28.12.19

¿Tierra quemada con el comercio de barrio de Zaragoza?

Paseaba ayer por una zona muy céntrica de Zaragoza, pero de estos barrios que siendo céntricos no lo son en su totalidad sino acaso por una calle muy importante o principal. Hablamos por ejemplo de algunas zonas aledañas a la Gran Vía zaragozana.

El número de locales cerrados, de tiendas que han ido desapareciendo en pocos años es brutal. Si nos paseamos por la zona de Miguel Servet nos encontramos con un paisaje muy similar. Decenas de locales cerrados y con carteles para intentar darles nueva vida, y soledad y abandono junto a la suciedad del no uso.

El comercio ofrece seguridad pasiva a las ciudades; que en la calle haya comercios supone que haya personas y que haya luz y por ello más seguridad. Pero las nuevas formas de comercios han cerrado la tradicional y además y lo que es peor, la han dotado de un futuro inseguro que casi no existe. El comercio por internet ha dado la última puntilla tras la aparición de los Grandes Centros Comerciales lúdicos.

Se defienden mejor las empresas o locales de servicios, que se multiplican hasta arañarse entre ellos los posibles clientes. Los locales comerciales caen a borbotones. 

¿Solución? 

Casi ninguna excepto modificar en España algunas leyes urbanas para permitir que los locales con ciertas características que puedan convertir en viviendas bajas, al menos para dotar de vida ciertas zonas. Y para abaratar el precio de alquileres y venta de viviendas, por crecer en oferta.

Una calle de segunda línea no puede soportar eternamente locales vacíos que se tienden a convertir en espacios molestos. La solución de convertirlos en loft o en viviendas “diferentes” es la más lógica, hasta que encontremos otra distinta, según se vaya transformado el comercio global. O definitiva si lo que hoy nos parece ya imparable, la forma de comprar cambia definitivamente.

27.12.19

¿Hay espacio en Aragón para tantos partidos políticos importantes?

Todos los partidos políticos necesitan tener un espacio ideológico y social propio claramente definido y donde trabajan con más garantía de ser aprobados cada cuatro años pero sin olvidar al resto. Definir ese espacio de acción política y social es fundamental para no morir incluso trabajando muy bien. Traducido al idioma comercial es el espacio en donde se mueven tus posibles clientes.

Pero en España y más en Aragón, con la llegada de nuevos partidos políticos, la saturación ha llevado a una situación muy compleja para todos ellos. Deseosos de aguantar su propio espacio se ven obligados a moverse hacia los dos laterales de ese espacio por si a ellos también les rasgan las vestiduras y pierden espacio que creían tener asegurado.

No hay espacio propio suficiente para todos en Aragón. O al menos es complicado que lo haya y por eso hay que inventarlo, mimarlo, trabajar “de otro forma” y entender los tiempos actuales.

Desde VOX al PP, Ciudadanos, PAR, PSOE, CHA, ZEC, IU y Podemos, estamos hablando de nueve grandes grupos que deben dividirse el acceso a la gestión de Aragón. No he querido nombrar a los más pequeños para no complicar el análisis.

Si entendemos que en realidad hay dos ideologías (liberal o conservadora y socialista o progresista) con el añadido en Aragón del apellido aragonesista o nacionalista suave (no nombro a comunistas ni a derecha extrema pues ninguno siéndolo se quiere catalogar así), vemos que los esfuerzos de todos estos partidos por lograr mantener espacio y sobre todo para actualizarlo según van cambiando los tiempos, es claramente una labor casi titánica.

Lo tienen mucho mejor los grandes y los “viejos” pues sus tentáculos de control son mucho más largos en toda la extensión de control que nos queramos imaginar. A ese poder escondido que es quien realmente manda en Aragón le interesa que sigan gestionando o gobernando los clásicos, o convertir en clásicos a los nuevos.

¿Qué puede hacer un partido político que se ha quedado con un espacio ideológico y social menor al que tenía, menor al que necesita para vivir y crear ideas?

El principal problema de una empresa herida es que no puede innovar, es muy complicado arriesgarse a cambios, pues una patada más y cae tumbado. No hay autoestima, no hay economía, no hay osadía… excepto que su situación sea tan grave que ya solo le queda cambiar todo para probar, asentándose sobre las pocas bases que conserve.

Ya no hablamos tanto de personas que dirijan como de análisis acertado, de innovación desde sus propios espacios, de trabajos diferentes, de amplios espacios de colaboración y comunicación, de aprender nuevos marcos de trabajo copiando a los vecinos (cercanos o muy lejanos) estrategias que hay que adaptar a tu propia sociedad. Y de saber transmitir que se está muy vivo y con enormes ganas de influir y de resolver.

Los ejemplos de que en cuanto se huele a muerto estás muerto son contundentes. Desde UPyD a Ciudadanos ahora. Un desliz en las desafecciones de gentes importantes y todo el castillo se hunde.

Por eso los tiempos de auditorías propias son muy necesarias si entra la desgana, las dudas y las pérdidas. Pero a su vez es fundamental configurar nuevos espacios de trabajo con nuevos modos, modificar los espacios que han llevado a los errores, cambiar los discursos y las interacciones con la sociedad, hacerse respetar en tu propio espacio, e incluso ser capaz de meter un poco de respeto añadido a los laterales a base de modificaciones que hagan ver posibles alianzas que parecían imposibles.

El gran error en el que se puede caer, lógico por otra parte, es intentar una conversión a algo totalmente nuevo, que intente asentarse en un espacio diferente al que tenía, pensando que eso es sumar en vez de restar. Los espacios ya están ocupados. No hay huecos vacíos. 

Si una empresa (política incluso) quiere acudir a un mercado de clientes (votantes) que no era un lugar habitual en sus procesos ideológicos o de acción ya sabe de antemano que esos clientes gozaban hasta ese momento de proveedores. Puede intentar convencerlos, y es correcto, pero cuidado, sin perder nunca los clientes (votantes) que ya tenía.

¿A quien se debe más un partido político:, a sus militantes que le confieren personalidad, a sus votantes que le confieren vida, a su sociedad total para la que trabajan aunque no les voten? Esta pregunta la dejo para otro día.