9.3.14

Mañana de sol y de especias. Mañana para organizar sabores y olores

Mi señora que es una santa aunque no llega a ser apostólica, cuando coge bríos le da por organizar y limpiar, por ordenar hasta donde yo no estoy acostumbrado. Hoy le han tocado a las especies que abundan en mi cocina particular como agua de mayo. Pimentón dulce, pimentón picante, pimentón ahumado, polvo de cayena, pimentón de Etiopía, mezcla de pimentón con especias para mejillones, mezcla colorada para las paellas y así hasta cien. Cuesta ordenarlos, más si te llaman para que lo hagas tú, pues sabe que si lo hace ella luego todo son quejas. Varias mezclas de Ras el hanout y alguna de curry compradas vete a saber donde, hierbas de variado pelaje y semillas de complicado uso. ¿Para qué tantas? Para oler, para utilizarlas sin duda, pero sobre todo para disfrutar comprándolas. Debo llevar todavía unas gotas de esa sangre árabe que estuvo tantos años por Zaragoza. Pero además creo que es de la fuerte, de la que marca como poco el RH.

7.3.14

Linimento Sloan. Nombre asentado como marca de calidad

El nombre de un producto es la primera publicidad válida del mismo. Muchas veces tenemos solo interiorizada la calidad del mismo al escuchar su nombre, la marca. Esa ventaja, enorme, solo se consigue con muchos años de trabajar bien la marca y de ofrecer una calidad suficiente con arreglo a lo que se espera de ella. 

En nuestra memoria permanece el nombre de “Linimento Sloan” como la marca de un medicamento de nuestra niñez, no que lo tomáramos nosotros, sino que se lo ponían nuestros padres o abuelos. Era una pomada aceitosa para los dolores articulares, ciáticas, tortícolis o contusiones varias. Y decían que era el bálsamo de Fierabrás, que debía ser un tipo muy listo. Se anunciaba en la misma etiqueta como un “mata dolores” y a fe que los debía quitar pues lo seguían utilizando los adultos. Hoy lo he encontrado en una farmacia de mi barrio y no he podido contener el recuerdo, ni la mano que quería hacerle una fotografía de recuerdo. Debí entrar a preguntar si todavía se vendía.