En el Prólogo al libro "Disputar la Democracia" del año 2014, el que fue Primer Ministro de Grecia y en ese momento líder del partido Izquierda Radical, Alexis Tsipras dejaba escrito lo siguiente.: Cuando a comienzos de los años 90 del siglo XX los mercados se encontraros a todo el mundo postrado a sus pies, dispusieron una gran mesa e invitaron a todos nosotros al festín. De los millones de comensales, muy pocos comprendieron que el menú les incluía a ellos mismos. Sus trabajos, sus pensiones, su asistencia médica, su dignidad, su futuro.
27.9.21
El Mercado, el Sistema, y los comensales de la izquierda
En el Prólogo al libro "Disputar la Democracia" del año 2014, el que fue Primer Ministro de Grecia y en ese momento líder del partido Izquierda Radical, Alexis Tsipras dejaba escrito lo siguiente.: Cuando a comienzos de los años 90 del siglo XX los mercados se encontraros a todo el mundo postrado a sus pies, dispusieron una gran mesa e invitaron a todos nosotros al festín. De los millones de comensales, muy pocos comprendieron que el menú les incluía a ellos mismos. Sus trabajos, sus pensiones, su asistencia médica, su dignidad, su futuro.
26.9.21
¿Quién y porqué se crean contenidos gratuitos en internet? ¿Es positivo?
No podemos vivir sin internet como no podemos vivir sin los bares, los parques o los Centros Comerciales. Y como los que los alimentan y crean, los que les sacan provecho económico lo saben, tienden a quedárselo por las buenas o por las malas. Internet entre esos modos de vida que no se pueden sustituir de momento.
Hoy cada vez un poco más, internet es de pago. Parece lógico pues no todo puede ser siempre gratuito. Y en España ya se han logrado imponer los Muros de pago para periódicos y medios de comunicación, para las televisiones, para todo lo que resulta atractivo. De momento las Redes Sociales no son de pago.
Pero esto crea una división en la sociedad que de entrada parece peligrosa, aunque ya iremos viendo. Las ciudadanos se están dividiendo entre los que pagan contenidos porque pueden pagarlos, y los que no pueden pagar por los contenidos y terminan en espacios gratuitos. Que tienen un coste y que alguien paga aunque no sea el espectador.
Esta división supone también una radicalización y una posible manipulación en cuanto quieran los que realmente pagan por los contenidos que parecen gratuitos. Internet puede ya no ser pacífico, aunque tampoco parezca violento. En la sutileza está el éxito. Alguien crea de forma gratuita y solo lo puede hacer por dos motivos claros. O por altruismo y son contenidos de medio pelo como este, de gente "locaris" que creemos que se puede crear de forma gratuita sin ánimo de lucro, o bien los crean y ponen a nuestra disposición gentes o empresas (gobernadas por personas) que desean obtener algún beneficios sin que se note.
Si el beneficio es por consumo, por publicidad, pues bueno, es aceptable. Pero claro, como el sector que termina en lo gratuito es el de menos poder adquisitivo, pues la publicidad tiene un escaso rendimiento. Así que ya poco a poco y sin cesas, hay otros motivos para crear contenidos gratuitos y eso motivos ya no son tan limpios. Y hasta aquí puedo leer. Ya sé que se los imaginan. Pues efectivamente.
20.9.21
Estoy viajando hacia Valencia. Con ganas de mear
Los verdes de los campos ya están botella, se les ha escapado el brillo y amenazan querer convertirse en negros a poco que vayamos lentos y nos adelante la tarde que cada vez viene antes. Es septiembre.
En mi asiento de la derecha llevo a un joven de insultar por su belleza. No parece llegar a los 16 ó 17 años y tiene una figura esbelta y asquerosamente tersa. No entiendo de hombres, pero me miro la silueta de mi barriga y me entero entonces del mal que hace la cerveza en el largo tiempo. O los chorizos picantes con vino rosado de sabor. El caso es que seguro, este chaval no entiende de chorizos ni morcilla, pero se castiga con otras cosas que yo no uso. Somos de diferente generación.
La pantalla de mi iPad sigue totalmente rajada y me raspa al pasar el dedo por la S. Joder, la S, con lo mucho que se utiliza.
8.9.21
Y ahora vienen los embargos y los desahucios por la crisis
Llevamos semanas sabiendo que hay un repunte lógico del número de embargos de todo tipo, casi siempre de la vivienda habitual o de la segunda vivienda, locales, solares, naves o empresas, efecto de las secuelas de la pandemia y sus consecuencias económicas. Se han acabado los recursos, incluso después los ahorros en muchos casos, y ahora también se están acabando los meses en las demoras legales ante el pago de la deuda y se entra en una negociación para intentar salvar los muebles buscando soluciones intermedias. ¿Y la única solución son los embargos y los desahucios?
No hay que ser alarmistas, pues no ayuda en nada a las soluciones. Hay que ser, eso sí, realistas y tener algo de información, para intentar dominar las decisiones que tengamos que ir tomando.
Ante una hipoteca no correspondida con el pago mensual tenemos varios meses de una demora negociada y dura, pero un tiempo en espera de soluciones que en este caso, ante una pandemia de excesivos meses de duración se agotan, si no intercede el propio Gobierno. Tener un asesoramiento si nos aprietan las deudas es una buena decisión. Ajena (sin despreciar esta) de la que nos puedan brindaar gratuitamente los bancos a los que les debemos.
Uno de los motivos por los que nunca, desde el primer momento, se quiso hablar ante la Pandemia de un Estado similar a una Guerra Mundial, son precisamente los componentes legales que eso conlleva dentro.
Ha pasado en muchos casos más de un año de impago, y no hay salida a la crisis en quien ha sufrido desde ERTEs a literalmente cierre de sus pequeños negocios o una bajada muy importante en sus actividades de facturación. Y las ayudas del Estado solo pueden ser pequeñas e insuficientes para algunos sectores, pues el montante total resulta casi insoportable, excepto si nos pusiéramos a pensar en una congelación en el tiempo de todo el funcionamiento económico en cuanto a pagos y similares. ¿Pero qué institución puede soportar eso?
Las moratorias que se crearon por el Gobierno en el inicio de la pandemia, han supuesto un alivio para casi 400.000 personas que en conjunto debían más de 20.000 millones. Las que impulsó la Banca beneficiaron a 1,15 millones de deudores que debían casi 35.000 millones entre hipotecas y créditos personales. Como vemos, las cantidades son tremendas y complicadas de volver a asumir de nuevo, cuando los tiempos de demora se están acabando y la pandemia remite muy lentamente.
Las cifras de desahucios, muy bajas en el año 2020, se van a multiplicar por tres o por cuatro, creando alarma social inevitable. Y es que como vengo alarmando de forma inevitable, la enfermedad terrible pues durará una década, será económica mezclada con una pandemia que no parecemos capaces de doblegar del todo. No hay que ser alarmistas, simplemente hay que saber en qué punto estamos y tomar decisiones de futuro, entre las que debemos comprender que endeudarse ahora (mas) es un riesgo muy alto.