que los aragoneses en general aman a su país, pues somos gentes que no nos amamos casi nada de nada, que incluso a veces son sentimos molestos siendo aragoneses, que somos poco capaces de defender nuestro territorio, nuestra sociedad.

Creer en Aragón no es suficiente para casi nada, aunque es un empezar. Hay que creer en las personas y además lograr que estas se dejen creer. Menos complejo es motivar, que conseguir que sigan motivadas las personas en el tiempo. Y aquí es donde los aragoneses tenemos una asignatura pendiente. Nos amamos (respetamos, cuidamos) poco y durante poco tiempo.

En política se necesita la frescura y la razón, el sentido común y la limpieza total. Se necesita cada vez más la eficacia y la potencia de reacción. Se necesita también la dureza en algunas medidas y ser como los juncos que se doblan pero ni se dejan partir ni son blandos a la hora de soportar el peso. Se necesita en política tomar medidas drásticas contra los malos políticos, los ladrones de ilusiones, los tramposos y cenagosos ilusionistas de la estafa sencilla. Y no me gustan nada los que no saben negociar, los que no creen en el diálogo como herramienta muy válida, de los que no saben sumar. 

Y sobre todo no admito que los políticos no sepan diferenciar entre problemas graves de la sociedad sobre problemas sencillitos aunque bonitos de vender, o que no tengan arrestos para estar mil horas mil intentando encontrar soluciones a los problemas graves, y en cambio gastemos el escaso músculo en asuntos que deben gestionar los oficiales de turno.

Por eso me extraña mucho el gran número de votos obtenidos, lo que demuestra que mis compañer@s son tan raros como yo. Muchas gracias.