27.7.12

Técnicas de relajación del cuello por malas posturas

Cuando estamos estresados además de múltiples problemas de salud interna que son variados según personas, hay una tensión corporal, una rigidez en nuestro cuerpo que también afecta a nuestra salud. Cuando hablamos de relajarnos, debemos entender esta posibilidad en el sentido más amplio posible. Relajar la mente, nuestra manera de comprender lo que nos afecta y envuelve, pero también relajar el cuerpo, sus partes, para no tener tanta tensión en la zonas que más tiempos están en tensión y en una posición fija y sin moverse. Mucha veces las jaquecas se pueden aliviar con técnicas de relajación que evitan la tensión de partes de la cara o del cuello. 

Una mala postura crea tensión corporal, sobre todo si la mantenemos durante mucho tiempo sin cambiarla y alternarla con otras posturas. Debemos comprender bien en qué posturas (de espalda, brazos o piernas) debemos estar en nuestro puesto de trabajo para soportar mejor su largo tiempo. Tensión en los hombros y el cuello nos puede llevar con el tiempo a disfunciones por dolor en las cervicales. 

Cada cierto tiempo, si trabajamos delante de un ordenador debemos poner la espalda bien recta, las manos sobre las rodillas y relajados, hacer unos ejercicios muy sencillos de movimiento lento del cuello a derecha e izquierda, hasta el punto final en el que debemos forzar la postura (nunca hay que forzar el cuello). Una vez realizados 8/10 ejercicios de movimientos alternos de cuello, debemos repetirlos igual pero al llegar al final del recorrido en ambas direcciones levantando el cuelo como queriendo mirar al techo, siempre de manera lenta y sin forzar, pero moviendo de esta forma los músculos del cuello que sujetan la cabeza. Se pueden escuchar ciertos chasquidos leves al girar el cuello, siendo esto normal. Si el dolor de cuello se ha convertido en crónico hay que acudir el médico para valorarlo.

26.7.12

A río revuelto, ganancia para Cataluña

Dicen que a río revuelto, ganancia para los pescadores y eso es lo que ha debido pensar Artur Mas cuando horas después de pedir ayuda al único banco al que puede pedírsela para Cataluña, al de España, ha dicho que si tuviera Hacienda propia, esta situación no le hubiera sucedido a Cataluña.

Pretende un sistema parecido al vasco, que sea Cataluña quien recaude los impuestos y luego pague a Madrid, en orden inverso a como se hace ahora, pero como es lógico con diferencias en los números pues el orden si que debe afectar al resultado para beneficio de Cataluña. 
 
Con independencia de lo lógico o no de esta petición en estos momentos, que nos llevaría a un federalismo sobre el que ya deberíamos haber avanzado algo más en estos 35 últimos años, es cierto que como decía Puyol, parece que esto ahora “no toca” por sensibilidad.
Intentar justificar que los apuros económicos son fruto de la mala gestión que España tiene con Cataluña, es simplificar en exceso el problema. Es cierto que Cataluña aporta a España más de lo que recibe y que es según los catalanes el grave problema que lleva a Cataluña hacia su déficit propio imposible de soportar, pero este grave problema, clave en las relaciones entre Cataluña y España, es de muy complicada solución, incluso histórica, que hay que tratar en tiempos de calma y no en momentos de crisis, pues las soluciones que ahora se puedan aportar siempre serán inasumibles por una de las dos partes.
Es cierto que no parece de derecho que en España tengamos diferentes maneras de gestionar los impuestos, según territorios con más o menos historia propia sobre sus espaldas, pero el corte para decidir quien si y quien no, es muy complicado de poner. A unos territorios se les reconoce unos derechos históricos pero a otros no, según conviene en el momento actual. Siempre se olvidan de que Aragón, por poner un ejemplo, es un territorio histórico con los mismos derechos que sus vecinos, por mucho que ahora seamos menos en número y en belicosidad verbal.