10.3.11

La muerte no es lo contrario a la vida. Es su acompañante

Todos vamos caminando hacia la muerte, es inevitable, y aunque muchas veces sucede sin preguntar ni darte cuenta, es inevitable que nos venza. Mientras tanto tenemos el camino de la vida para edificar, gastar o gozar, entregar o malgastar. Pero que quede claro, cuando te mueres, no te das cuenta de que te mueres, lo caul todavía no sé si es bueno o malo.
Hoy he visto otra vez la muerte de cerca, a un familiar lleno de muerte en vez de vida, que hace un par de meses gozaba leyendo todos los días su periódico revisando las esquelas por si terminaban escritos los nombres de algunos amigos. Entendía de política, de famosos del corazón, de concursos de revistas, de café todos los días para levantar el ánimo, de comidas suculentas, de visitas de amigos, de teléfonos con los que se relacionaba.
Hoy le queda la nada. No sabe lo que ha comido, quien soy yo, si está lleno de heces, si es de día o de noche, si le hemos ido a visitar. Hoy me preguntaba si esto era el final en un momento de lucidez. Me he sonreído. Bueno miento. Le he sonreído y me he corrompido por dentro. Si, es el final pero lo jodido es que nadie sabe cuanto tiempo dura el final. Son 88 años, son muchos, pero para ella son pocos; para mi también.
No sé lo que quiero. Es un duda tremenda que creo, tenemos la mayoría aunque nos las callemos, las mantengamos escondidas en nuestro interior. Yo todavía no lo sé.

9.3.11

No tenemos espinas en el pene por pura casualidad

Hemos perdido las espinas en el pene al perder la última “cola” del ADN que nos indicaba que los penes de verdad, los que tienen los chimpancés y similares, deben tener espinas, que digo yo, ¿para qué queremos tener espinas en el pene?
Una deleción elimina una secuencia reguladora neural cerca de un gen supresor tumoral, una pérdida que correlaciona con la expansión de regiones cerebrales específicas en los humanos. Otra deleción elimina una secuencia reguladora cercana del gen receptor andrógeno humano, un cambio molecular vinculado a la pérdida anatómica humana de bigotes sensoriales y espinas del pene queratinizadas.
Vamos, que no tenemos espinas en el pene por puñeteras teorías raras de narices. Una pregunta me hago ¿daríamos más gustirrinín a las señoras féminas en caso de tener espinas en el pene? No lo tengo nada claro pues una espina siempre es una espina y a veces pincha.
¿Y si se quedara la espina clavada en sántame usted qué sitio? ¿se podría sacar con miga de pan? ¿y con un golpecito en el culo o en la espalda?
No tenemos espinas en el pene y eso creo, es bueno para todos. Al masturbarse uno mismo, se podría pinchar en la mano ¿no?

Voy a hablar mal del iPad; de sus faltas y alternativas de compra

Voy a hablar mal del iPad, yo que llevo 20 años soñando con los Apple, así que no me lo tengáis en cuenta pues soy un mal ejemplo para hablar de Apple.
Los tablet son un gran invento que revolucionó claramente hace un año el concepto de ordenador pequeño para todo. Y cuando hace un año nació el iPad se dio un gran paso para modificar hábitos consumistas y tecnológicos.
Pero ha pasado un inmenso año, tremendo espacio de tiempo para que todos se posiciones y no se dejen comer el terreno como sucedió con el iPod. Y ahora, que nos presentan el iPad que llaman versión dos, surgen con fuerza y razón las carencias que no tienen sentido en una revisión importante.
Al iPad le falta una conexión USB o similar para meter pero sobre todo para sacar archivos y documentos y le falta una capacidad mayor pues 16 Gb no son de recibo en estos tiempo. Podemos sacarle pegas al sistema operativo del iPad aunque hay que reconocer que tiene sus grandes ventajas entre sus competidores, no tanto comparado con el OS X, pero eso se lo perdonamos.
El iPad es un gran maquinón para jugar, pero no tanto para trabajar; funciona muy bien para internet y Email pero su gran problema es que no se pueden guardar páginas y documentos, con la facilidad de un ordenador de trabajo. Algo ilógico sobre todo para un precio entre normal y alto.
No creo que sea el momento idóneo para comprarse un iPad, todavía, excepto que te guste jugar un riñón o te sobre una pasta guapa. Ojo que desde Apple se ofrecen por poco dinero más, alternativas maravillosas como el MacBook Air. La gran competencia del iPad puede que no sean otros tablet sino sus propios hermanos mayores —al menos entre los fanáticos como este pobre servidor—, de una marca de gran calidad.

No sabemos viajar para conocer a personas; preferimos conocer calles y ladrillos

Escuchaba a un conquistador de la libertad que le gustaba rascar en la tierra buscando sonidos, sabores, convivencias, experiencias nuevas, personas con las que charlas. Que la vida está dentro de las personas y no en los monumentos, está en las calles o dentro de los locales pero siempre rodeando a las personas, saliendo de ellas para entregarse a los que quieren recoger sus vivencias y compararlas para aprender.
Compartir es muy sencillo y lo hacemos muy poco, pero compartir de veras lo fundamental; los conocimientos, las pequeñas sabidurías de la convivencia, los abrazos, los textos de la vida, la capacidad de escuchar y mirar, de sonreír incluso ante las diversidades superables.
Nada puede resultar más gratificante que encontrar a alguien que te comprenda, que te ayude, al que además puedas animar y compartir convivencia. Viajamos por las ciudades, por los países, pero no viajamos por las personas, por las ideas, por las acciones sencillas de la convivencia. No viajamos para conocer a personas pero si para conocer calles y plazas.
En cada calle hay diferentes personas cada minuto. En cambio los asfaltos persisten endemoniadamente a que vuelvas a pasar por encima de ellos. Se puede viajar sin moverte de tu ciudad si te dedicas a conocer a personas.