12.11.08

Los derechos laborales en tiempos de crisis económica

Ahora que vienen fríos los vientos de la economía, ahora que las empresas amenazan con cerrar y de entrada despiden, nos piden a los trabajadores que admitamos como buenas las soluciones que hacen perder derechos, que nos llevan a sistemas de contratación de hace 50 años, y además nos amenazan de que es esto o el caos.
Ni puta idea.
En los años de reparto de beneficios, nadie se ha acordado de mejorar el mercado de trabajo. Digo nadie porque también incluyo aquí a los sindicatos.
No nos hemos dotado de unas normas laborales que pudieran prever esta crisis u otras, no hemos conseguido que el nivel de renta de los trabajadores sea aumentado al mismo nivel que el IPC, má con la entrada del euro que dividió por 1,66 toda la economía.
Ségolène Royal en Francia presenta una idea lógica.
“Hay que dotar al Estado de un carácter previsor, de mecanismos de seguro ante las crisis a costa de prepararse para ello cuando la economía está potente”.
Si, claro, es socialista.
Las empresas en este país están despidiendo sin control, no les preocupa para nada ni la indemnización ni el daño brutal en la economía que esto produce. Les da igual con tal de desmantelar lo que les ha producido beneficios durante años, porque saben que cuando vengan maduras pueden volver a montar con esos beneficios y ayudas que saben conseguir otras empresas.
Ahora a ellos les toca tomar los lunes al sol, pero dentro del yate.
A los demás nos toca la niebla y la fila del paro, la jubilación anticipada o incluso el hambre. Y encima nos piden que lo comprendamos.

Los empresarios y la política. Falta coordinación.

En mis años caminando junto a la política he encontrado muy pocos empresarios emplicaods en labores políticas importantes. Este déficit lo pagamos la sociedad, y tiene muy mala solución.
La actividad política está muy mal vista en la sociedad, la asemejamos con labores depredadoras y así los empresarios válidos huyen de un trabajo que les representa menos valores y alegrías que su trabajo habitual.
Sin empresarios en labores políticas es imposible detectar cuando otros empresarios "jetas" intentan colar goles solicitando además aplausos.
El caso del titular es sinónimo de no entender el político correspondiente nada de nada. No se puede pensar siquiera que una labor es correcta cuando el fin de la misma es la reducción del tamaño de la empresa más si es a costa de trabajadores.
El político está para velar por el bien común, más cuando tiene a su cargo empresa públicas o ayudas públicas que sirve para dar vida a empresas privadas. Y para velar por el bien público, debe conocer cuales son los mecanismos de trampas y asimilados que se pueden hacer en el ejercicio normal de la actividad empresarial.
No es necesario que algo sea ilegal para que no sea ético.

Roldán o Muñoz en la televisión

Resulta bastardo el uso que alguna televisión está haciendo de la libertad de expresión, de la información manipulada no tanto a la hora de cocinar las respuestas como en la de hacer las preguntas o en la de elegir los personajillos según el momento.
Efectivamente a todos nos interesaría saber la verdad auténtica del "Caso Roldán" pero deseamos saber la verdad, no "su" verdad, la de un trilero que escapó por la puerta falsa.
Todos deseamos saber donde están los dineros de un chorizo y de otro mangante, sean estos quienes sean los que resulten condenados, pero deseamos saber la verdad no las mentiras manipuladas por sus propias lenguas.
Conseguir por dinero que un preso diga barbaridades es bastardo, va en contra de la libertad de expresión pública, en contra de la información.
¿Qué se espera que diga alguien a quien se detuvo empleando para ello a la policía de medio mundo y que fue engañado por los servicios secretos?
¿Qué verdad puede decir alguien, que hizo de la mentira un negocio?
Lo duro será ver las audiencias al día siguiente y saber que han sido muy altas.

11.11.08

La mesa del Ayuntamiento, las sillas y otras barbaridades

Que nos gastemos en esta ciudad 180.000 euros en una mesa, una simple mesa de diseño (faltaría más que encima no fuera de diseño) me parece tan complejo de entender que no encuetro adjetivo que no sea insultante para describirlo.
No, no es posible ser creible ante la sociedad cuando se comenten estas barbaridades, es imposible, es totalmente imposible.
La sociedad zaragozana no va a perdonar estas barbaridades, otra cosa es que la castigue, pues acostumbrados a ver cómo reacciona, lo normal será que invadan el campo de la abstención, sin permitir la regeneración política.
Cuando a nadie con cargo político de mando le saltan las alarmas ante tamaño gasto, es de preocupar.
Cuando estos mismos mandos son los que niegan la aperturas de escuelas infantiles, Centros Culturales o reformas para que las personas con discapacidad puedan usar el único Centro Cívico de un barrio, el tema se convierte en bastardo. Casi es mejor no pensar ni escribir sobre ello, para no sufrir.
No se trata ahora de intentar devolver la mesa, porque es imposible, se trata de dimitir, simplemente dimitir. No se puede seguir tomando decisiones si se comenten estos errores que salen a la luz.