31.8.21

Los violentos nunca saben que son violentos


Normalmente los violentos nunca saben que son violentos. Los violentos verbales o los violentos psicológicos todavía menos. No se nos ha enseñado bien (sobre todo a los mayores de 40 años) qué es realmente la violencia y sus distintas manifestaciones y eso hace que confundamos la violencia con la dureza de trato, con la imposición, con el mandar, con el gobernar los problemas. Pueden ser todo ello violencias de distinto grado, pero no somos capaces de diferenciar en qué punto se convierte en violencia lo que muchas personas creen que es simplemente mandar, gestionar, gobernar una situación.

Todo lo que tú no quieres que te hagan a ti, es violencia.

Todo lo que se hace desde una superioridad sin razón, sin razones y/o empleando no las explicaciones sino las imposiciones y las órdenes sin motivos contundentes, es violencia. Puede ser simple o compuesta, de baja intensidad o insufrible. Pero entre humanos deberíamos utilizar los razonamientos y no las violencias.

Mandar no es nada sencillo, por eso los que somos tontos utilizamos a veces la violencia para simplificar la acción de gobernar una situación. Y en realidad no gobernamos nada que no sean los miedos y temores, es decir, las incapacidades de lograr de la otra persona algo positivo.

Los gestos, las palabras, las amenazas, los castigos, la superioridad mal practicada y sobre excitada es violencia. En el seno de la empresa, de la familia, de las relaciones, de las amistades o en la calle.

Afganistán (08) y nos fuimos los occidentales ¿Y ahora?


Esta noche occidental los EEUU han abandonado definitivamente Afganistán hasta la próxima vez. Ya están solos. Ya podemos hablar con claridad. Los afganos no quieren la presencia del mundo occidental en su territorio. Nunca la han querido y tras 40 años de guerras para nada, se ha ido reforzando esa sensación de que somos inútiles para entender sus realidades y problemas y para ser capaces de dotarlos de una vida mejor, sin tener que cambia a ser occidentales.

La mayoría de los afganos no quieren ser occidentales, simplemente quieren ser afganos y vivir en una tierra muy pobre, dura, pero suya. Esto no lo comprendemos bien por su posición estratégica y algunos detalles más que nos callamos, como son la religión, los recursos escondidos o sus vecinos. Pero la inmensa mayoría de afganos nunca han querido que Afganistán fuera un país moderno, con leyes modernas.

Así que lo que les queda a los afganos es o acostumbrarse a su propio país y sus leyes y religiones, o irse en cuanto puedan a un país occidental. Afganistán es una ratonera imposible de dominar desde dentro y estamos tardando excesivos mi9les de muertos en darnos cuenta.

¿Y ahora? Pues sin duda lo más importante de las acciones es evitar que quieran exportar sus religiones durísimas a sus vecinos, ni quieran exportar a sus terroristas a otros países de las áreas occidentales en castigo a nuestra presencia allí. Y facilitar la recogida de lo que no quieran ser afganos, pero controlando muy bien que no se cuelen bichos entre las manzanas sanas.