2.11.16

El Parque Oriente de Zaragoza, es un parque inglés

El Parque de Oriente de Zaragoza nada tiene que ver con diseños orientales de urbanismo o de zonas verdes, no es un parque japonés como el de Pamplona, sino que su nombre tiene relación con ser la zona verde de la ciudad más al oriente en el desarrollo urbano de Zaragoza, y esto casi sería cierto hasta que se ha tenido ya como parque totalmente urbano el Parque de Ríos de Aragón entre la Avenida de Cataluña y el río Gállego.

Su tamaño una vez que ha quedado ampliado (sin concluir ni terminar las obras eternas) por la zona del Reloj del Tiempo, es cercano a los 54.000 metros cuadrados, un parque de barrio de un tamaño muy aceptable. Pero también es un parque muy irregularmente mantenido. Y este adjetivo lo dejo para no ser excesivamente duro con el mismo.

Situado entre los barrios de La Jota y Vadorrey, en una zona baja de nivel con respecto a la orilla del río Ebro en donde termina su parte más al sur, es una zona muy utilizada por los vecinos de la zona de influencia, por sus paseos y sus amplias zonas de césped, que tristemente ha visto desaparecer un gran número de grandes ejemplare de árboles, sin que se haya realizado una nueva plantación acorde con los que se perdían.

Este mismo problema ha sucedido con los bancos en las anchas calles, con algunos defectos en fuentes o juegos infantiles, con el rellenado de tierras en algunas zonas, y con la inmensa espera que nunca termina, para ver definitivamente acabado su plaza final del Reloj del Tiempo, el reloj de sol más grande del mundo como se atestigua en el lugar, y del que hablaremos en otra entrada. Mientras tanto junto a zonas verdes terminadas tenemos desde hace una década zonas donde crecen los arbustos y las hierbas de forma aleatoria.

Abierto al público en el año 1992, sigue constantemente en obras de crecimiento o de reparación o de instalación de regadío en condiciones, aunque hayan pasado 25 años desde su inauguración. Gran zona verde pero con poca dedicación al mantenimiento suficiente, no ya desde este ayuntamiento actual, sino en al menos toda la década anterior.

Tiene el Parque Oriente hasta 29 tipos de árboles diferentes, puede que alguno menos ya, pues la tala es constante, con olivos, pinos, robles, árbol del amor o ginkgo. ¿Seremos capaces de dotar de un mantenimiento más acorde con la reposición de lo que se estropea por el paso del tiempo? Las zonas verdes no son espacios que se mantienen por sí solas, necesitan un cuidado y una reposición constante.

1.11.16

Ahorrar es tener libertad. Aprendamos a ahorrar

Efectivamente, si preguntas a cualquier economista de carrera, TODOS te dirán que ahorrar es el mejor método para tener dinero. Para ganar dinero lo mejor es trabajar más y lograr que te lo paguen mejor, sin duda, pero tras tener los máximos ingresos posibles, el otro camino es tener los mínimos gastos posibles.

Y no se trata de NO disfrutar de la vida, sino de NO caer en la trampa del consumismo, en ese truco inventado para apoderarse de nuestro trabajo, que consiste en que nos tengamos que gastar justamente todo lo que ganamos. Desde la obsolescencia programada hasta el cosmismo programada con ayuda de la publicidad.  

Vivir al día es un gran error. 
Vivir endeudados es un drama.

Hay diversos métodos de ahorro y el más simple y antiguo es la hucha. El cerdito, la botella de anís, el pañuelo, el colchón. Se trata de separar de tu monedero todas las monedas que antes hayas decidido ahorrar. Por ejemplo las monedas de 2 euros, los billetes de 10 euros, las monedas de 50 céntimos. Todo lo que te llegue con esa premisa, lo debes guardar en un lugar elegido y mantenerlo sin mirar ni contar durante al menos 6 meses. La sorpresa puede ser curiosa.

Otro método consiste en guardar en una caja todo aquel dinero que al final no te gastas por motivos de todo tipo, pero que pensabas gastarte. Ese teléfono móvil que al final decides no comprar, esa cena que por algún motivo de última hora no hiciste, esa película que no fuiste a ver y cambiaste por la televisión, ese bar que al final decidiste no entrar, esa lotería que no te compraste para Navidad, etc. Al final del año te sorprendes con una buena cantidad de dinero, que puedes dedicar simplemente para tener un remanente “por si acaso”.

Pero sin duda el método más antiguo y eficaz para ahorrar es el de la libretita. Ahora dicen los japoneses que lo han reinventado y le han puesto incluso nombre. Lo llaman “Kakebo” y lo venden ya impreso para que así logres gastarte el primer dinero de forma equivocada, si has decidido ahorrar.  Todos tenemos lápiz y ordenador, así que el método es muy sencillo. Lo podremos convertir en más infantil o más sencillo, más detallado o menos, pero al final es tan simple como apuntar los ingresos y los gastos por categorías.

Hay gastos fijos y gastos variables. Hay categorías como alimentación, electricidad, servicios de hogar, telefonía, vicio, restauración y bares, ropa, coche, seguros, muebles, educación, niños, etc. Hay gastos necesarios, supérfluos, totalmente inútiles. Puedes diseñar una plantilla adaptada a tus formas de gastar.

Y eso sí, ser muy constante. Hay que apuntar TODO. Fecha, cantidad y especificación del gasto para llevarlo al grupo correspondiente. Esos grupos hay que distribuirlos entre gastos fijos y muy necesarios, gastos necesarios, gastos innecesarios y vicio puro y duro. Tú decides en qué te vas a gastar tu dinero. Eres tú. Pero al menos, comprueba en qué te lo gastas. Entérate si un mes has gastado más o menos en según qué partidas. Aprende a mirar bien cuales son los gastos imprescindibles, los muy necesarios y lo que podrías suprimir sin esfuerzo.

Al cabo de seis meses de tener todo apuntado, ya estás en condiciones de saber de qué partidas puedes y debes ahorrar. Y ahorrar sin que te suponga un sacrificio especial. Y lo curioso es que este sistema sirve para todo tipo y (casi) cantidad de ingresos. Muy recomendable para ingresos familiares entre los 600 y los 1.500 euros netos al mes. También con 600 euros al mes, que son muy insuficientes, se pueden hacer análisis de ahorro empleando el método de analizar en qué nos gastamos nuestro dinero.

¿Gastamos más en teléfono que en educación? ¿Más en bares que en alimentación? ¿Estamos dentro de la media en gastos de ropa o de muebles o de viajes o de restaurantes o de bebidas alcohólicas? ¿Necesitamos la televisión digital? ¿Cuánto gastamos en perfumería y peluquería? ¿Cuánto nos cuesta al año el coche en la suma de todos sus aspectos? ¿Cuánto pagamos en efectivo y cuánto en tarjetas? ¿Cuánto de lo que debemos, son productos impulsivos que ahora ya ni empleamos? ¿Sabemos que simplemente con el 10% de nuestro sueldo, al cabo de cinco años tendremos ahorrado el sueldo de seis meses?

Wurzburgo, su parque y Palacio Residencial

En la ciudad de Wurzburgo, capital de la Baja Franconia en el Estado de Baviera de Alemania, hay muchos elementos que ver aunque sea una ciudad no muy conocida. Ciudad muy antigua pues se calcula que tiene unos 2.500 años de antigüedad, fue destruida casi en su totalidad en el II Guerra Mundial, pocas semanas antes de acabar esta, por la aviación inglesa. Tras acabar la Gran Guerra fue la ciudad en la que se asentó el ejército de los Estados Unidos.

El Palacio Residencial de Wurzburgo y sus jardines de la Corte nos muestran un ejemplo de grandeza y sorpresa, de unas zonas verdes principescas realizadas para el descanso de una sola familia y que nos dan muestra del lujo y riqueza desmedida de un siglo el XVIII, en el que los ricos para demostrar su poderío también debían poseer grandes palacios o castillos, rodeados de hermosos e inmensos parques privados.

El cuidado actual de este parque, sus trabajos de jardinería, lo convierten en un agradable lugar desde primavera a otoño, pero también en una pequeña escuela donde fijarse a la hora de planificar zonas verdes para el descanso y la tranquilidad. Bien sea por su excelente cuidado y diseño, bien por la diversidad de zonas, que permiten la tranquilidad, la sombra o el sol, el paseo y la meditación.


31.10.16

Largo Caballero y el Campo de Exterminio de Sachsenhausen

 Una de las visitas más conmovedoras de esta año 2016 fue la que realicé en septiembre al Campo de Trabajo y luego de Exterminio de Sachsenhausen, en la ciudad de Oranienburg, cerca de Berlín. Al recorrer durante toda una tarde aquellas calles, los edificios, los suelos, los vacíos, te das cuenta de que el ser humano es mucho peor que los animales. Simplemente hace falta que quiera serlo.

Estos terrenos que vemos en las imágenes son las calles vacías donde nadie podía pisar. De la valla o el muro hacia este interior del campo, había cinco metros de tierra de nadie, donde los prisioneros no se podían acercar y mucho menos pisar. Una valla electrificada y dos zonas de alambradas separaban al prisionero del muro. Una zona minada les esperaba. 

Pero podían ver y escuchar la libertad. Al otro lado, donde vemos los árboles, existía la vida de los alemanes que como guardianes tenían casino y hacían fiestas, vivían con sus familias si eran cargos del campo, tenían tiendas y bares, pues había que mantener a los jóvenes soldados de las SS con la moral alta.

Eran dos vidas bien diferentes, separadas por un espacio casi vacío. La muerte de este lado. La vida feliz en el otro. Desde altas torres de vigilancia observaban que la libertad de los presos terminara en la zona de piedra, de gravilla. Siempre apuntando por si alguien se equivocaba o quería morir.

Una libertad para poder trabajar mientras estuvieran muy fuertes, aunque fuera a costa de andar durante horas y horas sobre diversos tipos de terrenos que a modo de prueba se habían creado allí dentro, para que se probaran los materiales de las botas de campaña del ejército alemán.

Visitar los hornos crematorios, el sótano donde estaban las mesas de baldosines donde sometían a los prisioneros a experimentos médicos, produce temor y rabia, miedo y asco. Todos eran seres humanos. Increíblemente humanos.
 
Todos aquellos edificios se intentaron destruir al llegar los rusos a liberarlos, pero se sabe que tras la liberación se siguieron empleando aquellos que se lograron salvar de la destrucción, aunque cambiaron el tipo de prisioneros sin saber para quien se empleó aquel Campo que ya era de Exterminio. 
 
Nunca se sabrá qué sucedió tras la liberación, pero sí sabemos que en estas tierras estuvo detenido en los dos últimos años de control nazi, el Presidente español y socialista Largo Caballero. 
 
Nos contó un guía español del campo de Sachsenhausen, que Hitler llamó a Franco para decirle que tenía aquí detenido al que había sido Ministro y Presidente de España, dirigente del PSOE en la II República. Y que le preguntó que qué quería que hiciera con él. Y que la respuesta de Franco fue que hiciera lo que quisiera, menos dejar que volviera a España vivo. 
 
Estuvo dos años en el Campo de Trabajo y Detención que se iba convirtiendo en un Campo de Exterminio, atendido en la enfermería pues tenía 72 años cuando entró detenido; y tras ser liberado el Campo por las fuerzas rusas y polacas, fue recibido con honores de Presidente y trasladado a París, aunque sólo logró vivir algo menos de un año más en libertad.  
 
Nunca volvió vivo a España, hasta que en 1978 trajeron sus restos a Madrid en un acto que congregó a más de 500.000 personas en su sepelio.