29.7.12

Añoro un pueblo que me acogiera vitalmente

Estamos en el fin de semana que menos personas estamos en nuestra posición habitual, pues las vacaciones son las que se llevan los movimientos lúdicos necesarios. Pero este año no estoy notando una bajada en la visitas a mis blog como otros años para estas fechas. O tengo más visitantes que no son de España o nos estamos escapando mucho menos, que va a ser esto último. 

Asumido que ya no nos vamos de vacaciones a hoteles chulos, son los pueblos los que recuperan la vida perdida en los inviernos, lo cual además de ser un alivio para ellos es un lujo para nuestra forma de vivir. Un pueblo es la calma, el diálogo, el intercambio vital de experiencias, el volver a los ancestros a recuperar olores y sabores. Un pueblo es hoy un lujo para descansar y para replantearse prioridades. Lo malo es que enseguida vuelve el otoño y con ello la calma de los muertos, el silencio de los desesperados por el abandono y la soledad. 

Todos necesitamos tener un pueblo en nuestras vidas. Yo no lo tuve por nacimiento y lo noto. Realicé tres intentos para apegarme a uno. Pero al no haber raíces con los años se fueron quedando en intentos baldíos. Ni Gurrea de Gállego, ni Soto de San Esteban, ni Cambrils lograron por diversos motivos, todos ajenos a mi decisión, cubrir el hueco del pueblo en mi trascurrir vital. Pero al final vivo en un barrio cerrado que casi parece un pueblo mediano. Así me hago a la idea y salgo al campo cuando quiero a escuchar a las chicharras.

28.7.12

Estoy harto de que me intenten engañar con las noticias

Estoy harto de que nos engañen. Ahora salen con el cuento de que han descubierto 150.000 cartillas de la Seguridad Social de personas fallecidas. ¿Y? 

Las personas fallecidas NO deben entregar su cartilla de la Seguridad social. Si se dan de baja o no se dan es una cuestión meramente administrativa y nada tiene que ver con las trampas. 

Para que te puedan recetar una medicina con la cartilla de la Seguridad social de un fallecido, tiene que darte la receta UN MÉDICO y firmar la receta ESE MISMO MÉDICO. Para unos putos supositorios tiene que haber convivencia entre un profesional que ahora es además autoridad pública y la familia del fallecido. Algo casi imposible y que sin duda en España no hacen 150.000 familias. 

Y si lo hacen es muy sencillo de controlar. Se buscan las recetas y se mandan al juzgado a las familias y sobre todo a los médicos. Pero menos mentiras para intentar demostrar que el medicamentazo sirve para lo que no sirve.