20.6.13

Consejos para dejar de beber alcohol en exceso

Dejar de beber alcohol es una tarea complicada, costosa, pero si has llegado hasta aquí es casi seguro que tienes fuerza para intentarlo. No te voy a decir nada sobre los problemas que tiene el alcohol sobre tu libertad, a estas alturas ya lo sabes, vamos a marcar solo algunos pequeños puntos para empezar a volver a la normalidad.

El trabajo duro lo tendrás que hacer tú, aunque cuentes con ayuda. Los médicos y la familia, tus amigos y tu entorno te van a ayudar, pero serás tú quien decidas siempre. Ya lo estás haciendo.

Los médicos te darán medicaciones que te ayudarán a calmar la ansiedad, algo fundamental para entender todo el proceso que ahora te hará cambiar. Hay varios tipos y si no te funciona alguno de ellos, te lo irán cambiando por otro. Hay pocos efectos secundarios, pero también los tienen controlados.

Recuerda que el alcohol, que creías un buen amigo, en realidad es un enemigo al no poderlo controlar. Debes entender que ya no te ayudará nunca más, que debes buscar alternativas, otros amigos, pues tu propio cuerpo y tu forma de pensar ya te ha indicado hace tiempo que es una mala compañía.

Los médicos te harán un plan de abandono de la bebida. No suele funcionar bien dejarlo todo de golpe, es mejor controlar poco a poco el proceso, organizarte y organizarlo, hacer caso a los profesionales y cumplir con lo que quieres hacer. Si pretendes dejar de beber en 10 días están condenándote al fracaso más sencillo pues la tarea es muy dura, durísima. Controla el consumo, programa poco a poco el camino hasta la meta.

Antes de beber esa cantidad que estás rebajando cada día, come. Y toma alimentos para aguantar más y pare reducir los deseos de tomar alcohol. No te dejes llevar por el deseo, simplemente controla y domina tus deseos. Si hoy toca una, SOLO una. Si ahora toca una a la semana, haz lo imposible para conseguirlo.
Bebe mucho agua. Al menos entre 2 y 3 litros cada día. Te limpiará el cuerpo de toxinas.

Tira a la basura todo el alcohol que tengas en casa. No dejes nada, ni para invitar a los amigos. Ellos tampoco lo necesitan y aunque pueden hacer lo que quieran, cuando estén en tu compañía no pasa nada por que les ofrezcas un té, unas limonadas, unas bebidas de cola, unos zumos o unas bebidas preparadas por ti mismo pero sin alcohol. Puedes convertirte en un experto en bebidas sin alcohol, pues hay muchas posibilidades.

Intenta por todos los medios desahogarte, descansar, llorar si lo necesitas, buscar alegrías, reírte y hablar con amigos o familiares. Cuanta tu experiencia, tus avances y tus dudas. Pero si dices que has dejado de beber, hazlo solo a los más íntimos. Al resto diles que estás perdiendo peso, que te han encontrado colesterol o triglicéridos en sangre. Y que es peligroso no cuidarte con urgencia. Mentir a veces es defender la verdad.

No acudas con amigos a los que les gusta beber, sobre todo con aquellos con los que perdías el control y mucho menos con aquellos que no entienden tu decisión. Si no te respetan, no merecen la pena como amigos. Escapa de las situaciones en las que terminabas bebiendo. Bien sean reuniones o cenas de trabajo, de amigos, etc. De momento, si estás empezando, no te pongas en peligro con trampas que te dominarán con facilidad.

Si recaes no es por falta de fuerza, por ser tonto; no te sientas culpable aunque lo seas, eso te bloquea y te dejará falto de defensas mentales. Simplemente vuélvelo a intentar y ahora con más experiencia lo harás mejor.

Mete en una hucha el dinero que te estás ahorrando con la bebida. Y dedícalo a vicios que te agraden: a clases de yoga, a viajar, a relajarte, a música, a un libro, a un aparato electrónico o a un nuevo teléfono. Haz un regalo a tu pareja y recuérdale que lo has comprado con el ahorro del alcohol. Puedes hacer una cena romántica pero sin nada de alcohol. No lo necesitas. Cámbialo por velas olorosas, por una buena carne, por unos aperitivos diferentes.

En las primeras semanas son buenas las vitaminas del tipo B, pero el médico te las recetará si así lo considera.

Haz un diario con tus impresiones, apunta los avances y los fracasos. Sé sincero y no lo entregues a nadie, al menos hasta haber dominado por completo el proceso de abandono del alcohol.

¿Cuándo has dejado de beber?, nunca. Ni tú ni yo. Siempre podemos volver a caer o caer de nuevo. Yo nunca he caído en el alcohol aunque bebo esporádicamente. Nadie me libra del error. Pero si han pasado 90 días desde que ya NO tomaste nada de alcohol, podemos decir que lo has vencido en primera instancia. Ahora hay que ser prudente, saborear los cambios, darte cuenta de que ya eres distinto y saber qu puedes, que si quieres puedes. No te des confianza gratuita, es un peligro caer. Pero eres capaz y eso significa que eres fuerte. Muy fuerte.-

Extraña mirada de la mujer muerta del pelo alborotado

Sobre el paisaje árido y con unos árboles sin hojas, como de invierno profundo, unas vallas pequeñas, tal vez de cañas, remarcando las pequeñas lomas del descampado. Sobro todo un letrero inclasificable y una dama árida, tal vez muerta, de gestos desencajados, que no mira hacia ningún lugar. Está perdida. Casi es de noche, pero en el suelo se amontonan las basuras, los papeles perdidos, las nadas que esperan los derribos.


La dama del pelo alborotado espera el tiempo de ser repintada, de tal vez derruida por una excavadora. Por eso está desencajada. Po eso o por que es así, pues recordemos que siempre hemos creído que estaba muerta.

19.6.13

Nos vamos apagando como una vela inútil sin mecha

La energía social se va apagando como una vela de las pequeñas y no hay recambio a corto plazo. Así que o nos compramos una linterna nueva o nos vamos a un país en donde siempre sea de día.
El Papa ya bendice a los motoristas, lo cual es un detalle, pero sigue sin bendecir a los gays, a las mujeres que quieren ser sacerdotes o a los curas que quieren casarse. Son cosas del tempo, de los cambios sin ruptura, pues nada ilusiona más a quien manda que cambiar sin que nada cambie. Que se note mucho pero para que todo siga igual.

Dentro de unos siglos, o antes, se recordarán estos tiempos como los perdidos, los inútiles, aquellos en los que simplemente perdimos.

Efectivamente, ya hemos perdido, ahora solo falta disimular y no creérnoslo para no sufrir más de la cuenta.

Vamos perdiendo esta guerra. Pero al menos nos damos cuenta

A estas alturas de la guerra económica creo que ya no se puede decir nada nuevo. Que tenemos la suerte histórica de asistir a un nuevo sistema de subyugar a los países, de cambiar sus destinos, sin emplear armas masivas de muerte, sino con el empobrecimiento programado. Es una suerte que nos va a servir de muy poco que no sea el entretenimiento social y el ser protagonistas de este momento histórico.

Hoy ha sido el FMI con nuevas recetas, da igual el organismo, el momento o el mensaje, lo único claro es que ha sido simplemente otro bombardeo de puñetazos encima de la mesa.

Lo curioso es que en todo tipo de guerras los ciudadanos se sientes agrupados junto a sus dirigentes, banderas, patrias, ejércitos. En este caso no es así lo cual es también otra suerte, pues supone que inclusos los que tienen que gestionar la derrota o la victoria saben que detrás no tienen a un ejército social que aplaudirá con las orejas sino a una sociedad crítica que hace de contrapeso.

Y precisamente ese contrapeso social es el que marca el potencial de los ejércitos en lucha entre países.
Quien tenga más ejército social cabreado y a punto de romper la cuerda de la paz social logrará mejores objetivos, pues en este tipo de nuevas guerras de lo que se trata es de crear criados y esclavos a millones, pero sin que se cabreen tanto que puedan convertirse en guerrilleros.

Europa se va a dividir en dos. Una Europa rica que sea capaz de crear una producción de alta calidad y valor añadido, inteligente, capaz y consumista. Una Europa productiva, obrera barata, esclava de los servicios, sin poder de decisión, pillada de los huevos.

España venderá sol y camareros, trasferirá médicos a los centros europeos de producción e investigación, venderemos piezas rápidas y urgentes bien controladas y bolsas de basura. Poco más. Seremos el medio camino entre China (de momento) o África en el futuro y la Europa rica que junto a los EEUU y los que logren sumarse al carro, dominarán, gestionarán y consumirán alta gama.

Vamos perdiendo la guerra, y sobre todo demostramos pocas pilas alcalinas para plantar cara. Al menos nos estamos dando cuenta del momento histórico.