27.9.21

El Mercado, el Sistema, y los comensales de la izquierda


En el Prólogo al libro "Disputar la Democracia" del año 2014, el que fue Primer Ministro de Grecia y en ese momento líder del partido Izquierda Radical, Alexis Tsipras dejaba escrito lo siguiente.: Cuando a comienzos de los años 90 del siglo XX los mercados se encontraros a todo el mundo postrado a sus pies, dispusieron una gran mesa e invitaron a todos nosotros al festín. De los millones de comensales, muy pocos comprendieron que el menú les incluía a ellos mismos. Sus trabajos, sus pensiones, su asistencia médica, su dignidad, su futuro.


Aquella mesa, aquella comida estaba llena de festines, de alegrías, músicas, risas, fiestas. Unos pocos comensales dispuestos a tragar al bicho que se moviera más y todos los demás observando cómo se nos iban comiendo poco a poco. Nos parecía incluso lógico, nada peligroso, una parte de las migajas de aquella fiesta eterna nos las dejaban tomar en esas fiestas donde la música y el baile era para todos, y donde podíamos chupar las cabezas de las gambas que iban sobrando. Incluso nos dejaban beber vino a granel.

El libro del que hablo lo escribió Pablo Iglesias y hoy, él y Alexis Tsipras ya han sido devorados por los comensales del Sistema.

El Mercado es la parte visible del Sistema, del que no queremos conocer nada, pues incluso creemos que no existe. Son los que van a la mesa a comer, pacíficamente a comer, los que logran engañarnos. Los que acuden a comérsenos. No tienen hambre, les sobra la comida, tienen gula de ganar mas y mas y de chuparse los dedos sin servilleta. Solo es eso.

Y si aparecen locos bajitos que les increpan con inteligencia y nuevas formas de organización, todo el Sistema a través de sus Mercaderes se los van comiendo poco a poco

Siempre ha sido así, mientras que el resto observamos, aplaudimos, y a veces incluso nos reímos y nos creemos que con nuestros insultos, aplausos o gritos participamos de esa Fiesta de la Democracia que han creado los Mercaderes. 

Nunca sucede nada, pues unos se cansan, otros se agotan, algunos caen rendidos ante el brillo de los focos y cambian de bando y a otros se los comen los Gordos del Sistema con las manos grasientas y llenas de salsas fuertes.