30.10.17

Aprobar no es la meta de aprender

Una constante en el mundo educativo es encontrarte a alumnos que no saben lo que en teoría ya habían aprendido. Llegan a cursos superiores o a la Universidad sin los conocimientos necesarios en materias básicas que le resultan imprescindibles para seguir las nuevas clases.

Hay una teoría (o dos) entre los alumnos mediocres, de que al colegio se va para aprobar los exámenes. No para aprender TODO. Y lo que es casi lo mismo. Mucho de lo que intentan enseñarte los profesores NO SIRVE para nada.

Así que con esta ideas, se aprende lo justo para aprobar el examen, y se olvida enseguida, como si nuestro cerebro, nuestra capacidad de aprender y de retener conocimientos, fuera finita y se tuviera que desaprender algo para dejar espacio para lo siguiente.

Nuestro cerebro no es un disco duro que se llena y tiene un tamaño determinado. O si lo tiene, es tan enorme que cabe mucho más de lo que logramos aprender en toda la vida. Lo malo es que no queremos retener o no sabemos retener. O no nos enseñan a retener, a conservar lo aprendido.

No es lo mismo aprender que memorizar. Sí es posible memorizar durante un tiempo una lección no aprendida y entonces sí es fácil desaprender, vaciar lo que hemos retenido, como si tuviéramos que dejar espacio libre. Esta técnica que ir superando exámenes sin aprender es un gran error que logra llevarte a un punto de no retorno, donde se hunde todo el entramado falso.

Si en los cursos superiores, detectado el mal sistema de aprendizaje, no te encuentras a un profesor que sepa recordarte con urgencia lo que simplemente memorizaste para aprobar, te hundes y tienen que abandonar. Si tienes la suerte de topar con un profesor ducho en este problema, es posible recuperarte, pues lo que memorizaste para aprobar no se borra del todo y es fácil volverlo a entender y con mucha más rapidez. Pero dependes de la suerte de encontrar a un profesor con paciencia y ganas de corregir sin acritud. Algo muy complicado de encontrar en la Universidad.

Aprender a seleccionar personas para equipo

Todos queremos tener en nuestros equipos a personas muy válidas, ganadores netos, líderes muy preparados, capaces de resolverlos todos los problemas. Es decir, todos queremos lo imposible…, si además no sabemos buscarlo y encontrarlo.

Hay que mirar más lejos que en las necesidades actuales que tenemos que cubrir. Y para ello debemos buscar en las habilidades presentes de los candidatos y en las posibles necesidades que vayamos a tener en el medio plazo, para ver si se cumplen ya en las personas que vayamos a incorporar a nuestro equipo.

Para eso es fundamental intentar conocer su personalidad, su capacidad de adaptación, de aprendizaje, de incluso ascender dentro de la propia empresa que ya tenemos configurada. Hay que saber su grado de conflicto o de empatía, sus habilidades sociales para adaptarse a diversos entornos de trabajo, sus capacidad para dominar nuevas tecnologías, su motivación presente y futura, su forma de relacionarse con sus compañeros anteriores, con sus jefes y por ello su forma de entrar y salir de las anteriores empresas, la forma de gestión que ha realizado con sus crisis de empleo y con sus tiempos libres y muertos en su carrera profesional, incluso su capacidad de gestionar su propia insatisfacción laboral.

La experiencia sirve y mucho, pero no es un valor de futuro. Sobre todo si es una experiencia alta pero en pocas cosas. Y tampoco sirve esa capacidad para cumplir con los trabajos en su tiempo, sino la capacidad de saber gestionar las diferentes velocidades y presiones, sin perder la calidad del servicio.

26.10.17

El Central Park de New York es "el" parque a copiar

Un parque o “el” parque. No sé. Algunos detalles le sitúan sin duda en el mejor parque posible. El parque que todas las ciudades querrían tener. Munich o Madrid lo tiene, Londres también. Céntrico, grande, variado, en relieve, con agua, peatonal, para el deporte o la relajación, para pasear, amplio, verde, con animales, natural, cambiante.

25.10.17

La turistificación matará al turismo útil para las ciudades

Es muy peligroso que la turistificación está logrando vaciar los centros de las grandes ciudades, convirtiéndolas en parques de atracciones históricos, culturales o de ocio. Ya se habla de que en el centro de Madrid hay hasta un 70% de la población con riesgo de expulsión de sus barrios de siempre, por los diversos cambios en el comercio y el urbanismo, que supone la llegada masiva de turistas sobre todo a los alquileres turísticos.

El problema es de mala planificación, o de nula planificación sobre una actividad económica importante como el turismo, donde hemos llegado a pensar que todo vale. O incluso una planificación manipulada para favorecer beneficios inmobiliarios.

En las grandes ciudades atractivas al turismo por diversos motivos, se han ido construido enormes masas hoteleras mal planificadas. Me daría igual hablar de Barcelona o de Venecia, de cualquier ciudad europea con atractivo turístico. 

Estos hoteles de gran calidad se han ido construyendo en las afueras de las grandes ciudades, rodeándolas, cerca de aeropuertos o vías de entrada. Nunca en el centro de las grandes ciudades o en el caso de hacerlo así, con precios prohibitivos en sus alojamientos.

Este error ha propiciado que el turismo que quiere alojarse en el centro de las ciudades, el turismo individual y no el grupal, busque soluciones a través de apartamentos o habitaciones no siempre legales. Es más útil estar alojado en una habitación mala en el centro de una gran ciudad que en una buena habitación pero a varios kilómetros del centro. Y esto no se ha tenido en cuenta a la hora de planificar el crecimiento turístico.

Si en un edificio de alquileres les resulta mucho más rentable a los dueños de las viviendas alquilar por días, lo harán mientras no se legisle duramente. Y eso supone dificultades de convivencia al resto de vecinos, por ruidos, mal uso, descontrol de horarios, etc.
Si a eso le sumamos que el comercio de proximidad en estas zonas se convierte en comercio dedicado al turismo, nos encontramos con otro problema. Un turista no necesita carnicerías o verdulerías, tampoco tiendas de ropa o de calzado. Y esas pescaderías se convierten en tiendas de bocadillos, de sombreros mexicanos, de bares de tapas franquiciados o de locales con estampitas con santos y paisajes. Y los vecinos huyen.

¿Solución? Hacer hoteles baratos en los centros urbanos, controlar los alquileres ilegales, planificar los crecimientos y descrecimientos, revisar los permisos de actividades económicas por saturación en los barrios con problemas de turistificación.