11.4.11

Viene la derecha en España, pero la culpa la tiene la izquierda

Se nos viene la derecha encima, está en el pasillo de la entrada esperando a que el cura nos diga que ya está muerto el socialismo de esta década. No hace nada que no sea disimular, estar “amulagada” y esperando, disimulando para no asustar mucho.

No sería exagerado pedir que nuestra derecha, algún momento, en algún instante que durara algo más de un año, fuera moderna. Sabe ser moderna para disimular cuando quiere, que no siempre; pero poco más.
Viene la derecha y eso joroba. Sobre todo por lo que representa para la izquierda. La aceptación de que no han sabido hacer las cosas bien. No se han granjeado las simpatías de los mercados, de su sociedad, de las soluciones, de los poderes fácticos. No, lo sé, es imposible conseguir las simpatías de los murciélagos escondidos en las iglesias, de los ricos por el pelotazo, de los amuermados que se creen capaces de mover sus fichas a su gusto sin que nadie les digo cuando ni como. Pero la verdad es que la gente normal, la progre, la no engañada por los sermones de los recalcitrantes falangistas sin camisa, no apoyan a un PSOE que no ha sabido aguantar el tirón y menos todavía explicar a sus gentes lo hecho y lo destruido.

Siempre apuntamos a la izquierda como la que nunca sabe explicar. Y es curioso pues la mayoría de los maestros de escuela son de izquierda. Al menos los que conozco yo. Pero no saben explicar, no han aprendido. No hemos aprendido. Hay que hacer más pedagogía política, explicar bien y claro, empatía social para compartir dudas y problemas, soluciones y explicaciones repartidas.

Ahora estaremos muchos años en el dique seco, aguantando malas caras y peores decisiones para los que menos tenemos. Tendremos que callarnos unos cuantos años pues pintan bastos y toca silencio. Bueno no, toca quejarse más y más, aunque no sirva para nada. Al menos nos desahogaremos.

9.4.11

Cuentos negros, recopilación de relatos de Vázquez Montalbán

Galaxia Gutenberg recuperó en el año 2011 una colección de relatos de Manuel Vázquez Montalbán a través de Círculo de Lectores, pero que también se puede comprar en librerías (al menos en Fnac); relatos digo, que divide en dos tomos distintos.

Cuentos negros y Cuentos blancos.

En el primero, entrega una novela corta “La muchacha que pudo se Emmanuelle” más cinco relatos negros y dos ensayos cortos sobre la escritura negra. 

Toda esta recopilación son trabajos literarios que produjo Manuel Vázquez Montalbán entre los años 1988 y 2000 para diferentes medios de comunicación y ahora recopilados y servidos para deleite de los que reconocemos a este autor como un gran escritor de novela, incluso siendo novela negra, que nos parece y no sé bien por qué, un género menor.

Es muy interesante poder disponer de recopilaciones de autores que van dejando sus escritos, tal vez menores, por distintas fuentes, pero que tienden a perderse, a ser trabajos muy desconocidos.

No hablo aquí del libro Cuentos blancos, al no haberlo comprado todavía, aunque me consta que en este libro son todo relatos cortos, creo que en número de quince y de temática diferente a la acostumbrada en Vázquez Montalbán.

8.4.11

Algo hay que hacer en la educación de España, para que tenga más calidad

Tras las ideas de Madrid, para separar a los alumnos mejores de los malos, se esconde una idea largamente intentada por los sistemas educativos elitistas. Pero sin saber plantearla, sí que tiene algunos puntos correctos que al menos deben hacernos reflexionar. Y lo digo tras más de 25 años dentro del mundo educativo desde Consejos Escolares (antes Consejos de Dirección), como padre o como representante municipal.
El número de alumnos por aula, considerados por encima de la media son pocos, no llegan nunca al 10%; mientras que los alumnos malos casi llegan al 20%. El 70% restante son los alumnos considerados normales.
En realidad lo que se intenta sin saber resolver el problema, es que los alumnos malos no afecten a los alumnos buenos frenando la clase y sus avances en materias. Es cierto que en una clase se dedica más tiempo a los alumnos malos que a los buenos, y con mucho peores resultados pues suelen ser alumnos

7.4.11

Cuidados a la hora de crear personajes ficticios dentro de historias reales

Mezclar datos reales con ficticios a la hora de escribir novela es complicado para no caer en problemas de identidad entre los personajes y las personas; entre los cargos y las carguitos inventados.
Estoy escribiendo una novela con datos históricos mezclados con otros falsos, lo que la convierten en una pequeña bomba que tendré que avisar, pues ni todo es mentira ni todo verdad. Se basa en mi ciudad, con datos reales de calles, iglesias e incluso cargos de aquel entonces, pero con sucesos inventados que convierten en ,malos a los que posiblemente fueran buenos. Y aun que los nombres son falsos, podría encontrarme con algunos problemas legales si se publicara tal cual. A la hora de crear ficción hay que tener cuidado con las acusaciones ficticias, pues se pueden confundir con presuntos ensayos y tener que dar excesivas explicaciones, que no se merece la obra.
Hay que estar documentado, incluso muy documentado, pero a la hora de mentir hay que dejarlo muy claro, incluso hasta lo contrario de lo real, para no crear confusiones entre los presuntos o posibles afectado.
Si relatamos que el Gobernador Civil de una provincia en 1963, cometió un adulterio con una presa jovencita, hay que estar muy seguro de retratarlo completamente distinto a su real fisionomía, o incluso añadirle algunos detalles imposibles. Si era alto debemos reflejarlo rechoncho y bajito, elegante si era un desustanciado, con fama de jugador empedernido si era religioso de misa diaria (aunque aquí, igual no es incompatible) y sexualmente activo si era…, mejor cuida mucho los detalles del retrato, para que no se confundan, anda. Ten cuidado.