23.2.11

Entre el iPad2 y Gran Hermano, me quedo con el MacBook Pro

Esta semana que viene Apple nos presentará los nuevos MacBook y el iPad2, para que vayamos haciendo boca y ahorrando, ahora que los Reyes Magos ya son parte del olvido. El caso es gastar, mecachis. Se está poniendo muy caro tener que ir engañando a la parienta cada poco tiempo para convencerla de que Apple es el presente. Pero es lo que tiene pertenecer a una secta, no hay medias tintas y lo malo es que ellos lo saben bien. 

Los de Telecinco no saben como sacarle jugo a los exconcursantes de sus programas de realidad engañada. Ahora quieren hacer unas mezclar raras pero sobre todo baratas, para llenar sus minutos de horror. Que digo yo ¿no serán capaces algún día de ofrecer algo de formación, cultura, entretenimiento serio y no tripas y corazones guisados con sexo?

Es como una noticia del futuro y otra del pasado pero surgidas ambas en la misma semana. Hay varios mundos funcionando a la vez, y eso es lo bueno pues podemos elegir e incluso mezclarlos. Por ejemplo escribir de Gran Hermano en el iPad2, que igual queda hasta chulo ¿no? No sé, yo creo que me vencerá la sensación de tener un ordenador portátil de verdad, aunque los juegos del iPad2 son la leche, lo digo yo que utilizo un iPod pequeñito. ¿Qué resultará más fácil de engañar a mi santa, un iPad o un MacBook Pro?

17.2.11

Opciones para montar una microempresa

A la hora de crear un negocio (aunque sea muy pequeño), partimos normalmente de tres posiciones bien distintas que cada una de ellas requiere su reflexión diferente.

@ Una puede ser que partimos de una situación personal con problemas en el empleo. Hemos sido despedidos, tenemos algunos ahorros o una indemnización por despido y pensamos que como somos especialistas en algo, podemos emprender un negocio propio.

Otra suele ser que en una situación personal normal, tenemos una buena idea empresarial y creemos que debemos llevarla a la práctica, aportando nuestra experiencia o formación y algunos ahorros que tenemos.

La tercera puede ser que hemos recibido un negocio que ya funciona por una herencia o donación y nos planteamos que hay que seguir con el mismo. O que incluso nos plantean desde fuera entrar en una idea que se quiere convertir en negocio.

La opción primera tiene el gran problema de que si partimos de una “necesidad” es complicado acertar bien con las decisiones. La ansiedad en los negocios no es buena medicina. Hay que separar pues nuestra necesidad urgente —más o menos— de nuestras posibilidades. Hay que tomar decisiones, tener iniciativa, pero no es bueno que tengamos encima una espada en el tiempo, en el tamaño de la inversión, en la necesidad de tener ingresos rápidos. 

Tenemos que asumir y conocer, que si simplemente queremos auto ocuparnos nuestro índice de fracaso es mayor que si queremos crear una microempresa. Por mucho que nos parezca lo mismo, las decisiones y la manera de pensar ante una actividad nueva es bien distinta si dentro de nosotros deseamos como meta crear un empleo para nosotros o crear una empresa con un futuro abierto. 

Un autoempleo en una actividad que si además ya viene de crisis personales anteriores, suele tener una vida estimada de unos dos años.

En la segunda posibilidad, que parece la más correcta, hay que pensar que tendremos que dedicar al nuevo negocio un tiempo que debemos “robar” de alguna otra actividad. 

Si somos sinceros con nosotros mismos y capaces de encontrar esos tiempos, pues maravilloso. Hay que hacer un plan de empresa, contar con asesoramiento exterior para detectar problemas que nosotros no veremos con tanta facilidad, y poner por escrito estas primeras ideas para que poco a poco se vaya madurando la idea emprendedora. 

Es fundamental tener muy claro qué queremos, con qué contamos, cómo serán los paso a seguir. Reflexionar y valorar con calma las ideas, los proyectos. Hablar con la almohada y con las personas queridas que nos rodean. Y contar con asesoramiento del tamaño y medida en que se pueda.

La tercera suposición es la peor, pues muchas veces no se tiene formación para llevar un negocio que nos cae del cielo o nos viene de fuera. Si es una empresa familiar en la que ya hemos estado implicados pues muy bien, pero si es una iniciativa que nos viene “de rebote” tendremos que confiar en alguien de dentro, y elegir muy bien a esta persona que nos asesorará y formará.

¿Por donde empezamos a la hora de montar una empresa?.

Por recabar información y apuntarla. Toda. No sabemos cuando nos vendrá bien repasarla. Tenemos que conocer lo imprescindible —y bastante más a ser posible— del sector sobre el que vamos a incidir, lo más posible sobre el sector y la ubicación geográfica sobre la que vamos a comercializar el producto del negocio. 

Cómo es la competencia que vamos a tener, cuales las leyes de mercado (escritas o no escritas) que inciden sobre nuestro tipo de negocio, cual es el tipo de negocio y su futuro, qué necesitamos conocer y sobre qué ampliar conocimientos.

Hay que visitar el mayor número posible de empresas o comercios parecidos al que vamos a montar. Esto es fundamental. No siempre es fácil y para ello tendremos que recurrir a pequeños trucos. 

Pero tener una idea clara de cómo están montados otros negocios iguales y a ser posible en otras ciudades distintas a la tuya, es fundamental visitarlas para aprender qué debes hacer y cómo. 

Veremos su tamaño, su decoración, sus inversiones y máquinas, el tipo de empleados, la forma de comercializar, el tipo de atención al cliente, las tarifas, la gestión, los horarios, su publicidad, etc. Todo lo apuntaremos para con calma estudiarlo.

Y por último para hoy, calma. 

Por eso es complicado montar una empresa desde el desempleo acuciante. Calma quiere decir reflexión, análisis, consultas, maduración, tranquilidad.

16.2.11

Soledad Puértolas lo dice claro y alto; los clásicos en la escuela, con mucho cuidado

La escritora aragonesa Soledad Puértolas ha defendido este martes la poesía como manera de acercar a los jóvenes hacia la literatura, frente a libros que se siguen recomendando en algunos colegios como lecturas obligadas, como 'El Quijote', 'La Celestina' o 'Lazarillo de Tormes', que ha considerado «espantosos» para tal fin. «Se hace mucho daño a nuestro futuro y a nuestra manera de acercarnos a la literatura con texto que son tan poquísimo adecuados», ha insistido.

Solédad Puértolas, que este miércoles ha inaugurado la 11 edición del ciclo 'Escriptors en la Biblioteca Valenciana', se ha pronunciado en estos términos en un encuentro con 200 estudiantes procedentes de centros de Enseñanza Secundaria de Canals, Paiporta y Valencia, en el que ha respondido a sus preguntas acerca de sus motivaciones literarias.

La autora ha confesado que cuando era joven, lo que más leía era poesía, mientras que los clásicos como 'El Quijote' o 'Lazarillo de Tormes' que le que le imponían en la escuela le resultaban «espantosos» y le «deprimían terriblemente», unas palabras que han arrancado el aplauso de los adolescentes del auditorio.

En su opinión, «tenemos una literatura muy valiosa pero hay que buscar el momento adecuado para leerla». De hecho, ahora se siente «muy unida» a Miguel de Cervantes y ve al autor del Quijote como su «gran autor». «Hay un largo camino hasta que descubres a tus compañeros de viaje, pero en su momento», ha remarcado.

Soledad Puértolas ha criticado el «complejo sistema de mercado», donde «se tiene a vender un lectura rápida, de entretenimiento y de NO mucha calidad. El mercado empuja más a este tipo de libro que al que amplíe el saber de la humanidad».

El perfil del emprendedor que triunfa en su negocio

El perfil del emprendedor que triunfa es muy variado, tanto como personalidades hay. Sin duda el activo, emprendedor en su vida, extrovertido, tenaz, buena negociadora en la vida, con capacidad para sumir fracasos y entenderlos, con un buen fondo formativo, es más posible que triunfe. Pero en la vida
hay empresarios de todo tipo de personalidad, gentes que han montado su negocio —no que lo han heredado— y que triunfan. Y el mundo de los fracasos está lleno de grandes vendedores de humo.
es fundamental tener —y querer disponer—, de un tiempo suficiente para esta nueva actividad. El emprendedor es el alma del negocio, de la idea, de la empresa. Si él no está el tiempo suficiente, las posibilidades de éxito bajarán bastante.
Y disponer de un fondo económico suficiente o una capacidad de endeudamiento acorde con lo que se necesita. Sin capital o posibilidades de tenerlo es casi imposible realizar una empresa. Per el tamaño de esta es muy variable y por eso la cantidad de capital también.
Sin dinero se puede triunfar; sin disponibilidad es mucho más complicado.
Con dinero se puede fracasar; con disponibilidad total también.

Tener una buena idea no es tener —únicamente— una idea genial y maravillosa, un mirlo blanco de actividad que nadie conoce. No. Depende del lugar, del momento, del giro que se le de a una idea ya conocida, de tus propias capacidades para imprimirle carácter, de tu gestión para recoger clientes insatisfechos de las gestiones ajenas. Vender carbón puede parecer una idea obsoleta y caduca. En cambio hay gentes que venden un excelente carbón para parrillas y viven muy bien con sus clientes de hostelería. Vender ordenadores puede parecer moderno, pero en pocos meses han cerrado cientos de empresas informáticas por la competencia feroz. Así que la idea que produce éxito empresarial depende del cómo, del donde, del quien, del cuando.