7.4.21

Un Día Mundial de la Salud, muy pendientes de Sanidad. La Jota de Zaragoza con sus vecinos


Este es el segundo Día Mundial de la Salud —no de la sanidad— que nos pilla en pandemia, sin poder realizar actos, conferencias, sin poder poner en valor la Salud diferenciada de la Sanidad. El año pasado hubo que suspender los actos que se habían preparado, y este año, ni se han organizado en mi ciudad. ¿Nos estaremos olvidando de la Salud aunque le estemos dedicando miedos, informaciones a través de la Sanidad?

Este día internacional se creó en 1948 para por un lado denunciar y concienciar a la sociedad de las diferencias en temas de salud que existen en el mundo y su influencia en la calidad y esperanza de vida, por otro lado en crear estrategias y programas internacionales para equilibrar la balanza entre el Norte y el Sur. 

En la Salud se trata de intentar evitar las enfermedades con procesos de prevención. En la Sanidad se trata de curar las enfermedades que ya tiene la sociedad.

¿Por qué es necesario globalizar el acceso a la Salud y si es posible también a la Sanidad os preguntareis…? pues ahora con el COVID y sus procesos irregulares de vacunación tenéis la respuesta.

Vivimos en un mundo global en el que las enfermedades, virus, insectos y animales se pueden trasladar de un continente a otro en cuestión de horas. Y por muy diversos motivos, no siempre controlados por las humanos. 

Eso implica, que cuando se produce una pandemia mundial, no basta que en los países desarrollados nos curemos, pues la enfermedad estará al otro lado de nuestras fronteras, creando cepas nuevas que nos pueden volver a infectar en cualquier momento.

También ha dejado a la luz las vergüenzas de los países desarrollados. Mientras en Israel ya está el 57% de la población totalmente vacunadas en India están el 0,79% o en Sudáfrica el 0,45%.

Por un lado tenemos en España una Sanidad Pública en crisis, sin recursos, con estructuras obsoletas y poco flexibles, falta de personal y de financiación, tras 10 años de recortes y privatizaciones.

Por otro una dependencia total de la producción extranjera, provocada por el cierre de empresas y laboratorios en España y Europa, para llevar la fabricación a países con gastos de producción más baratos y sin control. Incluso una pérdida contundente de profesionales españoles de la Sanidad por contratos mucho mejores en otros países europeos o americanos. 

¿Cuántos investigadores de la Salud y que son entrevistados en la televisión de España trabajan en universidades alejadas de nuestro país?

La realidad de la sanidad privada, alentada y apoyada económicamente por los mismos políticos que deberían velar por la Sanidad Pública, proporciona una suficiente financiación a la privada por diversos métodos mientras consiente que el personal de la pública cuadre sus bajos sueldos con la atención privada. 

Hay que velar más por la eficacia de la Atención Primaria y Especialista en la Sanidad Pública, por su nivel de atención y por bajar las tremendas listas de espera.

Y finalmente hay que reseñar la falta de personal sanitario suficiente en todos los peldaños de la Sanidad Pública, debido a unas políticas educativas universitarias que titulan a pocos profesionales que escasamente pueden cubrir las vacantes de la Sanidad Pública, sin exigirles además la dedicación exclusiva en la Sanidad Pública.

Pues eso, este Día Mundial de la Salud se creó —qué ironía— en 1948 para concienciar sobre las enfermedades mortales mundiales y potenciar hábitos saludables en las personas. Y aquí estamos en 2021, sin habernos concienciado ni aprendido nada.


Asociación de Vecinos del barrio La Jota (Zaragoza)

Pandemia (20) ¿Cómo quedarán los supermercados y el comercio tras la pandemia?

Si algo va a cambiar tras la pandemia será las formas del comercio urbano por efecto de la globalización, empujado por el tipo de consumo al que nos hemos tenido que ir acostumbrado en estos muchos meses de confinamiento en mayor o menos grado. Durante marzo y abril de 2020 no podíamos salir más que a una distancia máxima de 1 kilometro de tu hogar y solo una persona. En el inicio del otoño 2020 con la Segunda Ola se frenaron totalmente los viajes y se tuvo que consumir huyendo de aglomeraciones en la medida de lo posible.

Esto hizo que nuestras formas de consumir se transformaran en otros procesos qua ya estaban entre nosotros pero que iban penetrando poco a poco y la pandemia aceleró. La venta online por internet, tuvo el empuje que todavía no sabemos bien medir. Algunos fabricantes supieron defenderse a costa de saltarse las redes comerciales.

Millones de españoles aprendieron/aprendimos a comprar por internet, a notar la comodidad de que te traigan a tu casa lo comprado, sea lo que sea, aunque fueran productos que nunca habías visto en tu ciudad. Y a unos precios similares cuando no más bajos, con una rapidez alta y con la posibilidad de poder cambiar o devolver si aquello no te gustaba. Además de anotar que eran pocas las veces que los comerciantes fallaban con sus productos. 



Pero además descubrimos que se podía comprar un producto cárnico de Extremadura, unos zapatos de Elche o un producto electrónico de gran tamaño fabricado en Japón o en Corea. Y que además lo comprabas a los mismos productores, fueran marcas muy conocidas o no, o lo comprabas a grandes marcas de distribución de productos que te permitían elegir sin moverte de tu silla y leyendo las opiniones más o menos libres de otros consumidores.

Si en 2018 yo ya había comprobado en New York el futuro de las ventas por internet a base de utilizar centro de recogida de paquetes en cada barrio, aquí en España además de las agencias de reparto ya conocidos el propio Correos ha realizado un cambio tremendo que facilita incluso no tener que estar en casa esperando la llegada del repartidor.

Sin duda el futuro es la compra online aunque esto suponga a medio o largo plazo el cambio total del tejido comercial del pequeño comercio de barrio, que se tendrá que transformar. 

Hay que advertir que ese mismo pequeño comercio de barrio también ha salido beneficiado de la pandemia de una manera distinta, pues hemos tenido que entrar a comprar cerca de casa ante los confinamientos, hemos descubierto su servicio y su calidad, su amabilidad y lo hemos puesto en valor. 

Un barrio sin comercios es un barrio en vías de morir y sin duda de ser más inseguro. ¿Quién pues va a fallar en cuanto salgamos de la pandemia?

Sufrirán las tiendas de barrio que no estén preparadas para los cambios que se avecinan. Calidad, servicio, horarios extensos, precios competitivos. Pero también las tiendas medianas que no sepan especializarse. 

El mundo del pequeño comercio que sobreviva lo será si sabe encontrar su nicho de mercado especial, distinto, adaptado a sus clientes de zona, sin una excesiva competencia y un buen servicio. Un Supermercado mediano excepto en alimentación lo tiene muy complicado excepto que sepa mover su nicho de productos de forma que se ofrezca diferenciación.

El caso del Supermercado LIDL es tremendamente ejemplar. Productos cada vez de más calidad, muy diferentes a los que te ofrecen en otros espacios comerciales, uniendo productos más baratos que nadie con precios normales cuando su producto no tiene competencia clara. 

Todo el mundo tiene claro a qué precio está el kilo de pollo, pero no tanto el precio del queso holandés con trufa. Debes vender el pollo al precio más competitivo y ofrecer un servicio de productos únicos que sean la firma comercial de tu local. 

Si quieres comprar un bloque de foie de pato debes ir a donde sabes que está reconocido como bueno y a un precio competitivo, aunque no sea tan bajo de precio como para ser comprado todos los días. Unos productos son el gancho por el precio, y otros productos son el gancho de la especialización y calidad.

Los nuevos grandes supermercados saben que deben convertir sus espacios en lugares para asombrar además de para ir a comprar en competencia con internet. 

Hay que ofrecer productos nuevos y exclusivos que vayan rotando cada poco tiempo, ocio junto a los servicios clásicos de venta, servicios múltiples que ofrezcan al cliente algo más que la simple compra semanal. 

Quien lo sepa realizar tendrá más clientes y los tendrá retenidos durante más tiempo en sus instalaciones. Como siempre, se trata de lograr que el cliente entre por la puerta, se comporte de forma organizada según un diseño comercial, y que esté un tiempo suficiente para ver “todo” lo que se le ofrece.

El consumidor en la medida en que se encuentre en barrios que no sean los clásicos dormitorios, acudirá en mayor medida a comprar los productos de primera necesidad a su zona de influencia. Pero no así en el resto que dudará si comprarlos en grandes tiendas donde pueda “tocar” y asesorarse, o en internet donde podrá observar todos y decidir junto a las opiniones de otros consumidores. 

Amazón en sus librerías de los EEUU pone desde hace muchos años y junto a los libros que vende, notas con textos de lectores sacadas de las opiniones colgadas en la Red. Opiniones anónimas que ayudan a entender qué libro queremos comprar. Pero opiniones filtradas por el propio vendedor para impulsar la venta de unos u otros libros según al nicho de mercado que deseen potenciar.

Vamos a observar en los próximos años (puede que meses) a sectores comerciales que lo van a pasar realmente muy mal. La incógnita es la restauración pero sabemos que algunos comercios relacionados con la cultura como las librerías pueden tener que replantearse sus servicios. También algunos de alimentación básica, de servicios que se verán saturados como peluquerías, incluso el crecimiento de los Seguros Médicos familiares y privados hará que los odontólogos que vayan por libre lo tengan realmente complicado.

Los cines tras la avalancha de venta en televisores grandes y de calidad verán complicado poder continuar con las mismas funciones que antes. Los periódicos en papel y las revistas lo tendrán muy complicado para sobrevivir diariamente, incluso la publicidad en televisión ya en claro decrecimiento se estará planteando cambios hacia donde está el telespectador que sabe y puede gastar sus ahorros. 

Las Agencias de Viaje tendrán que inventarse servicios añadidos y viajes muy personales, pues no será fácil (simplemente mandar) a destinos habituales sino a lugares con valores de turismo que sean añadidos a los clásicos. Aunque a veces seamos capaces de descubrir lugares cercanos realmente interesantes, distintos y preparados para ofrecer algo novedoso.

El coche eléctrico se irá imponiendo poco a poco y es el momento del cambio de los fabricantes, pero los transportes públicos lo tendrán peor que antes, tras el declive que están teniendo en este 2020. El usuario vuelve a su coche o cambia hacia bicicletas o métodos personales de transporte que realmente funcionen y sean cómodos. 

La pobreza aumentará y eso supone un movimiento en el consumo que se notará en el tejido comercial más débil, mientras que el de mayor poder adquisitivo sabe encontrar métodos de compra que son muy plurales y globalizados.

Julio M. Puente Mateo