3.11.12

Cómo superar y entender la crisis de los 50 años

En llegando a cierta (o incierta) edad, se empieza a ver por los lugares que frecuentamos, la gente que son más jóvenes que nosotros. Son todos más jóvenes, ¿qué ha sucedido?

Durante décadas hemos vivido rodeados de personas mayores, de gentes que nos superaba en edad y lo notábamos. Éramos el futuro. Pero llega un día en que miras a tu alrededor y solo ves a jóvenes, a persona asquerosamente más jóvenes que tú.

No es que fastidie, simplemente duele si te pilla con el paso cambiado. Piensas en un primer momento que es casualidad, que bueno, sucede en este lugar y no en otro…, bueno si, en el trabajo también; y entre los vecinos, y…, mejor no pensar.
Te empiezas a dar cuenta que eres el pasado, que ya no serás nunca el futuro, que si, que todavía puedes aportar muchas cosas pero que los que te rodean también y además por más tiempo. Los ves más lozanos, más jóvenes, con otro brillo, más altos y delgados, más guapos. Observas que algún día te dejan el asiento del autobús aunque enseguida te niegas a tomar la gracia —maldita gracia— de ocupar un asiento que no te pertenece. Luego observas que no siempre es así, que en la consulta del médico todavía eres de los más jóvenes, que en los parques o mirando las obras de tu barrio son muchos los que te superan. Y si te pones a pensar lo estropeas todo.
Hay que asumir que todos crecemos para luego menguar. Que vamos tomando años como el que se toma unas cervezas, para engordar la barriga y acumular sabores. Es ley de vida y hay que asumirla con gracias y calma. Por que además no tenemos otra, hay que aceptar desde el positivismos que nos queda mucho por entregar, mucho por pelear y también por disfrutar. Así que prohibido ponerse bobos.

El arte de ser Rafael, o un anuncio de Philips




Es un anuncio de Philips, pero sobre todo es una historia, un cuento, un pequeño relato de dos minutos, hecho con gusto y que cuenta una historia simpática.

Su título "Exprésate todos los días" o "El arte de ser Rafael", pero lo de menos es el título y sí su alegre contenido, su optimista manera de enfocar un producto, una marca.

La publicidad también sirve para contar historias, sin duda para crear arte, para hacer disfrutar con pinceladas bien realizadas. Precisamente ese puede ser el futuro económico de la publicidad, hacer buenos trabajos que sujeten al espectador.

2.11.12

Pequeños consejos para cuidar más tu puesto de trabajo

Son malos tiempos para mantener el empleo y todos debemos intentar cuidar el trabajo, sobre todo si tenemos un puesto laboral dentro de una empresa sobre la que suenan campañas de guerra. Hay que mantener nuestra forma de vida, y sin perder la dignidad ni el respeto, debemos estar preparados para todo tipo de eventualidades. Por eso la formación es fundamental y hay que mimarla, sin que lo tengan que notar todos los que te rodean.

Debemos cambiar algunas formas de trabajar, para adaptarnos mejor a estos tiempos de crisis, en los que los puestos de trabajo tienen un precio muy superior al que nos creemos, dada su debilidad.

Debes mantener bien actualizado tu red de contactos profesionales y de amistad, por si acaso tu actual situación laboral viene complicada pues serán un buen lugar a donde acudir si tu actividad laboral se complican.

No seas en estos momentos laborales de crisis, excesivamente perfeccionista en sus trabajos, adáptate a lo que te pidan, a la velocidad que se necesiten para rentabilizar la producción y haz caso a lo que te indiquen los que gestionan, aunque no estés de acurdo con ello.

Trabaja más inteligentemente; no es necesario estar más horas sino que se note que te tomas más interés, que produces más y mejor, que no creas problemas nuevos.

Repasa tus últimos contactos con tus superiores en la empresa y analiza cuales fueron positivos y cueles terminaron en conflicto. Aprende a manejar estos contactos para no crear tensiones inútiles. 

Los directivos de tu empresa puede que no te gusten, pero son los que tienen el poder de decidir. No te enfrentes a ellos de manera individual por asuntos banales, no merece la pena.

Y si hay que quejarse, hazlo con educación, ofrece soluciones a tus opiniones contrarias, plantea cambios que supongan mejoras para ti pero también para la empresa. 

Y si todo falla, antes de que te despidan, si empiezas a sospechar, si escuchas rumores, buscan un nuevo trabajo. Es mucho más sencillo encontrar un trabajo si estás trabajando que si estás desempleado.

1.11.12

La desafección llega a los pequeños políticos con cargo

Hablo por teléfono con un viejo amigo tras abandonar parte de sus trabajos políticos y lo veo ilusionado con sus nuevos estudios, elegidos a cambio de sus tareas voluntarias en una organización política. Es la desafección elevada a los mandos intermedios.

Ha salido ganando con el cambio y se lo sigo por que se le nota en el tono vital, su decisión le facilita mejorar en su empleo público e incluso estar más con su familia. Es joven con sus 41 años, y gastado de sus trabajos sociales, que no descarta recuperar cuando se vacíe de la sensación de no haber servido para nada sus años políticos.

Todos tenemos derecho a dimitir, a sentirnos mal tratados cuando lo que hacemos nadie lo valora o entiende, a notar como la sociedad odia a los políticos y por ello decidir que toca abandonar de hacer y gratis lo que nadie entiende. Si todos los que rozamos la política desde puestos responsables voluntarios, dimitiéramos, podrían pasar dos cosas.
O que todo podría funcionar mejor sin nosotros.
O que todo empezara a dejar de funcionar pues nadie haría los trabajos pequeños pero impertinentes.

No sería mala idea probar a ver qué sucede ¿no?