29.3.08

Visita a las obras de la Expo 2008

Sin duda lo que ustedes esperan son imágenes. Bien, vendrán en breve y seguro que gustarán.
Hace unos momentos he venido de visitar las obras de la Expo 2008.
No es la Expo Zaragoza 2008, es una Expo, en donde lo más importante, lo que para todos nosotros, los zaragozanos, nos va a sorprender más, es la Zaragoza que quedará, la del 2009.
Aragón tendrá su propio pabellón, pero solo su pabellón. La Expo es internacional y se ve desde todos los puntos de vista que pongamos en ella.
No habrá actuaciones puramente aragonesas (en el más amplio sentido de la palabra) excepto en su propio pabellón y con limitaciones, a expensas eso si de alguna posible sorpresa final; ni habrá en los bares como ya todos sabemos agua embotellada de Aragón, sino solo catalana, ni los guías que ahora nos la enseñan son de Aragón sino de Andalucía. Es pues una Expo de alguna forma, a espaldas de Zaragoza, pero no dando la espalda.
El recinto es más pequeño de lo que uno se puede imaginar si ha conocido otras Expos. Recogido pero muy denso, mucho más agrupado por ejemplo que el de Sevilla, y aunque ocupe mucho menos espacio tiene más volumen edificado por hectárea.
Sorprende la colección de pabellones fijos, ese ramillete de edificios que van a quedar en nuestra ciudad para el futuro. Alguno de ellos, sin duda, con complejos usos futuros, y que a más de uno de nosotros nos va a dejar con la mente en blanco cuando entremos y contemplemos su belleza y su vacío interior.
Como ya he apuntado, lo realmente sorprendente es el nuevo barrio que ya está creado en una zona de Zaragoza que va a sorprender en el futuro, porque insisto, lo importante no es la Expo en si misma, sino lo que tiene que venir detrás de ella. Será labor tremenda, dar vida a partir de septiembre a todo lo que ahora está construyéndose en Ranillas. Estaremos atentos.
Uno de los 80 visitantes preguntaba que en qué año se iba a inaugurar la Expo, porque la sensación es de imposibilidad total para que dentro de 80 días esté todo terminado. El amable guía nos decía que cada semana todo cambia en el recinto, que cada 7 días es tanto lo que se avanza, que todo es diferente. Sin duda será cierto, pero aun sabiendo que se llegará, la sensación es de tremenda distancia, de inmenso trabajo por hacer.
Un aplauso a todos los que están haciendo posible que se llegue a la fecha, porque se lo merecen de veras. Es trabajo de muchos cientos de personas que no vemos.

El nuevo periodismo

Más de una década tarde yo en aceptar la autoedición como herramienta que me robaba mi oficio de 30 años. Todavía tiemblan mis carnes cuando escucho a periodistas del corazón hablar de Photoshop como una medicina, cuando a mi me costó meses conseguir la primera versión de este programa sobre la que pivoté mi oficio.
Sin duda el periodismo tradicional está sufriendo ahora una situacion similar. No tanto porque los que publicamos páginas informativas en internet tengamos la misma calidad, incluso ni parecida, sino porque todo el oficio se empobrece, se abarata.
Pero es imposible ponerle puertas al campo.
Hoy la sociedad busca la pluralidad elegida por el consumidor, es cada uno de los individuos quien elige los medios que desea que le informen, y a ser posible gratis.
Contra esto es imposible pelear, excepto que se asuma la mayor.
Que los periódicos de papel se abran cada vez más a muchos artículos de opinión de personas de la calle y que además sean capaces de vender su papel al precio mínimo que cobra el distribuidor. Es decir 50 céntimos.
Ya lo hace Público, pero también la revista OK. La publicidad debe ser el combustible que haga sobrevivir al medio, como ya lo hace la televisión. Si se une la publicidad con el número de consumidores, debe salir un resultado positivo. Ese es el reto de los medios de comunicación en papel.
Al igual que ya se sabe que no se puede cobrar en internet (de momento) por contenidos porque lo que sobra en la red es precisamente eso, cantidad de información, y que solo es cuestión de saber buscar y seleccionar, deben los medios de papel entrar en los hogares y en el consumidor deuna manera distinta.
¿Que qué hacemos con el oficio de periodista?, sin duda darle trabajo en los muchos medios de calidad que hay, pero que no se nos olvide que bastantes pequeños diarios de provincias tiene en su nómina a muy pocos periodistas de carrera y si a muchos becarios o a escribidores de teclado y usadores del copiar y pegar. Gente joven contratada por miserias, que no han aprendido el oficio en la Universidad sino en la propia redacción.

28.3.08

Zaragoza Expo 2008

Mañana sábado, este blog junto a otros muchos de Zaragoza, está invitado a visitar las obras de la Expo de Zaragoza. Va ser una visita muy interesante, no nos cabe ninguna duda, en donde podremos fotografiar todo lo que deseemos y así poder enseñarles a ustedes cómo es el corazón en obras, del cambio de nuestra ciudad.
Vamos de ventana abierta al mundo, de visitantes de excepción ante un evento histórico para nuestra ciudad. Pero vamos también con las cámaras afiladas y el lápiz presto a tomar buena nota de todo lo que se vea, también de lo que no nos guste si así lo observamos.
Mañana además, podremos muchos colegas de afición vernos y saludarnos, muchos de los que desde esta ciudad nos dedicamos a lanzar gritos al aire, con mejor o peor fortuna y arte.
Para mi es un gozo poder entrar en las entrañas semi construidas del futuro. Para ustedes, tal vez, un momento para ver también alguna imagen todavía no enseñada. Sabemos de ante mano que hay cosas que no nos gustan, pero nuestra obligación es cotejar si podemos, preguntar si nos dejan, saber más si es posible alcahuetear.
Esperemos que al menos luzca el sol un poquito, para darnos más vida a las imágenes.

La última vez

Se han escrito muchos libros sobre la primera vez, sobre las primeras impresiones, pero en cambio muy pocos sobre la última vez.
La última vez que estuve con un amigo, este me enseñaba ilusionado su nuevo coche. La última vez que vi a Agustina me bajaba una bolsa de cardos del piso de arriba. La última vez que observé el piso vacío en donde nació mi hijo, lo hice lentamente, recorriendo las paredes ya llenas de recuerdos que se dejaban allí escritos.
No sabemos casi nunca que esa, es la última vez de las cosas, de las personas.
Recuerdo cuando me despedía de Carlos en el andén de la estación de Oviedo como si fuera ahora, y ya nunca más lo volví a ver. El tampoco lo sabía, claro, pero mucho mejor así.
La vida está llena de “mach point”, de pequeños golpes ganadores o perdedores que te marcan la vida, de golpes de casualidad, de encuentros o desencuentros casuales.
Y entre todos ellos, nunca sabes cuando es la última vez.