17.1.12

Normas para microrelatos, microcuentos de pocas líneas

Una novela es un largometraje. Un relato es un cortometraje. Un microcuento es una fotografía. Un microcuento es un relato completo, que no se nos olvide esto, que en principio cabe en una página, aunque lo ideal en estos tiempos que corren es que tenga pocos párrafos incluso pocas líneas.

Los haikus japoneses, la parábola, los koán zen, pero también las greguerías españolas o los simples chistes que tanto utilizamos son microcuentos de diversa factura. Pequeñas historias con principio, desarrollo y final inesperado o con historia dentro. Debe ser corto pero intenso, con una unidad en todo su desarrollo y un desenlace imprevisto y a ser posible son una doble lectura como en todo relato completo. Un microcuento debe estar muy terminado, muy corregido, eliminando todo lo superfluo.

Si logramos en pocas líneas contar dos historias, una dentro de otra, estaremos cerca de la máxima expresión de cualquier relato, con independencia de su tamaño. Siempre hay que intentar contar dos historias, una dentro de otra. La visible que se nota en una primera lectura por todo tipo de lectores y una invisible que debemos incrustar dentro y que se tiene que notar en una lectura más sosegada, en una segunda lectura, por aquellos lectores más preocupados en disfrutar de las lecturas. Mario Benedetti, Quim Monzó, Javier Tomeo o Julio Cortazar son ejemplos de escritores conocidos que han trabajado el microcuento.

Recuerda que menos de cinco líneas en un microcuento, es un riesgo si no eres profesional de la literatura, pues puede suceder que no se entienda bien la historia. Aunque hoy la moda está en un par de líneas.