12.11.08

Roldán o Muñoz en la televisión

Resulta bastardo el uso que alguna televisión está haciendo de la libertad de expresión, de la información manipulada no tanto a la hora de cocinar las respuestas como en la de hacer las preguntas o en la de elegir los personajillos según el momento.
Efectivamente a todos nos interesaría saber la verdad auténtica del "Caso Roldán" pero deseamos saber la verdad, no "su" verdad, la de un trilero que escapó por la puerta falsa.
Todos deseamos saber donde están los dineros de un chorizo y de otro mangante, sean estos quienes sean los que resulten condenados, pero deseamos saber la verdad no las mentiras manipuladas por sus propias lenguas.
Conseguir por dinero que un preso diga barbaridades es bastardo, va en contra de la libertad de expresión pública, en contra de la información.
¿Qué se espera que diga alguien a quien se detuvo empleando para ello a la policía de medio mundo y que fue engañado por los servicios secretos?
¿Qué verdad puede decir alguien, que hizo de la mentira un negocio?
Lo duro será ver las audiencias al día siguiente y saber que han sido muy altas.

11.11.08

La mesa del Ayuntamiento, las sillas y otras barbaridades

Que nos gastemos en esta ciudad 180.000 euros en una mesa, una simple mesa de diseño (faltaría más que encima no fuera de diseño) me parece tan complejo de entender que no encuetro adjetivo que no sea insultante para describirlo.
No, no es posible ser creible ante la sociedad cuando se comenten estas barbaridades, es imposible, es totalmente imposible.
La sociedad zaragozana no va a perdonar estas barbaridades, otra cosa es que la castigue, pues acostumbrados a ver cómo reacciona, lo normal será que invadan el campo de la abstención, sin permitir la regeneración política.
Cuando a nadie con cargo político de mando le saltan las alarmas ante tamaño gasto, es de preocupar.
Cuando estos mismos mandos son los que niegan la aperturas de escuelas infantiles, Centros Culturales o reformas para que las personas con discapacidad puedan usar el único Centro Cívico de un barrio, el tema se convierte en bastardo. Casi es mejor no pensar ni escribir sobre ello, para no sufrir.
No se trata ahora de intentar devolver la mesa, porque es imposible, se trata de dimitir, simplemente dimitir. No se puede seguir tomando decisiones si se comenten estos errores que salen a la luz.