29.1.11

Me gusta Madrid y Barcelona. Debo estar loco.

Soy de esas raras aves que hablan muy bien de Madrid y de Barcelona. De ambas. Parece incompatible, o la menos eso dicen, pero cada una, desde su espacio diferente me llenan, consiguen cargarme las pilas y dejarme como nuevo. Las elijo alternativamente, tal vez por su diferencia
y así lograr lo complicado, que se complementen en mi. De una elijo la familiaridad de sus grandes calles, de la otra los secretos de sus callejas del centro que cada vez que voy me sorprenden con diferentes colores. De una sus majestuosos museos, pero de la otra su arte de calle y la particular manera de entender la pincelada suave que va dejando huella sin casi notarse.
Incluso cada día me gustan más sus gentes, se me abren más lo cual no siempre ha sido sencillo en algunas décadas pasadas. Hay altibajos pero ahora están en un buen momento. Acabo de regresar de Barcelona y vengo como nuevo, con ganas renovadas. No sé si no irme otra vez, ya veremos.

No es un blog de fotografía, aunque si es el blog de un fotógrafo

Hace más de 35 años que empecé a virar en sepia, que las manos empezaron a oler maravillosamente a fotografías viradas en sepia, en naranja, en marrones, en grises cálidos.
Ha sido todo un largo camino hasta llegar aquí, en donde he aprendido, he
enseñado, he logrado vivir de la fotografía, me he hundido con ella. Ahora ya no vivo más que de mis esqueletos ahorrados, he recogido velas e intento vivir de mis recuerdos pero sin morir por ellos. No pienso hablar de fotografía, o casi, pero si de sociedades, de posibilidades personales, de opiniones, de caminos nuevos y viejos, de visiones nuevas pues cada día nos cambia el color del cielo bajo el que sobrevivimos. Aquí estaré, aquí me encontrarás.