4.10.18

Es fácil resolver un problema importante. ¿Y dos? ¿Y tres?

Los que nos toca gestionar problemas y gestiones sabemos lo fácil que es dar solución a UN problema, aunque parezca lo contrario a los demás. Lo realmente complejo es gestionar el tiempo que va desde el momento en que se produce el problema hasta que este se resuelve. En ese espacio temporal hay que tomar decisiones que pueden afectar a personas, a otras decisiones ya tomadas, y que son la suma que realmente te afecta y te complica la gestión. Hay que advertir que cuando hablamos de “problema” y de “espacio temporal” queremos advertir que los problemas a veces son complejos y además no se resuelven en segundos sino a veces en días.

Pero si vemos en la primera línea he remarcado en mayúsculas UN. Es fácil resolver UN problema y lo normal es que quien los gestiona los pueda resolver sin (casi) problemas. Para eso está. Por eso hay que seguir con la explicación de lo que entendemos como “problema”. Nos estamos refiriendo a un problema cuando por tu capacidad o por la capacidad de tu equipo, algo importante te sobrepasa, te excede en tu capacidad de respuesta. Se convierten los tiempos en imposibles, las cantidades en apabullantes, las averías te bloquean las soluciones, las bajas en tu equipo te impiden reaccionar, etc.

Dejamos pues muy claro, que gestionar y resolver UN problema de estos siendo algo extra y complejo, está en la capacidad de cualquier gestor con experiencia.

Es habitual encontrar a personas que sepan gestionar y resolver DOS problemas importantes a la vez. Ya el estrés empieza a notarse, los problemas se empiezan a entremezclar, uno de ellos interactúa con el otro y complica mucho las soluciones. Si además dispones de un equipo pequeño de colaboradores a veces es muy complicado dividir y delegar con calidad las gestiones o soluciones intermedias para encauzar el problemas. Surgen los nervios, priorizas uno, trabajas con personas que sepan mover diversas velocidades de gestión, empleas algunos trucos sencillos que con suerte suelen funcionar y que te logran sacar del problema que ya empieza a ser importante.

A partir de tener que llevar TRES problemas simultáneos es muy complicado encontrar a personas directivas que sepan y puedan gestionar los tres a la vez sin perder los nervios, sin asfixiarse, sin que los problemas se nos apoderen y nos conviertas en un pelele de nuestras propias decisiones. Estoy hablando de problemas, no de decisiones o de gestiones habituales por complicadas que estas sean.

Lo fundamental es no denotar pérdida del control. E intentar que cada uno de los problemas no sufra por la existencia de los otros dos. E intentar a la mayor brevedad posible resolver uno para quedarnos con dos. Porque no hay que olvidar que mientras tanto seguirá la gestión de la producción habitual, que si bien puedes tocar algo para ralentizar y mover soluciones de un lado a otro, no se puede nunca convertir en otro gran problema añadido a los existentes por una atención indebida.

3.10.18

Hay que perderse, para encontrar el buen camino

No hace mucho decíamos aquí que hay que perseverar, que no debemos abandonar las ideas cuando salgan dificultades, sino al contrario, analizarlas y vencerlas. Triunfar a la primera es posible, pero lo normal no es eso, y de tener suerte, seguro que tendrás que modificar caminos, acciones emprendidas y modificar servicios. Es lo habitual y para lo que te tiene que preparar.

Y en esos caminos estoy seguro que te perderás alguna vez. No entenderás algunas de las acciones emprendidas y sus resultados, pues estarás convencido de que todo estaba bien para haber obtenido otros resultados. Las variables siempre son muchas más de las que analizamos. No hay que hundirse por ello, sino apretar los puños y trabajar más todavía.

Al final lo que siempre importa no es tanto el camino como la meta, el resultado final de nuestras acciones.

El desapego es elegir camino por explorar

Uno de los momentos más importantes de todo ser humano es el del desapego vital, ese momento real en el que hay que despedirse de tu zona de confort, de tus familiares que hasta ese momento te han rodeado, y empiezas una nueva vida. Normalmente en estos tiempos esta situación POSITIVA sucede en el momento en que tenemos que marchar a estudiar a otra ciudad o país, dejando temporalmente toda la vida anterior, presuntamente aparcada por un tiempo.

Nunca es un tiempo, siempre es para siempre.
En realidad ese momento de despedida creyendo que es temporal, se convierte en total. Aunque volvamos al hogar a una vida similar a la que dejamos. Mentalmente hemos aprendido con nuestra nueva experiencia que hay otra vida separada de aquella zona de confort que hemos dejado. Ambas tienen sus partes positivas y sus partes negativas, pero tu obligación es buscar el futuro, y eso solo lo sabes encontrar aprovechando la experiencia del desapego.

Necesitamos ser felices y libres, responsables y sobre todo auto responsables de nuestro camino. Van a cambiar nuestras mochilas, vamos a suprimir muchos elementos que hasta ese momento consideramos imprescindibles, para tener mucho menos, pero nuestros. Necesitamos ser responsables de nosotros mismos. Ser felices con nuestra propia construcción de la felicidad.

Para los que se abrazan contigo en esa despedida tampoco es sencillo. Saben mejor que tú que ese momento es el final de algo, que hasta allí hemos llegado todos juntos y que a partir de aquí si seguimos juntos, unidos, cercanos, será por la decisión libre de cada una de las partes. Un ejemplo más de la madurez, de la responsabilidad compartida. Habrá más soledad que antes, pero de mucha mejor calidad.

Aprender a mirar, aprender a aprender

Podría parecer una tontería pero os aseguro que no lo es. Saber mirar es muy importante. Mirar con los ojos y con las orejas. Mirar y escuchar. Observar y tomar nota, mental o en un cuaderno, de todo lo que va sucediendo a nuestro alrededor. Mirar para copiar o para aprender, y sobre todo para comparar.

En mis tiempos formativos como gestor de empresas una de mis necesidades curiosas y no siempre bien entendidas era intentar visitar empresas de mi competencia. No era fácil, nunca te abren las puertas con facilidad y mucho menos si sospechan que vas a mirar. Una visita de media hora era suficiente para aprender una clase magistral. Con la excusa de ir a ver una nueva máquina que allí ya les estaba funcionando y de la mano del proveedor, lo que menos miraba era la nueva máquina.

¿Cómo se organizan en la recepción de los trabajos, cuantas personas tienen en cada sección visitada, qué herramientas utilizan, cómo tienen distribuidos los espacios?

En cada caso será muy diferente, pero observar, mirar con carácter crítico y formativo ayuda a aprender y a valorar lo que otros ya tienen resuelto de una forma que puede ser diferente a la tuya. O al contrario, similar a como tú lo tienen organizado lo que potencia tu autoestima y tus procedimientos.

Pero esto sirve para multitud de asuntos. ¿Conoces a alguien a quien le han hecho una entrevista de trabajo? Pues indaga de qué manera le han tratado y qué tipo de preguntas le han hecho, si tu eres de los que se dedican a entrevistar a personas.

¿Eres profesor de matemáticas? Pues intenta saber de qué forma se imparte matemáticas en Chile, en los EEUU o en Corea del Sur. Compara, selecciona, razona las diferencias, los motivos de las rarezas. ¿Qué tipo de servicios de hostelería se dan en Amberes o en Lisboa y no se dan en Zaragoza? ¿Se podrían adaptar a nuestra particular forma de ser y consumir?

Hay que descubrir lo insólito de algunas decisiones lejanas, adivinar las motivaciones de otros grupos de personas que se tuvieron que enfrentar a tus mismas dudas. Buscar los problemas que les están afectando para evitarlos. Como os decía al principio, saber mirar con capacidad crítica y de aprendiz, es MUY importante.