Ser de izquierdas no es fácil no sencillo, no es además rentable y mucho menos tiene entre sus facultades la fidelidad a un grupo político determinado ni la inteligencia política para sembrar futuro. Dicho así puede parecer tremebundo, luego, hay que explicarlo.
La fidelidad es compleja pues todo grupo político de izquierdas que llega al poder, sea municipal, autonómico, empresarial o de Estado, tiene tendencia a gobernar pensando en todos y a hacer lo posible para que el Estado funcione. Mal empezamos. Así es complicado mantener la fidelidad a unas ideas que son de una forma cuando no gobiernan y de otra cuando si tocan poder. Entre otros motivos porque sus simpatizantes o afiliados políticos suelen ser gente ilustrada, otro problema añadido. Vamos que se dan cuenta del cambiazo y se quejan o abandonan.
