17.1.15

Comprender. Colaborar. Conversar. Conectarnos. Conocer. Compartir.

Ya estamos en el siglo XXI y dentro de esta inmensa crisis de la que llevamos siete años sufridos, todos saldremos. Pero no sabemos ni cuando ni cuantos. NO todos vamos a salir de la crisis igual y a la vez. Algunos lo harán antes, otros nunca saldrán, los habrá que tardarán tanto que se les acabará la vida laboral y otros habrán perdido parte de sus conocimientos cuando ya puedan volver a estar en el mercado laboral.

Pero todas estas condicionantes dependen de nosotros. Nosotros debemos YA intentar que nos afecten positivamente y que nos pillen preparados para el momento en que podamos volver a tomar todos los impulsos necesarios.

Además de quejarnos —incluso siendo pesimistas y no renegar de ello— debemos trabajar para que cada uno de nosotros esté lo mejor preparado y con una mirada positiva ante el presente, la productividad, el trabajo y el futuro. Puede sonar complicado, y lo es. Pero hay que trasmitir soluciones, optimismo, capacidad, saber estar, incluso disimular.

Hay que adaptarse a los cambios que nos han venido. No sirve de nada soñar con lo anterior, pensar que esto es mucho peor y pelear por recuperar lo viejo. Esto es lo que ahora tenemos, debemos mejorarlo, pero desde dentro, sumergiéndonos en ello y adaptándonos a las nuevas realidades.

Solo si somos capaces de entender lo que nos rodea, el nuevo mercado profesional y productivo, seremos capaces de salir airosos de nuestra pelea contra —y a favor— del futuro. Del nuestro y del de nuestra sociedad.

Siempre hemos tenido tiempos complejos, inseguridades laborales, necesidades constantes de reciclarnos. Y siempre algunos han sabido salir muy bien de esas peleas contra los entornos.

Comprender. Colaborar. Conversar. Conectarnos. Conocer. Compartir.

Hay que saber trabajar en equipo, tener ideas propias, saber presentar un proyecto, tener capacidad de hablar en público, estar siempre conectado con todo el mundo,  entender a los que te rodean, adaptarte a todos los cambios. ¿Necesitas ser Superman? No. Pero si que es verdad que necesitas ser de goma, tener capacidad para cambiar de velocidad varias veces al día.

Un conocido puede ser tu empleador, tu cliente, tu proveedor, tu colaborador, tu competidor, tu socio. Todo está abierto, así que cuídalos y entrega para recibir. Los roles profesionales cambian constantemente y hay que estar preparado para ello.

Hoy si no estás en red no estás. Lo saben los que te hacen una entrevista de trabajo, tus clientes potenciales, tus profesores, tus proveedores. Lo sabes tú. Esto supone estar constantemente aprendiendo,pero no se debe hacer otra cosa.

16.1.15

¿Para qué sirve un fracaso? ¿Sirve para algo?


“Si cerráis la puerta a todos los errores, la verdad se os quedará fuera”

La vida está llena de fracasos, pero curiosamente no en todos los países se entiende igual la capacidad que tiene un fracaso para convertirse en el primer paso de un nuevo intento, para aprender, para crecer o para hundirte. 

En algunos países un fracaso significa un paso vital del que se aprende, una osadía de la que se sale fortalecido. En otras sociedades supone la demostración de una incapacidad.

La verdad es que un fracaso nunca debe representar la huida. 

Un fracaso es la puerta por la que se entra en la siguiente oportunidad o al menos la ventana por la que debe entrar aire nuevo y renovado.

15.1.15

Muévete si quieres saber quien te tiene dominado

El que no se mueve, nunca escuchará el sonido de sus cadenas. Si permaneces quieto sin moverte, nunca percibirás hasta donde estás cogido y agarrado, de qué manera te manipulan para sacarte tus posibilidades. Si tú no te aprovechas de tus posibilidades, otros se estarán aprovechando de ellas.

Vida de la mujer buena. Cómo es esa vida tan piadosa?


¿Quién dijo que la vida de una mujer era aburrida en tiempos de los dictadores? De eso nada, era una vida santísima. Joder!!!!! Bueno, esos abusos del papel de la mujer en la familia, nos traen las actuales circunstancias lógicas, de una mujer que simplemente quiere ser igual a los hombres. 

El pergamino que se utilizaba en las escuelas, enseñaba la vida de la mujer buena o las consecuencias de lo que entonces se consideraba una la buena educación para las mujeres.

Quedan pues excluidas las mujeres malas, las regulares y las libres. Que casi no había. Prohibido que nos de asco todo esto, pues hay que aguantar hasta el final. ¡Ánimo!


--------------- 

Bautizan a la niña, que será mujer católica.

Se le enseña a andar. Menos mal ¿no?
Va y vuelve de la maestra. Prohibido tener maestros.
Juega con muñecas no se vaya a “desviar”.
Va a misa y comulga. Se pone delante y los hombres detrás. Para sentirse la mujer más cerca de Dios.
Limpia la casa y plancha aunque sea una niña.
Aprende a escribir. Pero solo a escribir y poco. Solo lo justo.
Sale a pasear, para que no digan que está esclavizada. Salir a la calle está bien.
Da limosna y toca el piano mientras canta. Eso si, con faldas hasta el suelo. Nada de provocar.
Cuida a su madre, que es débil y enferma. Es que es mujer, los hombres no deben cuidar a sus padres.
Le piden para casar. Y se casa, claro, haber quien tiene bemoles de negarse.
Tiene fruto de bendición. Nada de sexo, solo de bendición. Como los árboles.
La “bendición” es el consuelo de la madre, que ya no es mujer, sino madre.
Es el apoyo de la vejez de la madre abuela y asiste en su enfermedad. Los hombres no, esos a la tasca.
Llora su muerte, faltaría más, y en soledad. Acude al entierro y ruega a Dios por su alma. Y se pone de negro a partir de ese momento, para no provocar con el gris.