22.11.09

El Alcalde Belloch está sólo


Se queja el Alcalde, incluso con amargura, de su soledad, explicada con otras palabras para no aceptar la autocrítica.
No es capaz de asumir ni el más mínimo detalle de responsabilidad en esa realidad política. Está sólo porque él mismo se ha labrado esta soledad.
Soledad incluso en su propio partido.
Las decisiones de gran calado urbanístico hay que negociarlas, hablarlas, consensuarlas, informarlas. Y el Alcalde no ha sabido estar a la altura de una ciudad del tamaño de Zaragoza, en donde se necesita sobre todo, disponer de cintura política para ser líder de la gran ciudad.
Muy atrás queda aquel Alcalde que era capaz de logran consensos con los que ir a Madrid a demostrar que en su ciudad mandaba y gobernaba.
Hoy es un hombre sólo, políticamente tocado, errante incluso, que se equivoca en los diagnósticos.

Habla de los NO tácticos de la oposición ante el tema de Expo Paisajes, como el gran ataque hacia ellos, cuando en realidad son NO elementales, simples, sencillos, son NO ante la falta de claridad de la idea, son NO ante la falta de diálogo, de aceptar que aunque la suma salga, se necesita algo más para estar políticamente en posesión de la verdad. Sin duda el NO del PP es táctico, como no se podía esperar otra cosa ¿o acaso Belloch es tan tonto políticamente hablando, como para no sospechar que ese NO sería si o si?, pero el NO de CHA no es táctico, es simplemente inevitalbe ante la falta absoluta de relación e información de todo lo que se cuece en Zaragoza. Tras los desplantes brutales, suelen venir las desafecciones, y de aquellos han ofrecido muchos tanto el señor Alcalde como sobre todo, su (pequeñísimo) equipo de Gobierno.

Pero Belloch es inteligente y sabe jugar al ajedrez, sabe distraer y jugar con los tempos, sabe distinguir a los contrincantes y regatear en corto. Sabe que todavía tiene tiempo de arreglar su desaguisado, y espera.
Lo que no es capaz de darse cuenta, y es su gran error, es que su falta de consenso le afecta totalemnte en su liderazgo y en la visión que de él se tiene en su ciudad y lo que es peor para su persona, en Madrid. O rectifica o caerá de su pedestal por sus propios errores.

18.11.09

Dar las gracias y ser amable, claves para tener una vida feliz

Practicar ciertos hábitos como dar las gracias o ser amable con los demás puede constituir la clave para tener una vida más feliz y para relativizar las preocupaciones cotidianas, según la teoría de la Psicología Positiva que pone en práctica la profesora de la Universidad de Valladolid Begoña García Larrauri.
Esta reciente rama de la psicología mantiene que determinados comportamientos, como el humor, motivan un estilo de vida más feliz, según ha explicado Begoña García, que hoy dirige una jornada sobre esta modalidad dentro de las actividades programadas por su institución académica para celebrar la Semana de la Ciencia.

IMPORTANTE EN MÉDICOS Y PROFESORES
La antipatía y el mal humor son contagiosos, del mismo modo que la amabilidad y el buen humor. Si el interlocutor practica éstas ultimas, se convierte en una fuente de satisfacción y de energía que se refleja en los demás.
Esta teoría de la Psicología Positiva es especialmente importante en profesiones como el sanitario o el docente, ya que son sectores en los que se trabaja en contacto con otras personas y, en ocasiones, se convierten en modelos sociales a seguir.

NADA QUE VER CON LA 'RISOTERAPIA'
Para García Larrauri, este planteamiento es distinto a la risoterapia, en la que "no se profundiza, no se va más allá en la idea de la utilidad cotidiana del buen humor, y además no está avalada por una tradición científica", según la psicóloga.
El máximo representante de la Psicología Positiva es el estadounidense Martin Seligman, que tiene una vía de investigación previa que le da prestigio y credibilidad a la nueva tendencia.

CURSOS PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA
Begoña García, doctora en Psicología, ha comprobado las virtudes de esta ciencia en algunos de sus estudios centrados en la actitud de algunas personas antes, durante y después de asistir a un curso del valor del sentido del humor.
Tras cuatro meses de seguimiento a una muestra de 80 participantes, la investigación concluyó que la manera de afrontar su calidad de vida había cambiado, así como la capacidad para controlar el estrés.