21.11.11

La izquierda española tras el 20N debe estar preocupada en encontrar su futuro

Tras este 20N hay que analizar los resultados desde la óptica de la izquierda española. Y han sido unos malos resultados para todas las formaciones progresistas, sin duda. No valen medias verdades ni mentiras disfrazadas.

Tras la pérdida de 4.300.000 votos por parte del PSOE, la formación IU incluso agrupándose a diversos pequeños partidos en diferentes zonas, ha aumentado en 700.000 votos (un 73,2%).

Si tenemos en cuenta que UPyD ha aumentado en 835.000 votos (un 372,5%), vemos que el aumento de IU no ha sido para estar contentos, de puertas adentro.

España no ha creído en las soluciones para la crisis que le puede plantear la izquierda y debemos empezar a retirar de nuestro vocabulario que no sabemos explicar ni nuestro trabajo ni nuestros proyectos, pues huele a antiguo y de ser cierto, lo que deberíamos haber hecho es aprender.

Que 3.500.000 españoles hayan decidido dejar de apoyar a la izquierda española sin saber encontrar recambios ideológicos es duro para las formaciones progresistas. Y debería obligarlas a sentarse muy en serio sobre el papel social que estamos realizando, el cómo y el con qué, nuestra disgregación y nuestras peleas, nuestra escasa empatía con los problemas reales de la sociedad, los cambios que debemos afrontar si queremos en el medio plazo ser otra vez referente.

A las personas, hoy, le da igual que un semáforo funcione o no, que una calle tenga más o menos señales de tráfico, que un parque esté más o menos limpio. Aprendamos a olvidarnos en perder nuestras energías en pequeñas tonterías —con perdón— que en plena crisis no son importantes. La sociedad quiere respuestas ante la crisis, soluciones ante el desempleo, declaraciones claras contra los gastos inútiles, llamamientos a la participación social y no al simple ejercicio del voto, soluciones al fracaso escolar o a la emancipación de los jóvenes.

Mientras desde la izquierda sigamos pensando que lo que nosotros creemos importante es lo mismo que creen importante la sociedad que espera de nosotros soluciones, y debemos analizar qué es lo que las personas necesitan en cada momento de nuestra gestión.

No es lo mismo ser un partido político a ser una fundación política. El primero está obligado a resolver los problemas de la sociedad. El segundo a plantear bases ideológicas y a incidir sobe la filosofía política. El primero debe investigar qué quiere la sociedad, el segundo debe plantear alternativas de futuro.

20.11.11

Estamos cansados de no hacer nada. Estamos quemados

Las personas acuden cansadas a votar, con pocos deseos de participar del cambio, con la dejadez más bien del "ya basta" sin calibrar bien si su elección es la que se necesita, tal vez por saber que ninguna es milagrosa e incluso ni buena.

Hemos logrado destronar el desencanto, pues para estarlo, antes, hay que estar embutido en el encanto, en la creencia, en la ilusión por algo. La ilusión por la política la perdimos hace ya un par de décadas, lo que supone que muchos de los actuales votantes no la han tenido nunca. Ahora casi toca el asco, la tristeza, la mala gana, la huida. Y eso es complicado de asumir, pues tras esto yo ya no sé, qué puede venir después que sea peor. Tal vez el suicidio social.

Mal resultado para la izquierda española; por culpa de la izquierda

En los colegios electorales visitados los apoderados del PP casi triplicaban a los del PSOE ya derrotados antes de empezar el recuento. Lo malo es la poca sal, la escasa potencia que queda tras la derrota, la necesidad de volver e edificar esperanza o ilusión en un proyecto hoy herido, tal vez por errores personales de quien no supo formar equipos serios a su alrededor.

No me gusta perder, pero menos detectar la derrota antes de tiempo, notar el olor a final anticipado. Es triste y doloroso anticiparse al hundimiento, y eso es lo que ha marcado una campaña socialista mala e insulsa, poco profesional y no dirigida a ganar sino a perder por lo menos posible, y que no han contado con el factor sorpresa ni con el golpe contundente que obligara al contrincante a destapar un poco su defensa.

Ahora es tiempo de peones, de soldados que vuelvan a edificar las trincheras, la intendencia, la sanidad mal tratada de unos socialistas que han huido antes de ver el barco hundirse. Duro camino para ser recorrido sin generales contundentes y sólidos, muy respetados dentro y fuera de sus cuarteles de invierno.

19.11.11

Mariano Rajoy recomienda que no reflexionemos

El genial Postigo editorializa hoy sobre los deseos claros de Mariano Rajoy, para que nadie reflexiones en el día de tranquilidad, de reflexión y calma. Que vayamos a votar sin reflexionar, pues ahora no toca pensar mucho. Posiblemente le daremos la razón a Mariano Rajoy, pues nos gusta lo nuevo, lo diferente. Aunque también es cierto que conociendo lo gastado, lo asumido y caduco, no es fácil dejarse llevar sin mover el pensamiento de sitio.