Niebla, lo que se dice niebla de verdad, creo que tenemos en Londres, Lérida y Zaragoza. Lo demás no creo que sea niebla de la de joder. Esa niebla que además de no dejar ver, cala y te mete el frío en los huesos es de las que casi imposibilitan a tener ideas maduras y en positivo. Tal vez por eso Londres y Lérida se quieran ir de Europa, lo malo es que Zaragoza no sabe bien a donde irse.
Los que vivimos en el hondo envueltos en papel de celofán al que llamamos niebla estamos condenados a quedarnos en el hondo. Aunque también hay que decir todo, desde el hondo se puede construir muy bien proyectos de futuro, pues la niebla impide que pensemos en otra cosa que no sea en el ensimismamiento de lo que envuelve. Y desde ese recogimiento por el frío y la niebla, se debe pensar con más calma. ¿Habéis probado?
23.12.18
¿Por qué la bandera de España es solo de derechas?
La primera vez que tras la muerte de Franco y desde la izquierda se admitió y casi abrazó la bandera de España actual y democrática fue cuando el PCE de Santiago Carrillo orillo la bandera republicana en sus actos y decidió admitir la rojigualda con un cambio de escudo democrático. Aquello sorprendió a otra gran parte de la izquierda que nunca quiso entender el gesto del PCE. Y muchos siguen sin entenderlo.
En esto 2018 hemos visto llenar balcones de vecinos anónimos con la bandera rojigualda como si volvieran los tiempos de la Transición de la mano otra vez de la izquierda, pues la derecha española siempre había tenido la bandera de España como lema en exclusividad y nunca la había sacado a los balcones. Pero no, eran banderas de variados españoles cabreados que se estaban volviendo muy conservadores sin que desde la izquierda quisiéramos ver el cambio, que también se estaba produciendo en barrios obreros de la mitad sur de España.
Cuando viajas por Francia, Reino Unido, Suiza o Alemania por poner ejemplos cercanos, el uso mezclado de las banderas de los países, lander o similares es además de muy habitual algo que no corresponde para nada con ideologías. En España llevar la bandera es querer demostrar que eres de derechas. Y desde la izquierda no hemos sabido restar ese icono para hacerlo de todos. Para que nadie lo emplee contra nadie. Y si llevas "una" no parece tener sentido llevar "la otra".
Usar una bandera no es orillar otra bandera. En Suiza es muy habitual que haya calles llenas de banderas del cantón junto a banderas del país. Unas no evitan la otras. Pero así nadie se apodera ideológicamente de ninguna. Porque las divisiones ideológicas es más lógica dirimirla en los campos de las ideas y no en el campo de los trapos de colores que se imprimen en China. En España no hemos sabido hacerlo, y ahora vamos a tener que aprender desde la izquierda a convivir con símbolos, si queremos trabajar y defender el mundo de las ideas de igualdad y justicia social. Eso o hundirnos más.
En esto 2018 hemos visto llenar balcones de vecinos anónimos con la bandera rojigualda como si volvieran los tiempos de la Transición de la mano otra vez de la izquierda, pues la derecha española siempre había tenido la bandera de España como lema en exclusividad y nunca la había sacado a los balcones. Pero no, eran banderas de variados españoles cabreados que se estaban volviendo muy conservadores sin que desde la izquierda quisiéramos ver el cambio, que también se estaba produciendo en barrios obreros de la mitad sur de España.
Cuando viajas por Francia, Reino Unido, Suiza o Alemania por poner ejemplos cercanos, el uso mezclado de las banderas de los países, lander o similares es además de muy habitual algo que no corresponde para nada con ideologías. En España llevar la bandera es querer demostrar que eres de derechas. Y desde la izquierda no hemos sabido restar ese icono para hacerlo de todos. Para que nadie lo emplee contra nadie. Y si llevas "una" no parece tener sentido llevar "la otra".
Usar una bandera no es orillar otra bandera. En Suiza es muy habitual que haya calles llenas de banderas del cantón junto a banderas del país. Unas no evitan la otras. Pero así nadie se apodera ideológicamente de ninguna. Porque las divisiones ideológicas es más lógica dirimirla en los campos de las ideas y no en el campo de los trapos de colores que se imprimen en China. En España no hemos sabido hacerlo, y ahora vamos a tener que aprender desde la izquierda a convivir con símbolos, si queremos trabajar y defender el mundo de las ideas de igualdad y justicia social. Eso o hundirnos más.
22.12.18
Qué quedará de nosotros dentro de un siglo?
Tengo un amigo que sabe buscar por la red de redes artículos de opinión política plural y nos los va dejando en sus propias redes para que los disfrutemos. Un coleccionista de opiniones ajenas. Muy bien por él. Pero hay un déficit en esta afición suya. No existe una biblioteca que los recoja y los archive. Ya, ya sé que son propiedad de cada medio, de cada periodista u opinador, pero son imprescindibles para entender estos tiempos, tal y como funcionamos. Se nos escapan sus palabras por el viento en cuestión de horas. Se pierden, se los lleva la rapidez de los tiempos.
Son tiempos en los que todo es etéreo, fluido, casi accidental, donde muy poco soporta el paso del tiempo, aunque sea simplemente una semana. ¿Qué quedará de nosotros dentro de un siglo?
Pues posiblemente la idiotez de un tiempo gastado, consumido a bocados y sin masticar, ferozmente insolidario sabiendo que éramos insolidarios. Son tiempos de consumir incluso los tiempos vacíos, pero para nada, por el mero hecho de comernos las posibilidades y el presente.
Son tiempos en los que todo es etéreo, fluido, casi accidental, donde muy poco soporta el paso del tiempo, aunque sea simplemente una semana. ¿Qué quedará de nosotros dentro de un siglo?
Pues posiblemente la idiotez de un tiempo gastado, consumido a bocados y sin masticar, ferozmente insolidario sabiendo que éramos insolidarios. Son tiempos de consumir incluso los tiempos vacíos, pero para nada, por el mero hecho de comernos las posibilidades y el presente.
En Zaragoza también tenemos vallas fronterizas
Hay personas que creen en las vallas metálicas o de piedra, pero todas ellas con pinchos. Se piensan que las vallas de las fronteras les van a defender no se sabe bien de qué. Pero en cambio no saben pasearse por su ciudad. Sea Madrid, Zaragoza o Sevilla. ¿Sabes querido lector que en Zaragoza o Málaga hay vallas que separan sociedades, que encierran a unas de las otras para que no nos veamos?
Sí, si, en tu propia ciudad hay vallas, restaurantes, bares y zonas de reunión a las que no puedes acceder, lugares con otros tipos de vida que desconoces y que cuidan mucho de que tú no entres si no eres invitado.
¿Crees que esas vallas, altas también y con guardias de seguridad, son menos importantes que la de México o Melilla? Pues son las mismas, del mismo tipo, para los mismos objetivos. Vallas que separan personas con diferentes economías.
Dentro de esos espacios vallados hay personas de todas las razas, colores o religiones. Pero todos son muy similares en las cuentas del banco. Y muy diferentes a las tuyas. Por eso no te dejan entrar.
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