26.4.08

El aceite de colza, el aceite de girasol y otros miedos

Todavía está en el recuerdo de muchos españoles el drama del aceite de colza, aquellos fallecimientos y enfermos, que nadie sabía porque se debilitaban, hace ahora 27 años.
Y como un triste recordatorio nos acostamos ayer con la alerta de que el aceite de girasol está contaminado, sin saber muy bien qué partidas o qué marcas son las afectadas.
¿Qué comemos en este país, en esta sociedad?
¿Cómo es posible que la mayoría del aceite de girasol que se consume en España sea de Ucrania y se encuentre mezclado (otra vez) con aceites minerales?
Si esto ha saltado, es porque el recuerdo de aquel drama nos hace ser muy cautos, pero no somos capaces de saber con exactitud qué es lo que llevan nuestros alimentos, en un proceso de globalización en el que todo vale.
Se les llena a las empresas de sistemas de control de calidad, de gestión en la calidad total, para luego permitirles que compren subproductos en mercados en los que las certificaciones existen, pero solo de boquilla pequeña.
Las subcontrataciones traen estos lodos, pero casi todos los que deben poner freno miran hacia otro lado, o lo que es peor, miran hacia Europa como si fuera esta palabra sinónimo de perfección.
Cuando sepamos el nombre de los acietes los retirarán, pero la confianza del consumidor se resentirá y el aceite de oliva subirá de precio hasta ponerse prohibitivo. Momento en el cual a los listillos de turno se les ocurrirá la idea de importarlo de vete a saber qué país a precio de ganga, pero sin ningún control real en la producción.
Yo, hoy, bajo a comprar mucho aceite de oliva, por si acaso.

25.4.08

Yo quisiera ser poeta

Yo quisiera escribir en verso,
palabras huecas, llenas de tinta,
universo humano que crea y pinta,
lo desconocido, lo visto y por ver.

Un poderoso embiste de mi ser
que se resguarda en palabra escrita.
Mas mi mente escribe y mi pluma dicta,
El mensaje oculto e inmortal.

Y sabes muy bien, poeta,
que poeta yo no soy,
que poemas yo no escribo,
al menos a día de hoy.
Que mis rimas son buscadas,
que no expresan lo que soy,
que no me atrevo a decirlo,
que por rechazo me voy,
me alejo en sueños, no en cuerpo,
pues quieto sigo, aquí estoy.
Ad infinitud, por siempre,
eternamente te doy,
y tu rechazas tangente
expresión nacida en mi mente,
que quiere verte y creer.

Quizás si fuera poeta,
me haría mejor entender.
Mas aunque todos me entendiesen,
te seguiría sin conocer.

Yo quisiera ser poeta,
sentido al verso, palabra en tinta,
crear el universo que al mundo pinta,
ser desconocido, y ver.

¿Y tu me diste la vida?
Responde, maldito, habla de una vez!

Vuelve el fantasma del paro a España sin haber resuelto la precariedad ni la mala calidad del empleo

Los 2.174.200 parados que en la actualidad hay en España no son todavía un dato preocupante, pero inicia un camino de crecimiento negativo en el trabajo, sin haber resuelto parte de los problemas que convierten a España en un país con un nivel laboral muy inestable, con muy poca calidad en el empleo y con un ciclos muy marcados en su estacionalidad.
Dependemos en exceso del turismo (y menos mal, porque sin este servicio nuestras cuentas serían tremendas) y del sector servicios y construcción (España es casi única en este último sector), sin tener un valor añadido en sectores como la agricultura o la ganadería aunque mejoran, y una debilidad manifiesta en la industria.
Depender de sectores como el turismo o la construcción nos convierte en muy débiles ante el miedo, ante la crisis por desconfianza.
Los jóvenes no están ocupando empleos con arreglo a su formación; una gran parte del centro y sur de España necesita una reconversión total en su medio económico, para que tantos habitantes y tanto territorio se actualicen abandonando la productividad tan baja en el sector agrario; estamos abandonando a toda la población mayor de 50 años sin formarlos de nuevo; la formación profesional y empresarial es baja; los sueldos son bajos a la vez que la competitividad de nuestras empresas es baja.
Se demuestra que pagar sueldos bajos no es sinónimo de competitividad ni mucho menos de productividad, sino más bien al contrario si analizamos datos de países cercanos al nuestro con sueldos bastante más altos.
Si el recurso económico de las personas no es bien utilizado, está desmotivado y sin perspectivas de futuro, así estará nuestro sistema económico. Es un problemas de confianza, de mal funcionamiento de los recursos humanos. Incluso se diría que a la sociedad no le importa demasiado que la situación del país sea mala, porque la de las personas ya lleva un tiempo siendo mala.
¿Cómo podemos convencer a un joven sin futuro de que crea en su país y en su economía si a él no le dan contra prestaciones para su futuro? ¿es posible motivarlo si no cree en el sistema sobre el que va a tener que participar?
Si el futuro es estar pendiente del paro y de la crisis sin haber salido todavía del bache anterior, estamos condenados a una muerte como sociedad.O lo que es peor, a una enfermedad constante.

Los trabajadores mayores de 50 años y la pobreza

En estos momentos TVE (y como ellas varias grandes empresas más en España) están en un proceso de prejubilaciones anticipadas (ERE) que si aprueban los trabajadores en referéndum, llevará a su casa a 4.150 trabajadores mayores de 52 años. No es entendible que este mismo sistema de adaptación terrible de las plantillas no sea posible en todo tipo de empresas. Y me explico.
Lo malo es que se prescinda de trabajadores a esa edad.
Pero lo peor para los trabajadores es que muchas empresas pequeñas y medianas en crisis, al no poder hacer uso de ese sistema, directamente utilizan el sistema del despido o del mobing.
Según la Constitución todos los españoles somos iguales ante la Ley. Pero en este sistema de limpieza laboral neoliberal, los perjudicados son los trabajadores que tienen la mala suerte de trabajar en una empresa sin nombre. Porque encima lo grave no es que esos trabajadores terminen en el apro y sin posibilidades de encontrar trabajo, lo realmente vergonzoso es que estas personas dispongan para su jubilación de unos varemos de cotización que tienen en cuenta estos últimos años, lo que les convierte además en jubilados pobres para el futuro.
No es recomendable que las personas de 52 años se vayan al paro o a la jubilación, pero mucho menos lo es, que se vayan a la pobreza.