5.7.07

Tengo a una lectora herida

Hoy a venido a vernos una lectora herida. Está más fuerte, con más brillo en la cara, con la sonrisa que ya había perdido colocada otra vez en su sitio, con las ganas de volverse otra vez a comer el mundo pero siempre a bocaditos pequeños.
Tiene nombre de estornudo, pero porque queremos los amigos, que se lo acortaron en tiempos antiguos.
Hemos hablado de Vargas Llosa y de enfermedades del comer y del descomer, de sus paseos, de sus temores y de su esbelta figura.
Pero todavía no hemos hablado de chocolate ni de lo bien que diseña o del sentido común que tiene para poner a los destalentados en su sitio cuando es necesario.
Todos sabemos que lo ha pasado mal, pero todos sabíamos (menos ella) que era fuerte para vender sus miedos y que esta nueva experiencia le serviría para salir todavía más fuerte.
Te esperamos no en el blog, que también, sino en la silla de tortura con tus diseños.

Medio Ambiente

Ayer estuve en una reunión de medio ambiente, y la cosa está malita. No hemos cuidado nuestro entorno, no queremos parar de crecer en consumo y en desperdicio, no deseamos cambiar nuestros hábitos de vida, somos egoístas y pensamos que la tierra es eterna, los nuevos países industriales contaminan y destrozan todo lo que pueden copiando lo que todos nosotros hicimos en el siglo pasado, y como no nos podemos conformar con la pescadilla que se muerde la cola, tenemos que cortar por algún sitio al animal.
Las energías limpias no son la única alternativa, el freno al consumo es imposible a corto y medio plazo, el ciudadano mira para otro lado porque no le interesa nada de lo que dicen los técnicos.
Pocas soluciones y muchos problemas.
Se está edificando junto a los cauces de ríos menores, en los conos de deyección de barrancos, en auténticos campos de trigo sin ninguna posibilidad de agua o vertidos suficientes en pocos tiempos. Y los Ayuntamientos son los primeros que participan de estos barbarismos porque necesitan dinero para su financiación. No hablo ahora de grandes Ayuntamientos sino de pequeños lugares en donde el turismo o la masificación inmobiliaria piensan que puede ser su única salvación.
Nuestros hijos lo recibirán mucho peor que lo recibimos nosotros. Nadie está por la labor de cambiar su forma de vida.